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Opinión Editorial


Tras el agua


Publicación:04-08-2022
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Una de las ciudades más pobladas en México no tiene agua y, además, sufre altas temperaturas de calor

La crisis del agua que estamos viviendo en Monterrey es la más fuerte que hemos tenido en tres décadas. Una de las ciudades más pobladas en México no tiene agua y, además, sufre altas temperaturas de calor.

El gobierno ha hecho de todo, pero nada alivia la crisis. La gente está cansada y desesperada. Entre las medidas implementadas están los cortes de agua, reductores de presión, horarios de abastecimiento, instalación de tinacos en escuelas y tanques cisterna en parques, reparto a través de pipas y garrafones, rehabilitación y perforación de pozos, la reparación de fugas y bombardeo de nubes. Además, hay planes a futuro para evitar caer en esta situación.

Hay colonias que durante semanas no han tenido agua. La gente hace filas en la madrugada para abastecerse. Ha tenido que modificar sus hábitos de higiene y limpieza para aprovechar el horario de abasto. Ha gastado en tinacos y quienes no los tienen, salen a buscar pipas y tanques en los parques. Incluso ha habido peleas entre los ciudadanos. 

No hay sector de la ciudad que no esté sufriendo por horarios, presión o abastecimiento. De igual forma, son pocas las avenidas principales que no han tenido bloqueos como protesta ante la mala organización en el abasto y distribución. Las molestias incluyen insultos a funcionarios por redes sociales.

También ha sido oportunidad para vender el líquido más caro. Las ventas de tinacos y botellas de agua para beber se han disparado y hay desabasto. Hay personas que venden a 20 pesos la cubeta con agua; o quienes rentan pipas para llenar sus cisternas. O quienes se van a un hotel y pagan la habitación entre varios para poderse bañar.

Así de crítico está el panorama en Monterrey y su área metropolitana. Y no se diga el triste paisaje de las presas secas. Y además, con incremento de tarifas por el servicio.

El agua es esencial para la supervivencia. Hay 12 tipos de agua de los cuales y de una manera muy simple, destacan la potable, que es la apta para consumo humano tras un tratamiento; las aguas dulces que se encuentran de manera natural en la superficie de la tierra en lagos, ríos, arroyos y bajo la superficie en acuíferos; y el agua salada que se encuentra en los océanos y mares.

Según la UNESCO, hay suficiente agua dulce para toda la población mundial, es decir, casi 8 mil millones de personas, pero el problema reside en que su distribución no es equitativa y que el cambio climático genera escasez.

Las cifras señalan que aproximadamente dos mil 200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios seguros de agua potable; cuatro mil 200 millones no disponen de servicios de saneamiento seguros y tres mil millones no tienen lo básico para lavarse las manos. Para el 2050 unos 5 mil millones de personas se verán afectadas por la escasez de agua

Es tal la importancia de ese líquido que está considerado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda de 2030; es un tema de preocupación de todos los gobiernos del mundo por su dependencia para el desarrollo socioeconómico, producción de alimentos y salud en general.

Entre los factores que afectan la escasez en Nuevo León están el cambio climático que ocasiona temperaturas altas y la falta de lluvias. El fenómeno climatológico de La Niña que a nivel global modifica los vientos y las precipitaciones hace que deje de llover y provoque sequías. Otro elemento es la falta de infraestructura hidráulica; en Monterrey el agua se suministra por partes iguales de los pozos subterráneos y las presas La Boca y Cerro Prieto que ante la falta de lluvia están secas. 

De igual forma, está el crecimiento de la población en Monterrey que pasó de 2.7 millones en 1990 a 5.3 millones en 2020 lo cual demanda suministro continuo y suficiente. También está la concesión irregular de pozos para uso empresarial y agrícola; la urbanización en zonas naturales que afecta la infiltración y captación de agua de los mantos freáticos afectados también por la sequía; los incendios forestales que se calculan en 21 mil hectáreas quemadas en los dos últimos años y que demandan de un proceso de restauración ecológica para aumentar la extracción de agua; y el robo o tomas clandestinas hacia ranchos o terrenos privados.

Aunque es un problema multi factorial, otro elemento de esta crisis tiene que ver con la falta de previsión y negligencia de las administraciones de gobierno. Un problema añejo no atendido. Se canceló el polémico Monterrey VI de traer agua del río Pánuco y no se planteó otro proyecto viable. La seguridad hídrica en el Estado fue totalmente descuidada. Ahora la población resiente esta mala gestión.

AMLO ya ofreció su ayuda con la construcción del acueducto El Cuchillo II que incluso se pretende plantear como obra de seguridad nacional y que por consiguiente la Sedena y la Conagua serán quienes se encarguen de la ejecución del proyecto general. Su construcción iniciará el 2 de septiembre y deberá concluirse en un año; su costo será de 15 mil 700 millones de pesos que serán cubiertos por los gobiernos federal, estatal y municipal. Además, está la Presa Libertad que se espera terminar en 2023 y ajustes en las concesiones. 

Estas acciones integran el Plan Maestro para garantizar el agua hasta el 2050 ayudarán a que no se vuelva a presentar una crisis similar. 

Por lo pronto, dependemos de la lluvia. 

No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo. Es necesario resolver el presente con visión futura.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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