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Opinión Editorial


Crisis hídrica Segunda temporada


Publicación:30-01-2023
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Durante el primer trimestre del 2022, el gobierno del Estado anunció que las presas que nos abastecen se estaban quedando secas.

Durante el primer trimestre del 2022, el gobierno del Estado anunció que las presas que nos abastecen se estaban quedando secas, y llegaron los tan temidos cortes de agua para la zona metropolitana; primero, solo algunas horas.

Luego, a la inversa, eran sólo algunas horas del día en las que podíamos tener el vital líquido para hacer absolutamente todo, claro si lo queríamos hacer con agua corriente, entre lavar la ropa, la limpieza del hogar, el aseo personal. Una medida dura, pero comprensible que, creo, nos ayudó a valorar un poco, la importancia del líquido.

Más tarde, vino la promisoria noticia de que ya no habría crisis, que, con la infraestructura por realizar, nuestros males habían terminado. Para darle más realismo a este performance (sólo así se le puede decir), el mismísimo presidente de México vino a poner en marcha lo que se necesitaba, y caímos redonditos.

Es cierto, ya empezaron los trabajos de los ductos para atraer agua, y aunque a pasos milimétricos se ha ido avanzando, el verdadero problema fue y es que la lluvia nomás no llega.

Ese fue también otro performance en que nos vendieron la idea de que ahí venían las nubes, que nuestras presas estarían rebosantes, pero es una verdad a medias ya que el nivel de los embalses subió un poco, pero no era para alzar campanas al vuelo. Pero lo hicimos.

Pareciera que en este 2023, estamos listos para la segunda temporada de la crisis hídrica. Creo que vamos tarde para tomar decisiones que garanticen un verano llevadero; la Conagua ha exhortado a irle cerrando un poco a la llave de las presas y entiendo que eso nos dé miedo o genere preocupación; no obstante, es necesario.

Comprendo que a nadie le gusta ser el malo de la historia, y en este caso sería el Ejecutivo; también entiendo que estamos rumbo a un proceso electoral en 2024 donde hay mucho en juego. Y ante el riesgo latente de dejar de caerle bien a la gente, nos paralizamos y esto terminará explotándonos en la cara.

No hay campañas mediáticas suficientes para promover el cuidado y el ahorro del líquido; no se avanzó con la perforación de pozos. Tal pareciera que el 2022 nada nos enseñó y queremos repetir los yerros en este año que corre.

Decir la verdad, decir las cosas a la cara no siempre es un ejercicio popular, puede ser doloroso y causar enojo, pero la claridad institucional se agradece y se valora. Sea cual sea el estatus de las cosas, hay que hablarlo y hay que afrontarlo.

Como lo expuse en un ejercicio editorial anterior, si lo que nos toca es vivir con poca agua, pues a todos y todas nos toca cuidarla, ahorrarla y salir adelante como comunidad y como estado, mientras se terminan las obras de infraestructura y mientras el fenómeno de “La Niña”, deja de ahuyentar las nubes.

La sequía no ha terminado. Mientras nuestros gobernantes hacen lo que les toca en esta crisis hídrica, sigamos como personas comprometidas con la supervivencia del planeta, emprendiendo pequeñas acciones para cuidar el líquido recordando que “miles de personas han sobrevivido sin amor o sin riqueza, pero sin agua, ninguna”.



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