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Opinión Editorial


Útiles inútiles escolares


Publicación:09-08-2023
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Un nuevo ciclo escolar está próximo a comenzar. No sé si eso sea bueno o malo para quienes ahí participan

Una hora de clase puede cambiar una vida

Massimo Recalcati

Un nuevo ciclo escolar está próximo a comenzar. No sé si eso sea bueno o malo para quienes ahí participan. Tocará a cada uno, alumnos, maestros, directivos y, por supuesto, padres de familia, responder y elegir qué postura y actitud tomarán ante la experiencia que se aproxima. Para unos, será un año más —¿o menos? — un trago amargo que hay que pasarse lo más rápido posible sin saborearlo, para otros, quizás, la ocasión de encontrarse con algo nuevo, un verdadero deseo por aprender, por ver a dónde le conduce lo que va descubriendo, algunos más, quizás ni se enteren de lo que está sucediendo, atravesarán la escuela absortos en su celular, esclavos de lo inmediato como en un mal sueño del cual no pueden despertar, cuando no anestesiados por el consumo permanente de alguna sustancia adictiva, como mariguana, que les hace sentir algo parecido a la tranquilidad y el sentido, que, por otro lado, no logran tener; para ellos la vida y las personas que están en ella son tan angustiantes que prefieren experimentarla a la distancia.  

La escuela nunca establecerá lo que haremos con lo aprendido en ella, cada estudiante deberá hacer una apuesta singular. Como la vida, el conocimiento, está incompleto, toca a cada persona –si desea divertirse creando, aprendiendo– completarlo, colocar algo de sí. Eso es lo que hacen las mujeres y hombres que se han sentido tomados por algo diferente al simple consumo, llevados por algo más fuerte que ellos mismos llamado saber, conocimiento, ciencia, artes, tecnologías...operan por puro deseo una transformación de lo distante en cercano, de lo extraño en misterio por... Por ello, enseñar y aprender no son actividades pasivas, sino activas. "¿Por qué he de estar feliz si puedo estar interesado?" (Slavoj Zizek)

Por otro lado, es precisamente en ese contexto de enseñanza-aprendizaje donde surgen las por momentos interminables listas de útiles escolares, ¿útiles inútiles? De manera clara y directa, considero que las listas de útiles escolares son un verdadero síntoma de la vida escolar, hablan de su fracaso, donde se desea –a través de la lógica de más es mejor—compensar la ausencia de sentido en la transmisión del saber con la acumulación de objetos, muy al estilo del American way life de la década de los ochenta del siglo XX. Algo parecido sucede con las tareas, juntitis y cursitis de las escuelas-empresas-negocios, bajo la premisa ingenua "no se puede mejorar lo que no se puede medir", que sobrecargan de actividades y requisitos "sin ton ni son" adornadas con discursos de progreso y desarrollo, despojado aparentemente a la escuela de todo discurso ideológico, como si enseñar y aprender fueran igual a un mecanismo de producción industrial. Por ello las escuelas y universidades a menudo forman a los alumnos para un mundo que ya no existe. Como sucede a nivel político, la política no responde a lo que sucede en el tejido y horizonte social, sino a la perversión de unos cuantos. 

Solicitar una gran cantidad de útiles escolare es entonces un síntoma de la escuela como institución, promovida y secundada por directivos y maestros que, además de no promover la creatividad, mejor sería hacer algo con lo (poco) que ya se tiene, que cada vez sea menos, hacer más con menos, un saber hacer en el proceso de aprendizaje, en cambio ejecutan una violencia estructural, económica, para la economía de las familias. Pero ¿por qué piden tantas cosas en la escuela? –me preguntaron hace unos días, mi respuesta, clara y sencilla: porque no saben enseñar ni tampoco saben de qué se trata la escuela, porque están enojados con los padres de familia y sus alumnos, es una ruptura –dicho sea de paso—entre el diálogo de las generaciones, de los adultos, padres, directivos, maestros y alumnos. Ellos (la escuela) creen que pidiendo muchas cosas es una forma de decir que su educación es de calidad, porque creen que "más = mejor". Dime de que presumes y....

Lo mismo cuando alguien les pregunta ¿debo comprar el libro o no? Comprar el libro como comprar los útiles escolares se convierte en el asunto, y por eso mismo, en el síntoma, porque se destaca la acumulación por encima –o descartando ya de plano—la lectura, el pensamiento crítico y el aprendizaje activo, el empleo del movimiento, grueso y fino, el pensamiento creativo, saber enseñar a pensar, a decidir, a responder por las decisiones propias, y no a poner el grito en el cielo ¡Oh, Dios mío! porque las tijeras o las libretas no son las que venían en la lista. Desplazando metonímicamente el asunto de la enseñanza-aprendizaje a uno de sus componentes, y de los más huecos y absurdos, como lo son los objetos lápices, libretas... ¿será tan importante saber con qué escribían, pintaban, estudiaban, Virginia Wolf, Frida Kahlo, Marie Curie, García Márquez...? ¿Serán realmente tan importantes los útiles escolares, al grado de convertirse en fetiches del proceso enseñanza-aprendizaje?



« Camilo E. Ramírez »