Para determinar la concentración de plomo en la sangre de la población infantil, hace 22 años un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), integrado por los doctores Óscar Torres Alanís, Lourdes Garza Ocañas, Valdemar Abrego Moya, Marco A. Bernal Hernández y Alfredo Piñeyro López, realizó el estudio “Plomo: Exposición en niños y la importancia de su detección”.

De muestras sanguíneas analizadas a más de 200 niñas y niños de 6 a 14 años de edad de los municipios del Área Metropolitana, se detectó un promedio de 11.5 microgramos de plomo por decilitro de sangre, por lo cual se pidió a las autoridades aplicar medidas preventivas para limitar el posible daño a la salud a causa de dicho contaminante, ya que el límite establecido por la Norma Oficial Mexicana 199-SSA1-2000 es de 5 microgramos por decilitro.

En el año 2001, los doctores Pedro César Cantú Martínez y Rosalía Reyes Sánchez de la Facultad de Salud Pública de la UANL, también llevaron a cabo un muestreo de 69 mujeres potencialmente gestantes, en quienes se halló un promedio de 4.5 microgramos de plomo por decilitro de sangre.

Aquellos años fueron de lucha contra industrias de óxidos, pigmentos, pinturas, tuberías, cristales, baterías, barro vidriados y productos con plomo, tales como PYOSA, ASARCO, PEÑOLES, VITRO, ZINC, PROTEXA, MULTIQUIM, PEMEX, alfarerías, mineras y recicladoras de pilas y baterías.

Tiempos cuando cuidar la salud pública y el medio ambiente ante los efectos nocivos del plomo cobró conciencia, a través de la cultura de cambiar tuberías, pinturas y utensilios de barro en nuestros hogares, así como de exigir la salida de empresas contaminantes y demandar gasolinas con menos plomo.

El plomo es un elemento de origen natural y se clasifica como metal pesado, por ser tóxico para todo ser humano, animal y vegetal, cuya presencia en la sangre no deberíamos permitir, pues una vez alojado no se puede expulsar.

En México el riesgo por contaminación con plomo es alto debido al uso de barro vidriado y de tuberías hechas con plomo. El plomo se infiltra en el agua cuando fluye como agua caliente y así llega a nuestro torrente sanguíneo.

El daño más grave es en menores de 5 años y cuando están en el vientre, porque sus órganos y sistemas están en desarrollo y provoca daños neurológicos irreversibles. Los efectos no son inmediatos, ni visibles y suelen ser mediante dolores de cabeza comunes, cansancio o cólico abdominal. En niveles bajos de exposición daña órganos y sistemas, pero en exposiciones altas causa presión arterial, daño a riñones, infertilidad, convulsiones e, incluso, la muerte.

El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), concluyó en un estudio efectuado en el 2021, que cualquier nivel de plomo en la sangre es dañino para la salud y que las más vulnerables son los menores de edad y las embarazadas, dado que atraviesa la placenta durante la formación del bebé, provocando menor crecimiento, daño al cerebro y al sistema nervioso, así como problemas de aprendizaje, de atención y conductas hiperactivas, agresivas y violentas.

La Dra. Martha María Téllez Rojo, investigadora del INSP y líder del estudio, advirtió que “los efectos nocivos de la exposición al plomo afectan más a poblaciones donde confluyen pobreza y desnutrición, por lo que es urgente desarrollar una estrategia para reducir la exposición y priorizar acciones en las comunidades más pobres del país”.

Ante tal situación y frente a los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2020), mediante la cual se detectó que 1.4 millones menores de 1 a 5 años tienen niveles elevados de plomo en la sangre y están en riesgo de padecer los efectos a la salud por la exposición al metal tóxico, consideramos pertinente realizar nuevas acciones preventivas.

En los Centros de Desarrollo Infantil (los CENDI) del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ preocupados por la protección de niñas y niños de nuestras comunidades, cuyas familias en su gran mayoría viven en ambiente de pobreza, donde se acentúan las problemáticas, uno de los propósitos es el estado de salud óptimo a través del control del niño sano y de la historia clínica de la mano con mamás y papás, mediante estrategias para atender y canalizar los casos.

Por todo ello, hacemos un llamado a las autoridades de salud y ambientales para que se considere la necesidad de realizar un estudio actualizado sobre la afectación del plomo en la sangre de niñas, niños y embarazadas, con el único fin de tomar las medidas adecuadas que se requieran.