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Opinión Editorial


¿Lo mismo o lo nuevo?


Publicación:16-12-2020
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Cuando alguien renuncia a la vida de su vida, renuncia a lo humano de lo humano, a lo diverso que partió un día de lo uniforme

No permito que ninguna reflexión filosófica complique mi fluidez con las cosas simples de la vida” 

Sigmund Freud

Si lo pensamos bien, cada instante y experiencia son siempre nuevos, diversos; o al menos con la potencialidad de serlo, independiente de las respuestas que tengamos ante los mismos. Estas pueden amplificar o inhibir dicha cualidad de frescura de la vida

La vida puede ser una continuidad de sucesos nuevos o la reiteración infinita de un mismo evento; en algunos momentos danto la sensación que no se puede salir de él, que se vive en una prisión.

Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, decía que algunos humanos, los llamados neuróticos, sufrían de reminiscencias: eran personas que se quedaban anclados a un pasado difícil, traumático, viéndose -por algunas razones- conminados a repetirlo una y otra vez en el presente, extendiéndose hacia el futuro; cubrir con dicho manto de lo ya conocido la oportunidad de lo nuevo. Transfiriendo -sin advertirlo- el pasado en el presente una y otra vez.

La persona ciertamente está viva, respira, duerme, come, se mueve, pero no experimenta su vida como una exploración y amplificación deseante, ¡La vida no tiene vida! No ve la vida a través de la transformación de lo que ya era, hacia lo todavía no conocido, explorado y vivido, que desea poder ser realizado, sino a través del mantenimiento de lo que cree es la “estabilidad”. Es entonces cuando la vida viene a menos a sí misma, a su vocación inherente. Ciertamente se tiene vida biológica, pero suprimiendo su vitalidad, su vida subjetiva, esa del amor, del deseo y la amplificación. 

Cuando alguien renuncia a la vida de su vida, renuncia a lo humano de lo humano, a lo diverso que partió un día de lo uniforme; prefiere que su vida sea una letanía desgastada a una poesía nueva cada vez, a saborear las cosas diferentes, a desconocerse, sin miedo a traicionarse, desear un cambio en lugar de repetirse. 

Al renunciar a la vida de la vida, se le da la espalda al deseo y al amor, a la creatividad, al orgullo y al jubilo de la conquista, largamente deseada y trabajada; se prefiere en cambio la rumiación mortificante, a ver de lejos la felicidad y los cambios, a tener miedo de vivir y de ser, del movimiento, el cambio y la búsqueda. Cuando eso pasa, todo enferma, la mente, el cuerpo, las ideas, todo se pauta para que solo se toque una misma sinfonía, para que lo nuevo y diverso, sea considerado malo, terrible y peligroso, buscando apagar el deseo, tanto propio como de los otros, pues estorba, da envidia, recuerda al propio  deseo que se ha olvidado por cobardía; después de todo, se tiene que armar un discurso conservador que crea que el equilibro y la seguridad (de palabra, obra y omisión) están en el establecimiento y la reiteración de un estatus quo. Que vean con malos ojos y sospecha el canto de las sirenas de los nuevos deseos y proyectos. 

Las celebraciones de estas fechas, en las que estamos entrando, son el claro ejemplo de dos grandes posiciones humanas: lo nuevo y lo viejo, creer encontrar la felicidad en el mantenimiento de las tradiciones a toda costa, independientemente de cómo se sienta alguien, pensando que la felicidad es un formato que se tiene que repetir si o si (“Vamos a hacer lo que siempre hacemos…”) y no una invención de lo nuevo. Ya que las cosas y los momentos no son sino a partir de lo que cada uno coloca en ellos; lo que cada uno pone en juego para sí y para los demás, asumiendo el riesgo y apuesta de lo que ello implica. Pues siempre, lo que realiza y hace feliz, no es tanto la repetición de lo mismo, sino las variaciones creativas que se le imprimen. Lo podemos ver muy bien en los movimientos creativos de artistas e inventores tecnológicos, así como en el juego de los niños: no les satisface tanto “ese” objeto como es y que permanezca así siempre, cualquiera que este sea, sino las formas singulares y diversas de entrar en relación con él, destruyéndolo, cambiándolo, amplificándolo…

Instagram: camilo_e_ramirez 



« Camilo E. Ramírez »