banner edicion impresa

Opinión Editorial


Peligro mortal por aire contaminado


Publicación:31-01-2023
version androidversion iphone

++--

En la mayor parte del mundo los niveles de contaminación del aire son peligrosamente altos, al grado que nueve de cada diez personas respiran aire sucio y siete millones mueren cada año por la polución atmosférica, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2020.

Son cifras alarmantes para los altos índices de contaminación del aire en la zona conurbada de Monterrey, donde las niñas y los niños menores de cinco años y las personas adultas mayores de 65 años tienen el riesgo mayor de padecer dificultades respiratorias, enfermedades pulmonares u otros trastornos.

Los padecimientos relacionadas con respirar aire sucio en los municipios de nuestra metrópoli, tales como asma, conjuntivitis, otitis, influenza, neumonía, insuficiencia cardíaca y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), tuvieron un elevado incremento el año pasado y son causas que desencadenan la muerte por infarto cardíaco o angina y embolia pulmonar.

Debido al aire extremadamente malo, Nuevo León se ubica en el séptimo lugar de las entidades con más enfermedades respiratorias, así lo reconoce la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, en cuyas estadísticas las mujeres (niñas y adultas) registraron más casos de afectación por dicho tipo de complicaciones.

Según el Boletín Epidemiológico Federal, los casos de asma en Nuevo León pasaron de 4 mil 553 a 5 mil 840 del 2021 al 2022, un incremento del 28 por ciento, los de conjuntivitis subieron de 22 mil 113 a 24 mil 273 (9.6 por ciento) y los de otitis de 22 mil 023 a 22 mil 597 (2.6 por ciento). En dicho Boletín no se proporciona información estadística sobre casos muerte.

Sin embargo, en una revisión de las estadísticas del 2009 al 2019 de las enfermedades asociadas a la polución, el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire analizó que las personas mayores de 65 años y las menores de 5 años corren un riesgo mayor en su salud por cada 10 microgramos de incremento de la contaminación y, por lo tanto, de peligro de muerte. No es exageración señalar que el aire contaminado es un peligro mortal y la muerte nos acecha.

Ante esta situación de salud pública, ya de por sí impactada por la pandemia del covid-19, resultan urgentes las acciones de prevención, control y combate de las partículas contaminantes suspendidas en el aire y, sobre todo, las acciones de contención y de sanción a los generadores de partículas finas.

Las PM10 son partículas sólidas o líquidas de diferente composición y tamaño (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen), que tienen un diámetro aerodinámico menor a 10 micrómetros y que están dispersas o acumuladas en la atmósfera. Las PM2.5 incluyen contaminantes como el sulfato, los nitratos y también el hollín, siendo las más peligrosas al respirar.

Por representar un riesgo considerable para la salud humana, la OMS recomienda a los países reducir la contaminación del aire por PM10 y PM2.5 hasta valores anuales medios y a las megalópolis les pide quintuplicar con creces los niveles fijados en las directrices de la OMS sobre la calidad del aire.

En ese sentido, reconocemos que las autoridades ambientales de los tres niveles de gobierno se empeñen en avanzar en cada una de las estrategias del Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire del Área Metropolitana.

La ciudadanía demanda resultados del Plan Integral; es decir, que las estrategias se reflejen en la mejora de la salud pública y de la calidad del aire, así como en el control del cambio climático, y no solamente promocionar que para el desarrollo del Plan se cuenta con el apoyo del Clean Air Institute.

Emitir alertas ambientales con base en el Programa de Respuesta a Contingencias y al Índice Aire Salud, así como reunirse con responsables de la industria, transporte, universidades, municipios y ciudadanía, para trabajar en el inventario de emisiones contaminantes, en nuevos objetivos de reducción de PM10 y PM2.5 y en un programa específico para cada municipio, es necesario. Pero, hay que empezar a sancionar a empresas y automóviles ostensiblemente contaminantes conforme lo estipula la Ley Ambiental.

Más allá de conminar a que disminuyan sus niveles de emisiones, debe haber medidas más drásticas e integrales contra dueños de industrias y de vehículos. No es posible que la Ciudad de México con tres veces más población y más automóviles haya reducido sus indicadores de contaminación.

¡Felicitaciones a El Porvenir por llegar hoy a sus 104 años de vida!



« Lupita Rodríguez Martínez »