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Opinión Editorial


San Cristóbal de las Casas nos sorprende


Publicación:03-10-2022
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A lo largo de la semana pasada he viajado, junto con mi familia, al sureste mexicano, para visitar Chiapas.

A lo largo de la semana pasada he viajado, junto con mi familia, al sureste mexicano, para visitar Chiapas, y de manera detallada la ciudad de San Cristóbal de las Casas, inserta en la Meseta de Tierras Altas, a más de dos mil metros de altura sobre el nivel del mar, con vistas impresionantes a las montañas que la rodean, con sus bosques de coníferas y su niebla irremediable, con un arte y cultura originaria y colonial, que nos invitan a reflexionar sobre la historia de esta región.

Se trata de una ciudad más antigua que Monterrey, fue fundada en 1528, 68 años antes de que Diego de Montemayor llevara a cabo el acta de fundación. Una de las diferencias que observo es que para lograr establecerse en este bello lugar, los españoles junto con los tlaxcaltecas tuvieron que vencer en batalla a grupos originarios bien asentados previamente en la región, como lo fueron los zoques, tsotsiles y los chiapanecos, logrando establecer así la Villa Real de Chiapa.

En Monterrey, sus primeros colonos encontraron un valle habitado por pueblos originarios disgregados que vivían de actividades de subsistencia, que no poseían ninguna gran institución centralizada, así que era difícil explotarlos por lo que los españoles tuvieron que valerse con sus propios recursos y cuenta propia, los más abusivos se dedicaban a la cacería de indígenas para su esclavitud; los vendían o los sometían a una servidumbre forzada para que trabajaran a su servicio, sin molestarse en darles ningún tipo de salario o beneficio a cambio.

En San Cristóbal de las Casas, los colonos que llegaron acompañados de grupos de tlaxcaltecas, encontraron poblaciones originarias más numerosas,  lograron someterlos a servidumbre lo que trajo una mayor mano de obra y gratuita. Además, los recursos naturales eran más abundantes en el sureste, así que era más fácil para los nuevos colonos explotar estos recursos apoyados en la extracción de riqueza vía la servidumbre forzada de los grupos originarios.

Hoy en día la mitad de la población de San Cristóbal de las Casas es de origen indígena, las comunidades aledañas son principalmente de etnias tsotsil, tzeltal y chol; las instituciones extractivas de riqueza aún siguen vigentes, por medio del cacicazgo y el control político de las autoridades mestizas, es así que la desigualdad y la marginación de los grupos originarios posee una actualidad innegable.

Es imposible olvidar aquel 1ero de enero de 1994, cuando el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, tomó el palacio municipal de San Cristóbal de las Casas, con aquellas imágenes del ejército mexicano por las calles coloniales, tratando de controlar al Pueblo Mágico de los Pueblos Mágicos.

También me llama la atención la cantidad de gente que habita esta ciudad, cerca de 300,000 mil personas, lo cual me sorprende, considerando que Linares, Nuevo León, también considerado Pueblo Mágico, posee muy apenas los 100,000 habitantes, y es el primer polo regional de la región citrícola. Bustamante, Nuevo León, que también es Pueblo Mágico, escasamente llega a las 4,000 almas. Comparativamente, desde el punto de vista poblacional, San Cristóbal de las Casas es una ciudad en forma, con la mitad de habitantes que posee la capital Tuxtla Gutiérrez.

El clima es templado y muy húmedo, con lluvias muy frecuentes, lo cual se agradece, especialmente cuando venimos de una ciudad, como Monterrey, donde la falta de agua ha sido siempre un dolor de cabeza. Para ser sincero, me ha parecido un clima frío, será por la humedad y la altura, la cuestión es que el hotel donde nos hospedamos nos ha proporcionado, amablemente, colchas y cobertores de lana, pero los esfuerzos han sido insuficientes, sentimos el frío que se cuela por todas partes y se vuelve abrumador, no logramos generar esa experiencia de bienestar propia de una sensación corporal cálida durante la noche.

Durante el día hemos visitado iglesias, monumentos, edificios y museos, todos de gran interés histórico, existen también muchos lugares naturales que visitar especialmente para las personas jóvenes que gustan del senderismo y otras actividades al aire libre.  La ciudad posee sus festividades religiosas importantes, y también los barrios que la componen tienen sus celebraciones propias a lo largo del año.

Me ha sorprendido gratamente la cantidad de festivales que se llevan  a cabo así como la oferta turística y gastronómica. En lo personal he degustado la deliciosa sopa de pan, el asado y los tamales chiapanecos, especialmente los de mole. Me ha encantado el pan dulce de la región y el delicioso café cultivado por productores locales.

Hemos recorrido la ciudad visitando el palacio municipal, la casa del fundador, el Capitán Diego de Mazariegos, la Casa del Congreso, así como la catedral y algunos de los muchos templos católicos y sus plazuelas que fueron construidos a lo largo del período colonial; considerando el amplio dominio español de la época, fue inevitable que  San Cristóbal de las Casas se convirtiera en una ciudad política y religiosamente conservadora.

Insistí en que nos gustaría conocer el Cerro de la Santa Cruz, ubicado al oeste de la ciudad y con una ermita en la cumbre, lo cual nos recordó mucho a nuestra querida ciudad de Villaldama, Nuevo León, que también posee una loma más modesta en altura, con una ermita pequeña y poco utilizada en la cima y una enorme cruz en lo alto.

Algo que disfruté mucho de este viaje que aún no termina, es escuchar los sones chiapanecos y otras bellas melodías con la marimba en los kioscos y cafés donde nos detuvimos ya sea para almorzar como para comer, una música muy agradable propia de esta región del país.

Al encontrarse Chiapas colindante con el Océano Pacífico, algo que no podía faltar fue el terremoto que se vivió en una localidad cercana, Pijijiapan, con una magnitud de 5.6 grados Richter, lo cual realmente no fue algo que percibiéramos con esa intensidad, sin embargo, entendimos lo que los habitantes de estas preciosas tierras saben muy bien, el área geográfica es sísmica y los movimientos telúricos son frecuentes.

Para cuando el amable lector y lectora estén leyendo estas líneas por la mañana de hoy lunes, seguramente nos encontraremos viajando hacia el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, con la expectativa de volar, por la tarde, hacia Monterrey, y llegar al aeropuerto Mariano Escobedo, alrededor de las 20:00 horas. Sin duda, San Cristóbal de las Casas nos sorprendió gratamente.




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