banner edicion impresa

Opinión Editorial


Línea del tiempo


Publicación:23-05-2021
version androidversion iphone

++--

¿No les suena conocida alguna palabrita de esta frase? Sí, “transformación”.

Hugo Chávez asumió el poder el 2 de febrero de 1999 y juró sobre la Constitución de 1961, y tal como dijo alguna vez Fernando Elizondo Barragán “en nueve meses se gesta una vida”; el venezolano tardó sólo ese lapso en cambiar la Constitución de su país.

“Juro delante de Dios, de la Patria y de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución haré cumplir e impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos”, dijo.

¿No les suena conocida alguna palabrita de esta frase? Sí, “transformación”.

Y las cosas comenzaron a cambiar en Venezuela, el tema social se puso al frente de la agenda presidencial y ese mismo año, 1999,  llamó a la disolución del Poder Legislativo.

Una cosa llevó a la otra y para el 2007, Chávez anunció la Ley de Amnistía para beneficiar a personas acusadas de cometer delitos políticos durante el Golpe de Estado de 2002 y el Paro petrolero de 2002-2003 pues es una “demostración de que queremos la paz y que haya fuerte debate político y social pero en paz”.

En 2008 también coptó el Poder Judicial y gracias al “auge petrolero” se impulsaron grandes programas sociales de manera asistencialista.

Sé que no es necesario que le cuente lo que usted ya sabe: que Hugo Chávez le empezó a dar más y más poder al ejército, que la ejecución de obra se las dio a empresas amigas.

Por que la gente se lo iba pidiendo, Chávez se fue perpetuando en el poder hasta su muerte en 2013, pero la semilla ya había echado raíces en la persona de Nicolás Maduro que ha seguido el “legado” chavista que ha desmotivado a los inversionistas, y salieron de Venezuela

Un total de 22 años le ha costado a Chávez y a Maduro tener un país en ruinas. Usted dirá: Venezuela está muy, muy lejos. Sí.

Pero su filosofía disfrazada de 4T , en sólo dos años en México, ha recorrido el largo andar que a los venezolanos les costó más de dos décadas: hoy se han debilitado todas las fuerzas policiales para darle el poder a la Guardia Civil; es el Ejército quien construye las grandes obras del país.

Aunque no disolvió el Legislativo, tiene la mayoría para sacar los asuntos que requiera el presidente; desaparece 109 fondos y fideicomisos y centraliza el recurso desde la secretaría de Hacienda.

La presente reflexión surgió durante una junta vecinal  a la que acompañé al candidato a diputado federal, Héctor Castillo, donde explicó a los vecinos de los alcances de un diputado federal, su trabajo, competencias y retos para la próxima Legislatura.

Nos vamos pareciendo más a Venezuela de lo que creemos. “Casualmente”, al presidente –eso dice él-, ya le empiezan a pedir que se quede, es decir, que se perpetúe en el poder; y mientras, sigue buscando aliados y ha extendido extiende el periodo al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Le faltan más “socios” en el Congreso, pero por si sí o por si no, ya va diciendo que podrá hacer valer su derecho al veto.

¿De verdad es lo que usted quiere para nuestro amado México? Quizá usted y yo tengamos puntos de vista muy, muy diferentes, pero no creo equivocarme cuando digo que todos añoramos un México próspero, con salud y oportunidades para todos.

Aún estamos a tiempo de tomar una buena decisión el próximo 6 de junio.




« El Porvenir »