Opinión Editorial
Último-Principio día del año
Publicación:31-12-2025
++--
El último día del año es al mismo tiempo, un fin que es comienzo
Último día del año, últimas 24 horas de un gran periodo llamado 2025. Este año, dicho sea de paso, quien esto escribe, está cumpliendo 20 años de escribir semanalmente en este medio, el periódico El Porvenir, al cual le estoy profundamente agradecido por la oportunidad y las atenciones durante todo este tiempo.
Recuerdo, como si hubiera sido ayer (¡Oh, esos ayeres de la memoria que nos parecen tan presentes!) los dos primeros artículos que escribí, en aquel entonces en la sección Cultural: "El cuerpo después de 1900", donde hablaba del surgimiento del psicoanálisis y, el segundo, "La transformación de la educación a lo largo de la historia". Psicoanálisis y educación, dos de mis pasiones e intereses, además de dos actividades de lo imposible, según Sigmund Freud, ya que por más que lo intentemos siempre algo falta, insiste y persiste, siempre hay nuevos retos.
Definitivamente hoy, siglo XXI, ni el psicoanálisis ni la educación se enfrentan a las mismas condiciones que cuando surgieron, esto plantea la necesidad de una renovación permanente no sólo de las medios, contenidos y estrategias que se empleen en cada uno de estos campos, como en cualquier otro, sino en la posición ética que se asume ante la multiplicidad y las transformaciones. Podemos ver en el mundo dos grandes posiciones, con sus respectivos matices y gradualidades de acuerdo con cada ámbito y contexto: una franca tendencia por retornar al pasado, bajo la lógica de la conservación (nacionalismo, soberanismo, pensamiento único, exclusión de la diferencia...) y otra que desear reconocer y articular las diferencias, inventar el futuro.
El último día del año es al mismo tiempo, un fin que es comienzo. De manera especial esos dos extremos se suceden. No es que estén del todo ausentes el resto del año, si lo pensamos detenidamente, todo momento presente posee la potencialidad de ser todos los tiempos y lugares, el lugar de la apertura, precisamente gracias al poder de la decisión. Que se ejerza o no, eso ya es otra cosa.
¿Para qué sirve un psicoanálisis? –pregunta un joven italiano al doctor Jacques Lacan, quien responde de manera simple: para ofrecer la posibilidad de reiniciar. Y en dicha simplicidad, como todo en la vida, se condensa algo sumamente complejo: para comenzar se necesita terminar, poner punto final a algo, sólo que a menudo ese "algo" (problemas, dificultadas, síntomas, patrones, hábitos...) también suele cumplir una función de identidad, entonces paradójicamente, resolver ese problema, equivaldría a perder una parte de sí, darle "la vuelta a la página" para dar posibilidad a algo nuevo y diferente. En ese sentido, y aplicado al año viejo y al nuevo, la dificultad radica en que a pesar de que el tiempo cronológico avance, transite, la persona continúa en lo mismo conocido a pesar de que le haga daño, justamente porque se reconoce en esos referentes. Y en un contexto actual, donde la identidad se plantea como algo sumamente importante ("posteo algo/soy visto, luego existo") pensar que esta no es una realidad del todo fija y ya terminada, sino variable y en constante cambio, puede lo mismo angustiar como fascinar, dependiendo en qué posición ética se coloque cada uno.
Que el año nuevo nos encuentre flexibles, creativos y responsables ante lo nuevo, lo diverso y lo cambiante, con curiosidad y entusiasmo frente a lo desconocido, única posición ética donde pueden vivir (y realizarse) deseos y propósitos ¡Feliz año nuevo 2026!
« Camilo E. Ramírez Garza »



