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Opinión Editorial


Entornos


Publicación:26-08-2021
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El mejor laboratorio de aprendizaje es el entorno que vivimos día a día

Todos estamos cansados no solo del encierro y limitaciones producto del COVID, sino de escuchar el tema por sí mismo. Todo está invadido del virus y no solamente desde el punto de vista de infección y contagios, que también es así, sino de su presencia en la vida personal y comunitaria. Sin embargo y pese a este cansancio, ya lo hemos dicho en otras ocasiones, tendremos que aprender a vivir con esta nueva realidad y por consiguiente buscar la información necesaria para manejarlo.

El mejor laboratorio de aprendizaje es el entorno que vivimos día a día y que nos obliga a reaccionar sobre todo cuando hay situaciones críticas que demandan atención con urgencia.

En un documento elaborado por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación de México con fecha de agosto 13, 2021, sobre el impacto de la pandemia en los niños y adolescentes, se incluyen datos alarmantemente preocupantes que parten de la siguiente afirmación: “El confinamiento, las restricciones a la movilidad, la suspensión de clases y otros factores, han generado afectaciones graves en niñas y niños”. 

Les comparto información de dicho documento; aunque son números referidos a México como país, los indicadores son válidos en su extrapolación conceptual hacia Nuevo León:

• 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-21 por causas relacionadas por COVID o falta de recursos; 3 millones de estos son niños.

• Durante la pandemia, hubo un Incremento significativo en la violencia familiar; de marzo a junio de 2021, se registraron máximos históricos. En 2020 el 78 por ciento de las lesiones ocurrieron en el hogar. El 81 por ciento de las víctimas fueron niñas y adolescentes mujeres. Los tipos de violencia identificados de enero a julio 2021 son psicológica, sexual, física, abandono o negligencia y económica.

• De acuerdo con estimaciones de CONAPO, actualmente nacen más de mil bebés de niñas y adolescentes al día. En 2020 hubo 373 mil 661 nacimientos de madres adolescentes, de los cuales 8 mil 876 son hijos de niñas menores de 14 años. Datos de RENAPO, Registro Nacional de Población, señalan que 4 de cada 100 nacimientos son de niñas madres menores de 17 años.

• Las defunciones por embarazo, parto o puerperio en adolescentes de 15 a 17 años ocupan en sexto lugar en causas de muerte.

• En 2020 hubo 1 mil 150 suicidios de niños, niñas y adolescentes, cifra récord. La tasa de suicidios en esta misma población aumentó 12 por ciento, entre 2019 y 2020 llegando a un máximo histórico.

• Los suicidios de niños entre 10 y 14 años aumentaron 37 por ciento y 12 por ciento en adolescentes mujeres entre 15 y 19 años.

• El pensamiento suicida en adolescentes aumentó de 5.1 a 6.9 por ciento de 2018 a 2020. La conducta suicida en adolescentes aumentó de 3.9 a 6.0 de 2018 a 2020.

• Actualmente se registran 4 mil 325 niños desaparecidos de los cuales el 66 por ciento son niñas.

Todas estas situaciones implican fuertes afectaciones emocionales de los afectados producto de entornos tóxicos de violencia familiar y social, desempleo, adicciones, falta de oportunidades, entre muchas otras razones, que exigen acciones preventivas y correctivas. Pensemos, si no se actúa, en el impacto en su vida adulta. La piedra angular de la niñez es el afecto, la socialización y ambientes sanos de crecimiento.

Según datos de UNICEF, en los primeros 3 años de vida ocurre el 80% del desarrollo del cerebro y en los siguientes dos años se desarrolla un 10 por ciento más, es decir que hasta los 5 años el cerebro humano se ha desarrollado en un 90%. Estos años son esenciales, los déficits en esta etapa de la vida pueden ser irreversibles e irrecuperables. El cerebro está biológicamente preparado para ser configurado por genética, experiencias y ambiente.

Regresar a la escuela ha sido tema controversial por el riesgo de contagio que representa para los escolares. Y sí, hay riesgo sobre todo en estos momentos de la pandemia, sin embargo, la escuela es un medio formativo por naturaleza que además de intervenir en rezagos y afectaciones permite también identificar casos difíciles.

Ahora que se aproxima la nueva administración gubernamental en Nuevo León las dependencias de Educación, Desarrollo Social y DIF tendrán una función estratégica para la creación de ambientes emocionalmente seguros y estimulantes para el desarrollo humano armónico desde una perspectiva integral y de trabajo transversal con las diferentes dependencias gubernamentales. Es esperanzador los nombramientos de Martha Herrera y Sofialeticia Morales en Desarrollo Social y Educación, respectivamente, quienes cuentan con credenciales de suficiente competencia profesional y además han demostrado su visión, sensibilidad en el tema y compromiso con Nuevo León. Ninguna de las dos es de corte político, es decir, su experiencia no está en el servicio público lo cual también genera confianza para no contaminar su visión con intereses partidistas. 

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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