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Opinión Editorial


Tigres y política


Publicación:02-06-2023
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Hay diferencia entre pie y pata. Ojalá en este proyecto no se meta la pata. Por el bien de la afición

Solo porque ganó el equipo de futbol Tigres sobre Chivas de Guadalajara (pelea de especies zoológicas) se va a construir el estadio del equipo regiomontano o porque haciendo un dechado de poder el gobernador Samuel García, fanático de los Tigres, lo construirá o porque la empresa cementera Cemex está detrás del proyecto ya que es la dueña del equipo que se hace pasar como de la Universidad Autónoma Nuevo León.

Las preguntas sin signos de interrogación, que más bien parecen afirmaciones, se ubican en el palco de una cancha que despide un tufillo de sospechas y de negocios aviesos impregnados de situaciones no muy claras a la hora de dar la cara no a la ciudadanía sino a los posibles inversores, porque a la ciudadanía en realidad no le interesa nada de eso: solo piensa en los juegos de futbol. 

Así que no hay problema. Con la gente impregnada mentalmente de futbol no hay ningún problema: No protestan, no detienen las unidades del transporte urbano en mal estado, no se solidarizan con las madres de desaparecidos, no les importa el cambio climático y el efecto invernadero, no cuestionan los altos índice de contaminación producida por Cemex, entre otras empresas y pedreras, la Refinería de Cadereyta.

A la afición le gusta vestirse con el uniforme de los Tigres. Se miran rete bonitos, uy hasta parecen futbolistas de verdad, excepto por la panzota cervecera. Mira, toda la familia vestida de Tigres, hasta los niños chiquitos para que aprendan a amar a sus Tigres no importa que no aprendan matemáticas o español.

Y es que el futbol atrae. Y atrae la pelota. No la pasión sino la tensión lúdica. Y es un respiro en medio de un medio laboral cargado de fatigas e incertidumbre. "La potencia irracional del futbol no es una ausencia de pensamiento, sino, precisamente, un modo de pensar ese cuasi objeto sin la captura del concepto. La captura es la obra de la mano que abre un mundo. El futbol piensa con los pies. Tocar la cosa por fuera es la obra del pie, que desvía el mundo. En la época de las imágenes operativas y del automatismo industrial, el imaginario se invierte y absolutamente material, se entrega a la creencia en este desvío. El futbol es una sublevación del cuerpo que nos permite creer, todavía, en la exterioridad del mundo", señala Iván Flores en el libro Maradona: un mito plebeyo. 

Varios aspectos sobre la cancha. Los terrenos donde se construirá el estadio pertenecen, una parte a la UANL y otra a la concesión federal del ferrocarril; la empresa que lo construirá está dividida en varias filiales; el gobierno el estado no puede invertir en un equipo de futbol (aunque sea el Tigres); la empresa Cemex proveerá desde luego el cemento y tecnología. Entonces no debe cacarearse como un logro del gobierno del estado porque ni siquiera es facilitador de las negociaciones, que sin duda serán arduas y prolongadas.

Antonio Gómez: "La mano remite a un principio de higiene, siempre aseada; el pie, por su parte, se apoya en el suelo, en el barro, siempre sucio. Por eso otorgar poder a los pies es pretender una habilidad antinatural. Jugar con los pies es una invención poética, un misterio. Tal es la singularidad del futbol: a diferencia de otros deportes, se juega con el pie".

Hay diferencia entre pie y pata. Ojalá en este proyecto no se meta la pata. Por el bien de la afición.



« El Porvenir / Alberto Cantú »