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Opinión Editorial


La desestabilización de la derecha


Publicación:17-07-2024
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Cuando la política carece de honor, inteligencia y eficacia, recurre a estrategias terribles

La verdad tiene estructura de ficción, en tanto para por el lenguaje que también tiene estructura de ficción.

Jacques Lacan

Cuando la política carece de honor, inteligencia y eficacia, recurre a estrategias terribles: la derecha gusta emplear el terror y la desestabilización social como forma de impacto a los ciudadanos, para luego ofrecerse como la "única solución" viable, bajo el argumento de que no hay tiempo que perder, su lema es: "los gobiernos no funcionan, dejen que el verdadero capital y progreso se haga cargo", "¡Viva la libertad, carajo!".  Hecho falso, más que comprobado históricamente: lo que en realidad pretenden es explotar y lucrar con los ciudadanos vía los impuestos, la subcontratación de todos los servicios del gobierno, así como la privatización de todos los recursos de una nación, una verdadera lacra. La izquierda, que tampoco "canta mal las rancheras", muchas veces es ineficiente ya que se acomoda en el discurso romántico de enamorarse de ellos mismos, de la lucha que representan, defender al pueblo de los malos, los otros, cosa que, no siempre es del todo cierta, además, no por colocar el "mal" en los otros, por diferenciarse, se es automáticamente eficiente, aún es necesario dar resultados, mostrar por qué se es una mejor opción. No porque los perros ladren se está avanzando y progresando, a veces los perros ladran sólo porque son perros.

Las guerras, invasiones, atentados y bloqueos comerciales son formas de tocar lo más fundamental de las personas: su seguridad, llevarlos al terreno del contagio para que actúen desesperadamente, con urgencia, que firmen y acepten cualquier cosa. Como planteó Sigmund Freud en Psicología de las masas y análisis del yo, la masa no piensa, sino se mueve por contagio, por emoción. Si bien el sujeto individual puede disponer de un cierto pensamiento crítico, reflexionar sobre distintos sucesos de su vida y tomar decisiones, al estar dentro de una masa, tiende a perder su pensamiento crítico y ceder su voluntad a la sensación colectiva, cuando no al líder, quien de pronto ha ocupado el lugar de su mente y voluntad. 

Dos personas disputan la presidencia norteamericana: una, con una evidente declinación de sus funciones físicas y mentales, la otra, extremista, implacable. Ambos, bastante tercos, ya han sido presidentes. ¿Cuál administración ha sido mejor y desde qué perspectiva? Por otro lado, hay que recordar que son tiempos de campañas, y regularmente lo que se dice y hace durante las mismas no tiene nada que ver con la forma de gobierno que cada uno adoptará después. Pero, el simple hecho del cómo se conducen en la contienda electoral nos habla de un cambio en las forma de ejercerlas, más del lado del clickbait, cual influencer que desea aumentar el tráfico de sus redes sociales, que de del honor, inteligencia y eficacia; prefieren el escándalo, la identificación y el odio, hablándole a lo más primitivo y básico de cada persona, buscando producir una regresión personal y social al tiempo del insulto, el golpe, la sierra y la metralleta, es decir, negando la lógica que nos ha humanizado: el intercambio, el lenguaje, el diálogo y los consensos. En eso se parecen Trump, Bolsonaro, Milei y tantos otros políticos de derecha que les fascinaba el odio y la muerte, las armas y el insulto, los chivos expiatorios, reducir a las personas a simple mercancía y fuerza de trabajo.

Tal parece que a los ciudadanos de aquel país les tocará elegir entre lo inviable y lo terrible, ¿Será que sus partidos no ven o no quieren ver? ¿Quién o quiénes ponen o quitan a los presidentes de EUA? ¿Qué es lo que se gana y/o pierde después de recibir una bala en la oreja? ¿Cuál es el efecto, el halo que se produce después de sobrevivir a un atentado? ¿la pureza? ¿la inocencia? ¿la unidad? ¿la inmolación por todos nosotros? ¿La simpatía con la victima? 





« Camilo E. Ramírez »