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Opinión Editorial


¿Qué dijo? ¿Qué dije?


Publicación:08-03-2023
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Paradojas: mientras que las ciencias buscan decir la verdad, muchas veces mienten, tanto como las artes, diciendo mentiras, tocan verdades

Se dice algo. El sonido viaja por el aire encontrándose con un interlocutor que escucha pero que entiende algo diferente de lo que el emisor quiso decir con su mensaje; éste contesta no con base en lo que el emisor quiso decir, sino a partir de lo que entendió. Algo que sorprende al emisor, pues no era lo que buscaba decir. Le contesta: “tú dices que dije…pero en realidad no quise decir eso, sino…” Vuelve a empezar, aclara, acota, explica. No basta. El emisor responde desde lo que supone el otro dijo. La platica va subiendo de tono, gritos e insultos aparecen. 

Otra escena. ¿Qué quieres de mí? ¿Quién soy yo para ti? Alguien busca y pide algo. No sé, cualquier cosa, no importa. Lo que se pide nunca es lo que se pide, siempre hay algo más. Ni siquiera las tiendas cuando venden algo y los compradores compramos algo, solamente compramos eso que se vende, siempre es algo más, algo que está en el artículo y al mismo tiempo no, algo que se le escapa. Solo que eso, ¿acaso puedo reclamarlo en el departamento de atención a clientes?, decir simplemente: “mire, estoy aquí para reclamar que eso que compré no me dio lo que yo imaginé que compraba, eso que supuestamente estaba sugerido en el comercial, pero que tampoco el comercial dijo directamente, sino de manera indirecta”. ¿Quién me va a creer si reclamo así?

Te quiero como eres, pero…una larga lista de cosas por cambiar. “Áreas de oportunidad” –le dicen en la jerga empresarial—intentando encubrir el mezquino interés y objetivo de alguien que dice: “yo quiero que cambies esto o esto otro”, pero no puede decirlo y solo dice cobardemente, “sería bueno que…te conviene modificar…” Entonces parece neutro, objetivo, formal, políticamente correcto. 

Se pregunta algo, se pide algo. Pero ¿qué es eso que se pide cuando se pide?, ¿qué se espera? ¿qué es lo que se busca? Puede ser cualquier cosa, un objeto, una respuesta, un gesto, una atención. Son peticiones de algo más. Ni siquiera quien pide o recibe la petición puede advertir lo que está en juego cuando pide o le solicitan algo. La vida humana transcurre entre mensajes y peticiones cruzadas, encuentros y desencuentros por no sé qué, por algo…El gran reproche, el gran drama de muchos humanos, consiste en no recibir aquello que se pedía, y, por supuesto, en reclamar a esa persona que supuestamente –si nos amara—nos daría tal o cual cosa; sin importar que no se sepa qué es eso que se demanda, ya que tampoco se puede precisar completamente. La cuestión radica en decir: no me das eso que te pedí, pero tampoco sabría qué es eso, por eso no lo puedo decir, más que balbuceándolo, intentando decir, tocar algo; y, por ende, tampoco podrías darme en correspondencia eso que te pido: porque no sé qué es y si pudiera, en la remota posibilidad decirlo, tampoco me lo pudieras dar. Nunca se entenderá lo que se dijo, solo aquello que le otro quiso o pudo entender. 

Paradojas: mientras que las ciencias buscan decir la verdad, muchas veces mienten, tanto como las artes, diciendo mentiras, tocan verdades. 

Sigmund Freud dijo una vez –entre muchas cosas, pues además de escribir mucho, hablaba, pues alguna vez estuvo vivo—que el yo no es amo en su casa. Una forma figurada para decir que la consciencia no es la dueña de la vida mental de los humanos, sino una dimensión que convive con lo inconsciente. Dimensión que nos sale al encuentro por aquello que se nos escapa. Como los sueños, el error, los lapsus, los síntomas. Es decir con aquellas “cosas” que los humanos experimentamos más allá de nuestra consciencia y voluntad. Precisamente por eso lo de “El yo no es amo en su casa”. 

Dichas producciones del inconsciente muchas veces son infravaloradas por creer que carecen de valor para la vida humana en todas sus dimensiones o, a lo mucho, se cree que solo sirven para las artes y no para gobernar, educar o administrar una empresa. ¡Se sorprenderían! de lo mucho que sirve escuchar lo inconsciente en cada uno sin transformarlo en dolor o sufrimiento, tanto para uno como para los demás. Una posibilidad es salir, o más bien, saber lidiar con el “dicen que dije, dijo que dije” sin convertirlo en una guerra o discusión de grandes proporciones. 



« Camilo E. Ramírez »