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Opinión Editorial


La culpa de hacer lo que se desea


Publicación:07-08-2024
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Como lo demuestra una y otra vez el psicoanálisis, no existe un objeto capaz de satisfacer el deseo humano de una sola vez por todas

Para muchas personas el vivir implica simplemente seguir una lógica de adaptación a un orden previamente establecido, basar su vida en lo que los demás dicen y hacen, creyendo que con ello obtendrán alguna especie de garantía, reducción de riesgos y, de paso, resultados garantizados. Tardarán un tiempo en advertir que la realidad humana es mucho más compleja que eso, pues siempre hay sorpresas, discontinuidades, cambios y giros de historia...y que, el lazo social que sustentaba dichos principios de vida ha dejado de existir, dando paso a contextos contingentes, múltiples y flexibles, donde a cada momento y circunstancia, tenemos la posibilidad infinita de decidir qué acción tomar. 

El hacer lo que se debe hacer era una norma que organizaba la vida (familiar, escolar, laboral y social) en cada uno de los contextos, con miras a ser un buen hijo, alumno, trabajador... En occidente la religión judeocristiana, como en oriente el islam, por ejemplo, plantean cada una a su manera, una antropología específica sobre lo que se debe y no hacer, creando al mismo tiempo una noción de pertenencia a un grupo. En dichas tradiciones sólo se permite hacer algo si no se contrapone o aparta de las enseñanzas y valores del sistema de creencias. Si alguien decide hacer algo simplemente porque lo desea será visto como un acto de puro egoísmo y placer, algo de lo que hay que avergonzarse y sentirse culpable.  De ahí que el sacrificio y la renuncia sean prácticas muy valoradas y promovidas. Dicha lectura será retomada y reinterpretada secularmente en las sociedades del rendimiento, a través de la meritocracia, la disciplina y el sacrificio por la empresa, bajo la lógica del "time is money".

La verdadera felicidad y realización, es decir, aquellas que se encuentran relacionadas íntimamente con la singularidad de cada persona, no responden a patrones ni a principios universales. 

Como lo demuestra una y otra vez el psicoanálisis, no existe un objeto capaz de satisfacer el deseo humano de una sola vez por todas. Fuera de los formatos establecidos de lo que hace o no feliz según un principio estándar (religión, moral, mercado...) se encuentra un campo fértil para colocar (sembrar) la propia singularidad en el mundo. 

Invención y responsabilidad (IR) son dos posturas necesarias, dos movimientos creativos, planteados por Jorge Forbes, psicoanalista brasileño, fundamentales para estos tiempos múltiples, flexibles y cambiantes. O las personas esperamos a que haya algo que nos guste/realice/haga felices o, en un acto creativo, creamos las condiciones, la actividad o el objeto de acuerdo con un deseo singular, para colocarlo en el mundo. A fin de que algo de nuestra singularidad pase al lazo social más amplio y sea compartido por alguien más, y así deje de simplemente de rondar por las cuatro paredes de nuestra mente, a la espera de ser expresado y tener existencia. 

Realizar dicho movimiento de creación y colocación en el mundo no está exento de riesgos, pero, la persona ya no está sujeta tanto a una lógica de garantías y reembolso, cuando a una de osadía y creatividad, justo como lo que estamos asistiendo en estos tiempos en cada uno de los deportes olímpicos: sólo es posible entrenar y competir para ganarlo todo, si se está dispuesto a perderlo todo.





« Camilo E. Ramírez »