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Opinión Editorial


Las expresiones de Beatriz


Publicación:09-07-2020
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Beatriz está enojada y la que se enoja pierde. No le gustan los reflectores, pero sí mandar e influir

Beatriz Gutiérrez Müeller, esposa de Andrés Manuel López Obrador, ha tenido poca presencia pública, pero la que ha tenido, ha sido clara y contundente. Ha tenido apariciones poco afortunadas que la muestran como es: aislada de la agenda pública y rejega hacia temas que la incomodan.

Ella nació en la Ciudad de México en 1969, estudió Comunicación y se doctoró en Literatura; es investigadora, historiadora y escritora de varias novelas y libros. Desde 2006 es esposa de AMLO.

Por voluntad propia decidió tener una actividad independiente del gobierno, es decir, seguir con su trabajo profesional; tras el triunfo de su esposo declaró: “no seré primera dama de México” renunciando así a presidir el Consejo Consultivo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). 

"Tenemos que comenzar a pensar y actuar diferente; pongamos fin a la idea de la primera dama porque en México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda",… "el poder presidencial no debe ser de una familia o de un matrimonio",… "decir primera dama es algo clasista",… "quiero ser la esposa de un presidente que haga grandes cosas por México y apoyarle, pero sería imperdonable que me convirtiera en algo que no he sido y en algo que critico", señaló en clara alusión al pasado.

Aunque la esposa del presidente no tiene funciones ni responsabilidades concretas, ni hay ningún fundamento legal que hable del papel que debe tener la esposa, ha sido tradición protocolaria que se desempeñe como presidenta del DIF y, por consiguiente, tenga una presencia fuerte ante la población especialmente vulnerable que atiende este organismo. Es un cargo honorario. 

Como académica e investigadora, Beatriz tiene la oportunidad para dar continuidad al proyecto social de AMLO y, además, crear una función diferente en el rol de esposa. Ella podría ser su mejor promotora y lo que es más significativo, trabajar con los pobres, los ninis y con todos los que reciben apoyo del gobierno, pero a ella no le interesa nada de esto, prefiere los libros y la academia. Ella no quiere.

Aseguró que quiere "servir a México en todo lo que pueda”, y su forma de hacer política, porque sí la hace, es diferente. Sabe su nivel de influencia hacia AMLO y lo aprovecha, inolvidable el diferendo diplomático que provocó con España por exigir una disculpa por la Conquista.

Sus comentarios y expresiones son fuertes. Al igual que AMLO, proyecta enojo social y una fuerte crítica al pasado.

…"Por razones estrictamente sanitarias levanto mi huelga en Twitter. Aviso que no leeré ninguna cochinada aunque paguen y se envilezcan. Volveré a la huelga cuando estemos salvos".

En su diálogo para participar en un foro del Conapred, provocó un cambio en la vida pública: “¿A este personaje invitan a un foro sobre discriminación, clasismo y racismo? Sigo esperando una disculpa pública de este individuo sobre los ataques a mi hijo menor de edad”, escribió en la red social refiriéndose al comediante Chumel Torres quien, según ella, hizo comentarios discriminatorios sobre su hijo de 13 años.

Tras el tuit no sólo se retiró la invitación al foro a Chumel, sino que también se canceló el debate, y renunciaron a la titular de Conapred, Mónica Maccise.

Ante la pregunta vía twitter de cuándo recibiría personalmente a los padres de familia de niños enfermos de cáncer, Gutiérrez contestó: “No soy médico, a lo mejor usted, sí. Ande, ayúdelos”. Pudo no contestar, pero le ganó la soberbia e indiferencia, bien dice la sabiduría popular: de la abundancia del corazón, habla la boca.

Como era de esperar, su respuesta indignó al pueblo mexicano y en especial a los padres de familia referidos quienes se sintieron ofendidos por la respuesta frívola y deshumanizada, así la calificaron, de la señora Gutiérrez Müller.

Posteriormente, ante las presiones respondió: “Están muy inquisidores los adversarios de mi esposo, ¡por algo será! Si mi expresión «no soy médico» ofendió a alguien, ofrezco disculpas. En cuanto a mí, solo expresarles que soy profundamente humanista y deseo el bien a todos, ahora y siempre”.

La señora se proyecta incómoda y enojada. Al igual que su esposo, pareciera que le molestan los cuestionamientos y comentarios de la gente y no se puede controlar. Es explosiva e irónica. El reclamo sobre la atención a los niños la rebasó, a los soberbios les cuesta mucho un error o algo que se interprete como tal. 

Beatriz está enojada y la que se enoja pierde. No le gustan los reflectores, pero sí mandar e influir. Es innegable que tiene un liderazgo de privilegio, pero, ¿verdaderamente apoya el programa asistencialista de AMLO? quizá esté convencida que repartir dinero no soluciona la desigualdad, que es necesario empoderar…si es así: “Ande, ayude a su marido a cambiar su visión del país”.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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