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Opinión Editorial


Polifonía


Publicación:13-05-2020
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El insomnio se impuso hoy, marcando su paso ingobernable

El insomnio se impuso hoy, marcando su paso ingobernable. Justo como la letra en estos tiempos se inclina hacia algún laberinto del virus y sus efectos; una posibilidad de tejer nuevas historias y amplificar horizontes.

Difícil abrir el periódico de cualquier lugar del mundo (la internet lo ha hecho posible) sin encontrar una noticia libre de Covid-19. De pe a pa toda sección ha sido infectada. En cierta forma, cada periódico del planeta se ha convertido, de manera surrealista, en uno solo: aumento del contagio, pandemia, muertes, sistemas de salud en jaque, distanciamiento social, reclusión en casa, escuelas y centros de trabajo cerrados; terror y angustia sobre lo que sucede... nada ha escapado a sus silenciosas e imparables garras. Mientras uno lee se tiene una experiencia directa de globalización permanente: todo lugar es aquí, todo momento es ahora. Nadie se salva solo. La creatividad y solidaridad también se han globalizado; estamos unidos, juntos en la diferencia y a la distancia, formando una polifonía.
Para quienes escribimos, en estos tiempos la letra orbita entorno a una misma temática, que hace que la experiencia de ese rostro ingobernable del poner en palabras nos recuerde una lógica jamás ausente: no soy yo quien elijo las temáticas, son ellas las que lo eligen a uno. Justo como al dormir no sabemos con qué soñaremos o en qué momento nuestro sueño será interrumpido, la letra se va abriendo un camino propio, tejiendo desde algún punto, pero, sobre todo, tejiéndose más allá del escritor y del lector, manifestando un cierto pulso autónomo. ¿No es acaso algo similar a lo que sucede con un virus que entra al organismo, infecta el sistema, impone su programa, su ritmo misterioso, trastocando la agenda del huésped?
Si hay un trauma de este virus, junto a la enfermedad y las irreparables muertes, es el de la experiencia de la pérdida del mundo tal cual lo conocíamos. Una experiencia inédita e irreversible que ha desdibujado esa realidad que se creía habitar. La pregunta tan común ¿Qué es lo que vas a hacer cuando todo esto pase? Con la cual se intenta zurcir un poco el velo de la realidad que se ha rasgado, abre un capítulo nuevo aún por explorar ¿cómo serán nuestras vidas al haber sido tocadas por esta pandemia? ¿Cómo conviviremos con el intruso, ese extraño visitante, furtivo e invisible, que aún habla un lenguaje extraño para la ciencia? 
En gran medida, el virus ha conseguido lo que por otros medios era imposible: replantear las formas de vivir y gobernar. Mas allá o más acá de la simpatías y antipatías del personaje, la campaña de Donald Trump a la presidencia marcó una novedad y estilo político en la forma de diseñar una campaña política, el nuevo virus COVID-19 ha impuesto su agenda mundialmente, dejando al descubierto un sinfín de situaciones que aún se están reconociendo y sopesando.  Así como la globalización requirió reinventar todos los referentes sociales, tal parece que la nueva pandemia será algo que marque un parteaguas histórico en un antes y un después.
Sociedad en general, familias, empresas y escuelas, no sin angustias e incertidumbres, han suspendido las certezas en las que basaban sus seguridades. La lección ha sido durísima, pero al mismo tiempo estimulante, pues la potencia creadora no se apaga ni retrocede, sino al contrario, se renueva y amplifica.  Quienes logren mantenerse del lado de la creatividad e innovación, aprovecharán mejor el momento actual, mientras otros, a la distancia contemplarán el mundo embelesados en la nostalgia de aquellos tiempos que se han ido, y de los cuales se sienten despojados, reiterando su mantra “¿Se acuerdan cuando podíamos…?”



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