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Opinión Editorial


A 60 años del Sabinazo


Publicación:06-03-2023
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Este año en curso se cumplen 60 años de un acto político opositor que forma parte de la memoria histórica de Nuevo León.

Este año en curso se cumplen 60 años de un acto político opositor que forma parte de la memoria histórica de Nuevo León, me refiero al Festival de la Juventud y de los Estudiantes Nuevoleoneses por la Paz, la Amistad y la Liberación Nacional, también conocido como el Sabinazo, precisamente porque se desarrolló en el querido municipio de Sabinas Hidalgo. Adquirió este mote debido a la respuesta violenta que mostró un grupo político de ese municipio, donde fuimos golpeados y  perseguidos, además, los agresores destruyeron parte del mobiliario que conformaba nuestra exposición cultural.

El Sabinazo fue una muestra de intolerancia política, propia de la época, considerando que eran tiempos de la Guerra Fría, ocurrió meses después de los misiles descubiertos por el gobierno norteamericano en Cuba pertenecientes al ejército soviético, suceso conocido como la Crisis de los Misiles.

Era un mundo totalmente bipolar, escindido entre ambos bandos, y era difícil encontrar puntos intermedios, aunque algunas tendencias propias del socialismo en Europa, habían logrado conciliar la democracia con esta orientación ideológica, por lo que la socialdemocracia se abría camino alterno al dictado por el movimiento comunista prosoviético.

A nivel nacional nos encontramos con un régimen de partido hegemónico, no había alternancia política y los grupos opositores de izquierda tenían que militar en la clandestinidad, como el caso del Partido Comunista Mexicano, al que nos adherimos de manera temprana de nuestra vida.

Actualmente veo que las nuevas generaciones, como el caso de mis nietos y nietas, no entienden qué hacía como líder de un movimiento así, pero algo que no ven es que queríamos transformar el mundo, ése era el principio básico de la revolución social, cambiar el estado de las cosas, las condiciones sociales y económicas de tajo; sí, éramos radicales, pero los había aún más, considerando que para ello pensábamos en la vía política pacífica como eje de cambio, más que la lucha armada.

En esa época era presidente de México, Adolfo López Mateos, gobernaba y seguramente deliberaba, quién sería su sucesor, porque el mecanismo del dedazo era un hecho practicado de manera sistemática como parte de la cultura política imperante. Eligió a Díaz Ordaz, quien se mostró realmente represivo y autoritario,  luego este último como presidente, elegiría a Echeverría Álvarez, su sucesor quien encabezaría la Guerra Sucia en nuestro país, después de los genocidios como el de Tlatelolco en 1968.

Teníamos a nivel internacional una gran competencia entre los dos bloques, ese año, como parte de la carrera espacial, la URSS lanzó el Vostok 6, con la primera mujer cosmonauta, Valentina Tereshkova; para contextualizar aún más a los lectores y lectoras, durante este año se llevó a cabo la primera transmisión televisiva, en vivo,  desde la Ciudad de México. A nivel musical, los Beatles lanzaron su primer álbum de estudio, llamado Please Please Me.

Hay que recordar que la Crisis de los Misiles fue a finales de 1962, así que el año 1963 trajo consigo una demostración irracional de fuerza por parte del gobierno norteamericano, quien detonó varias bombas nucleares en su  área de ensayos ubicada cerca de las Vegas, en el desierto de Nevada. Como parte de ese mismo conflicto y otros motivos más oscuros, el presidente Kennedy fue asesinado arteramente en la ciudad de Dallas, Texas, a finales de ese año de 1963.

En México, también terminando este año,  como ya lo señalamos, el presidente López Mateos se decidió y postuló, como su sucesor para la candidatura a la presidencia de la república,  a Díaz Ordaz, y como secretario de Gobernación a Echeverría Álvarez. Esta decisión trabajo consigo una historia posterior muy lamentable, porque el régimen autoritario se cerró aún más, y dio golpes bajo la mesa, que costaron muchas vidas de jóvenes políticos opositores.

Hace poco recibí la grata visita de un antiguo militante de izquierda, el buen amigo y universitario,  Ricardo Morales, quien me realizó una entrevista como parte de un documental que esperan editar, por parte de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), con motivo de esta fecha tan significativa para la lucha política de aquella época. Fue así que volví a recordar no solamente a los líderes y organizadores, también a las personas que colaboraron, decidida y genuinamente, con nosotros y que hicieron posible este pequeño capítulo histórico contenido en los lamentables sucesos del Sabinazo.

Después que terminamos la entrevista y que se retiró Morales, estuve reflexionando y platicando con filio Arturo,  varios temas me hicieron eco y resonaron fuerte, uno de ellos fue la gente que posteriormente fue desaparecida y que murió en este movimiento, eran universitarios, es decir, gente pensante y crítica, preparada, muchos de ellos jóvenes docentes que tenían aún mucho que aportar a la sociedad.

Otro aspecto que reflexioné fue el papel de la mujer en esta lucha social, había liderazgos femeninos que comenzaban a destacar, hubo otros que no lograron sobrevivir a este período, como la química Nora Rivera, quien fue detenida, torturada, posteriormente  murió en un enfrentamiento armado en la Ciudad de México. Hoy a la distancia, aunque han pasado casi seis décadas de este suceso, aún me entristece esta pérdida, como muchas otras que se dieron durante ese período de Guerra Sucia.

Me preguntó el filio Arturo si estábamos infiltrados por el gobierno mexicano. Por supuesto que sí, creo que era fácil hacerlo, pero era difícil identificar quién era un agente de la secretaría de Gobernación y, además, como se daba este movimiento en el contexto de la Guerra Fría, teníamos infiltrados de las agencias rusas y norteamericanas, pero a la distancia es arduo señalar quiénes eran sospechosos.

Sí implicaba un riesgo elevado participar en este tipo de movimiento político, el Sabinazo fue un ejemplo de ello, pero había otros peligros mayores que se fueron acrecentando en la medida en que la Guerra Sucia se incrementó. Recuerdo que por las mañanas que salía de casa, todos los días me seguía un vehículo negro y sospechoso, que supongo era de la policía política existente en ese tiempo, y que me tenía vigilado en mis movimientos.

Me hermano mayor Héctor, quien en ese tiempo trabajaba en la policía de Nuevo León, tenía amigos que hablaban con él y le decían: “Oye Héctor, dile a tu hermano que ya no ande en eso, que tenga cuidado, es peligroso…” Obviamente como hermano mayor se preocupaba y me pedía que mejor me retirara de esas actividades. No seguí sus consejos.

A 60 años de distancia, el Sabinazo me llena de orgullo, fue un evento político clave, que se enmarcó en un contexto internacional y nacional, de gran polarización y lucha ideológica, significó que por la vía pacífica demandamos mayores libertades  y democracia, implicó que nos enfrentáramos  a un gobierno priista autoritario, capaz de todo en términos represivos. Afortunadamente vivimos para contarla, y aquí estamos listos y con ansias por ver ese interesante documental que pronto la UANL compartirá con la comunidad universitaria. ¡Enhorabuena!




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