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Opinión Editorial


Elitistas


Publicación:09-06-2022
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No podemos negar que existen políticos de aparador que no se acercan a la gente y tampoco permiten que se les acerquen

Andrés Manuel López Obrador ha declarado que no apoya a las personas elitistas, racistas y que discriminan por lugar de origen.

Un día después de las elecciones que en el país dieron excelentes resultados a Morena, nuestro presidente dijo con la sencillez que lo caracteriza: permítanme darles un consejo, les va mal porque son elitistas y también comentó que se debe a que no le tienen amor al pueblo.

Eso es muy cierto y muy obvio en algunos casos. No podemos negar que existen políticos de aparador que no se acercan a la gente y tampoco permiten que se les acerquen. Actores políticos más frágiles que una copa de cristal.

En cambio, nuestro presidente se conecta con el dolor ajeno, con la tristeza, con la alegría y con la esperanza. Un presidente que defiende al que menos tiene, al que sufre discriminación, al que es dejado de lado e incluso es insultado y humillado.

En las últimas mañaneras ha hablado en varias ocasiones del elitismo con que se maneja la oposición. 

Y quizás como una casualidad, o quizás no, también Arturo Zaldívar habló de la Justicia Elitista en este mes. El ministro presidente de la SCJN dijo que: hay una justicia elitista que privilegia a quienes tienen recursos económicos o contactos políticos.

Sin embargo, está misma justicia no llega para muchas personas inocentes que están en la cárcel y no tienen contactos o recursos suficientes para defenderse; que no contaron con intérprete y cuyo único delito es ser pobres.

Ambos tienen razón al hablar del elitismo en México, un elitismo que tenemos que combatir de forma decidida y frontal. Lo justo es que la justicia llegué para todas las personas en un tiempo razonable, aunque no tengan dinero, contactos o alguien que interceda en su favor. Lo justo es que el elitismo no deje ciegas a las instancias que deben defender a las y los más pobres, dejándolos para el final.

Para eso se necesita un cambio de conciencia, uno que comience a ver en todas las personas el mismo valor. Cuando eso suceda habran muchas menos personas con pocos recursos económicos accediendo a la justicia y menos personas adineradas recibiendo un trato preferencial. Tendremos además políticos más humanos, menos elitistas y que no discriminen. Quizás en ese momento los colores partidistas no importen porque todos serán más justos, pero por ahora la ciudadanía eligió a sus representantes más cercanos a la gente.

¿Se deberían elegir así también los ministros para erradicar la justicia elitista?

Sería interesante sin duda.



« Jessica Martínez Martínez »