El Presidente Andrés Manuel López Obrador anduvo por estas tierras para promover “Internet para todos”, un programa que, arrancó en 2019 pero por aquello de la pandemia, su avance fue lento.

Por lo que se refiere a Nuevo León, se eligió a Pesquería, un municipio de ultracrecimiento y la finalidad es irle abonando a la conectividad, algo que, por supuesto hay que aplaudir.

Según las especificaciones de “Internet para todos”, es un programa plasmado en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, que atiende zonas estratégicas ya acordadas por el gobierno federal, y que permite ir identificando y ubicando las comunidades con alto y muy alto grado de marginación.

 Su fin es garantizar el derecho de acceso de todos los mexicanos a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los servicios de telecomunicaciones y radiodifusión, incluyendo banda ancha e Internet.

Es un programa de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en coordinación con la Comisión Federal de Electricidad y viene a reemplazar el proyecto de Red Troncal, que inició Enrique Peña Nieto.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, en México y en general en América Latina, hay un rezago frente al promedio de los países miembros; en el continente apenas si se pasa de “panzazo” porque la banda ancha, no es tan ancha.

Fue “gracias” a la pandemia que se agilizó la vida digital, el teletrabajo, la conectividad para servicios, streaming y alta definición en video y el ancho de banda nos ha ido permitiendo atender nuestras necesidades, pero se requiere una mejor y más amplia infraestructura y cobertura, según refiere la OCDE.

Somos 130.9 millones de mexicanos de los cuales en este 2022, poco más de 96 millones somos usuarios del internet.

De entre los que estamos conectados, existe además algo que podríamos bautizar como analfabetismo digital porque si bien la mayoría sabemos encender, apagar una computadora o un teléfono inteligente y utilizar algunas aplicaciones, la siguiente etapa debe ser “alfabetizar” para un uso más eficiente de todo gadget y de la red.

Y todavía voy más allá: la transformación de las ciudades para hacerlas inteligentes, debería ser el paso natural de todo esto que estamos viviendo. Una Smart city es una ciudad conectada; es un centro urbano que, sirviéndose de las nuevas tecnologías, pretende potenciar y volver más interconectada la vida de una ciudad. Su objetivo principal es mejorar los núcleos de movilidad y vivienda, para así fomentar un manejo más eficiente de energía, agua y residuos.

Ejemplos sobran; Chicago, Barcelona, Boston o Ámsterdam. En México hay ejercicios, bosquejos que parecieran abonarle a una Smart City, como lo es el uso de la Tecnovigilancia o los semáforos sincronizados desde una computadora; de manera oficial hay sólo una ciudad asentada en el estado de Querétaro, es Maderas.

Sueño mucho, es cierto, pero tener internet, estar conectado, no es sólo un mero pasatiempo, es una necesidad real que facilita nuestra vida, nuestros procesos, nuestro trabajo; nos tiene vigentes y conectados con nuestros seres queridos, con o sin pandemia.

 “Internet para todos”, es un buen comienzo. Ojalá sea la punta de un iceberg tecnológico que luego nos lleve a la educación digital y posteriormente, a evolucionar a las ciudades inteligentes.