banner edicion impresa

Opinión Editorial


Los abrazos pendientes


Publicación:17-08-2020
version androidversion iphone

++--

Tomé prestado de mi coach, Edgar Villasana, el título con que hoy inicio las líneas de este ejercicio editorial.

Tomé prestado de mi coach, Edgar Villasana, el título con que hoy inicio las líneas de este ejercicio editorial. Tres palabras sencillas que encierran nada más y nada menos, la gran necesidad de nuestros días en medio de esta pandemia que nomás no cede.

De acuerdo con el diccionario, un abrazo es “el acto de rodear con los brazos a alguien, o de hacerlo dos personas entre sí como muestra de afecto, cariño, felicitación, etc.”. Sé que no necesitaba recurrir al diccionario y en honor a la verdad, su definición se queda corta.

El abrazo es ese simple gesto que nos puede cambiar el día y anima el corazón, que nos reconforta.

No obstante recurrir al significado de esta palabra fue para mí como un balde de agua fría para dimensionar cuánta falta me hace -hablaré en primera persona-, rodear con mis brazos a cada ser querido, empezando por mi madre con quien coincidí por última vez al iniciar marzoen ocasión de su onomástico.

No soy una “hija desobligada”, claro que he charlado con ella, hemos estado al pendiente una de la otra, pero no me lo puede negar, no es lo mismo.

En este diario andar llamado vida me he cruzado con dos maravillosos libros infantiles cuyo tema principal es el abrazo, los tipos de abrazos y la normal necesidad humana de ellos como “un paseo por esos instantes en los que se demanda ese gesto de afecto que aleje los miedos, la tristeza o la soledad, o con el que compartir momentos de felicidad en los juegos”.

Uno de ellos es autoría de Guido Van Genechten y un segundo de María Baranda, ambos tan sencillos y digeribles, que, créame, su  lectura es un bálsamo para el alma.

De marzo a la fecha ¡ya seis meses! Nos hemos privado de tantas cosas y me queda claro que es por un fin mayor que es la salud; eso no lo cuestiono.

Pero nada sustituye a un abrazo, un abrazo que permite el contacto de dos corazones, de sentir la calidez, la buena vibra, un lazo.

Y sí, lo sé, en cada pandemia, en cada gran desgracia que ha atravesado la humanidad, la situación ha sido muy parecida aunque para fortuna, ni las vivimos y a diferencia de los ancestros, guardamos la esperanza de un panorama mejor.

Esos son nuestros abrazos pendientes y asumo que mientras un semáforo epidemiológico no se ponga en verde, esos abrazos deberán esperar un poco más. No podemos permitir que en ese afán de querer una muestra de afecto alguien vaya a dar al hospital o quizá al panteón.

Mi emoji favorito es ese, el del abrazo, mientras no tenga otro modo de hacerlo manifiesto, de darlo personalmente, será mi “herramienta” favorita.

Y mientras llega ese día, tomo prestada esta frase adjudicada a Bob Stoess:  “Un abrazo es un maravilloso regalo para compartir. Es una gran manera de decir; ‘Me importa’. Un abrazo comunica apoyo, seguridad, afecto, unidad y pertenencia. Un abrazo muestra compasión. Un abrazo trae alegría. Un abrazo encanta los sentidos. Un abrazo toca el alma”.




« El Porvenir »