Opinión Editorial
Solos y sin excusas
Publicación:29-05-2024
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El ser humano está condenado a ser libre. Estamos solos y sin excusas
El ser humano está condenado a ser libre. Estamos solos y sin excusas —decía Jean Paul Sartre. Esta frase se refiere a una característica fundamental de nuestra condición humana: la soledad y responsabilidad ante nuestra existencia, frente a cada una de nuestras decisiones.
Si bien la vida humana transcurre entre dos imposibles: no pedir nacer y no poder hacer nada para no morir, cada vida se define justamente por la postura que se asume ante los acontecimientos circundantes. Tomemos como ejemplo las condiciones ambientales (frío, calor, humedad, lluvia...) que son las mismas para una determinada región o ciudad, pero las respuestas subjetivas y éticas son variadas, diferentes. No sólo es lo que sucede sino lo que interpretamos y hacemos con lo que sucede.
Dicha postura puede ser, en términos generales, de dependencia o arrojo creativo: en la dependencia, se espera que algo o alguien más resuelvan las cosas, que sea la garantía de la propia vida y decisiones. Por otro lado, en la postura de arrojo creativo, no se busca, en una primera instancia que una persona o cosa asuman la responsabilidad de la propia vida, sino que, al tener una postura activa, aumenta la responsabilidad de lo que sucede, haciendo algo inédito con lo que pasa, con lo que el otro hace o dice. En ese sentido, se vive menos bajo las expectativas de los demás, siendo más libre y, por lo tanto, más responsable; disminuye la culpa y la queja y aumenta la responsabilidad, disminuye el sacrificio, aumenta la participación; disminuye la dependencia e idealización gracias al incremento de la responsabilidad y la articulación con las diferencias que representan los demás, sin esperar que sea alguien o algo de manera absoluta quien se haga cargo de todos, se aceptan las limitaciones, lo relativo y parcial.
Para muchas personas, parafraseando al psicoanalista Jorge Forbes, realizar un psicoanálisis abre la posibilidad para salir de la lógica de la culpa y la moral de costumbres, para pasar a la lógica de la responsabilidad y la ética, donde, a cada momento tenemos que decidir, solos y sin excusas, qué postura y acciones asumiremos. Y como no existen garantías absolutas, se toma una actitud permanente de responsabilidad creativa ante lo que sucede y la persona desea. Entonces ya no se busca vivir anclados al pasado, en una nostalgia perpetua, ni con la idea de un destino ya marcado, que nos dará lo que queremos simple y sencillamente porque nos hemos sacrificado o hemos realizado los "10 pasos para lograr el..." sino en un presente todavía no escrito ni definitivo que se puede expandir desde diferentes lugares y tiempos de acuerdo al grado de responsabilidad subjetiva que cada quien desee colocar en su vida y circunstancias.
« Camilo E. Ramírez »