Opinión Editorial
Referéndum
Publicación:19-01-2023
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Lo sucedido nos deja un aprendizaje, es posible reformar integralmente la Constitución de 1917 de forma relativamente fácil
Hace casi 4 meses la Constitución de Nuevo León sufrió una reforma casi integral (excepto un párrafo). Originalmente era una propuesta de reforma integral. Esa fue la vía para no legislar un procedimiento y no convocar a un Congreso Constituyente de personas libres. Para decirlo de forma simple, fue un atajo.
Para reformar la Constitución estatal se requieren 28 votos, lo cual es posible alcanzar con ciertos acuerdos políticos en las diversas legislaturas, pero nunca desde 1917 alguien había solicitado una reforma integral.
Lo sucedido nos deja un aprendizaje, es posible reformar integralmente la Constitución de 1917 de forma relativamente fácil. Podría ser que en la próxima gubernatura se repitiera el proceso. Lejos de aclarar si me gustó o no la reforma casi integral, lo que sí pienso es que deben establecerse mecanismos de control, algo que nos detenga o detenga a las siguientes legislaturas de volver a reformar integralmente.
La soberanía reside en el pueblo, eso lo sabemos de memoria muchas personas activistas. Lamentablemente en Nuevo León el referéndum es difícil de conseguir por el número de firmas y los temas posibles.
La soberanía requiere de tres elementos: territorio, poder político y pueblo. No creo que deban dejar de lado al pueblo cuando una reforma de tal envergadura sucede, por ello propondré al Congreso que en caso de reformas integrales la obligación de llevar a cabo un referéndum. Si le logran sacar la vuelta a la convocatoria de un Congreso Constituyente esta mal, pero dejar sin posibilidad de opinar a la población sobre el documento que protege y garantiza sus derechos no debe ser aceptable, de nuevo.
Los procesos de democracia directa deben complementar y contener incluso los excesos de la democracia representativa. Un referéndum donde la gente nos diga si quiere o no una reforma integral más a la ya reformada Constitución de 1917. Donde las personas nos digan: si eso queremos, o, no, hay otras prioridades. Donde el pueblo tenga voz.
« Jessica Martínez Martínez »