banner edicion impresa

Opinión Editorial


Por la primera infancia


Publicación:06-12-2022
version androidversion iphone

++--

La deuda histórica con la población de infantil que vive en pobreza, desigualdad y discriminación se debe empezar a saldar

A partir de la Declaración de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1959, las políticas de atención a la primera infancia que potencien su desarrollo integral, son parte del esfuerzo mundial para que instituciones, comunidades y familias trabajen en el compromiso de brindar educación, salud y nutrición a la población infantil, con énfasis en las niñas y los niños más vulnerables y desfavorecidos.

Frente al hecho de que el proceso de enseñanza-aprendizaje comienza desde antes del nacimiento y exige la estimulación infantil temprana, los países del mundo asumieron el reto de invertir en la primera infancia, así como mejorar el acceso a programas de desarrollo integral y la cobertura de la educación inicial y preescolar, en el caso de México.

Con la reforma constitucional en materia educativa del 15 de mayo del 2019, nuestro país asumió el compromiso de garantizar la educación inicial hasta la superior. Esta histórica conquista social para la niñez mexicana es el primer paso para iniciar por el principio la construcción de un mejor futuro y, por ende, la verdadera transformación de México.

Una vez iniciados los trabajos para universalizar la educación inicial en el el territorio nacional, en la LXXV Legislatura del Congreso del Estado de Nuevo León nos dimos a la tarea de presentar la iniciativa de Ley de Educación Inicial para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia, en marzo del 2019, en la cual coincidió la iniciativa de Ley para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia, propuesta por el entonces compañero diputado Luis Donaldo Colosio Riojas, actualmente Presidente Municipal de Monterrey.

Debido a que durante nuestra Legislatura no se dieron las condiciones para dictaminarlas, el pasado 4 de noviembre acudimos en calidad de ciudadanos a la Oficialía de Partes del Congreso del Estado, para depositar por segunda vez una iniciativa consensuada, debido también a que el ciudadano Gobernador, Samuel Alejandro García Sepúlveda, declaró en el acto inaugural del 22° Encuentro Internacional Educación Inicial y Preescolar, que era el mejor momento para promover la Ley, al existir un firme sustento en la nueva Constitución Política de Nuevo León.

En ese contexto, nuestra esperanza es que el Poder Legislativo apruebe la Ley convencidos de que los primeros mil días de vida son fundamentales para todo ser humano y reconozcan la importancia de contar con una política integral, articulada por la Secretaría de Educación entre los tres órdenes de gobierno y los sectores privado y social, para favorecer el desarrollo integral de la primera infancia nuevoleonesa.

La propuesta es realizar intervenciones educativas a tiempo, adecuadas y de calidad en el ámbito educativo, de la salud y de la nutrición, por ser la oportunidad única para impulsar el desarrollo de capital humano en nuestras comunidades y familias, ya que la educación inicial posee amplios efectos sobre el desempeño escolar y académico y estos factores son determinantes para el avance social, político y económico del país.

Las niñas y los niños que participan en los programas de educación inicial y preescolar mejoran sus destrezas motoras, obtienen resultados superiores en las pruebas de desenvolvimiento socio-emocional y tienen mayores probabilidades de movilidad escolar.

Es por ello que mediante la Ley proponemos que deben recibir durante su primera infancia una educación, cuidado y atención integral y de calidad en los aspectos físicos, psíquicos, afectivos, cognitivos, sociales y espirituales.

Es una iniciativa que se alinea con las múltiples investigaciones y estudios de ganadores del Premio Nobel, quienes han demostrado que la inversión en la primera infancia es la más rentable que puede hacer una sociedad, por ser la que tiene un mayor porcentaje de retorno por cada peso que se invierte y repercute en un menor gasto social a largo plazo.

La deuda histórica con la población de infantil que vive en pobreza, desigualdad y discriminación se debe empezar a saldar, pues está comprobado científicamente que los costos de no invertir los vamos a pagar con más pobreza a lo largo de las generaciones.

Hagamos realidad la Declaración de los Derechos del Niño en Nuevo León, con una educación inclusiva, equitativa y de calidad para la primera infancia y durante toda la vida y que con la Ley toda la niñez deje de ser invisibilizada en el discurso oficial y relegada en el presupuesto público.

 



« Lupita Rodríguez Martínez »