Opinión Editorial
Hartos de todo
Publicación:19-11-2025
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El cansancio que no se alivia con descanso evidencia un vacío existencial que convierte la rutina en una experiencia sin sentido.
"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar "
Antonio Machado
Sentir la imperiosa necesidad de estar ocupados todo el tiempo realizando algo útil, evidencia, por un lado, lo vertiginoso de nuestro tiempo, caracterizado por el exceso de consumo de experiencias y objetos, que la mayoría de las veces terminan por revelar su vacío estructural, ya que la felicidad nunca es progresiva ni acumulativa, sino efecto del encuentro y la sorpresa, así como un intenso mandato categórico del que se siente no poder escapar: "debes" hacer algo útil, "debes" ser feliz, la doble cara del Superyó, tal cual lo describió Sigmund Freud.
El cansancio más allá del cansancio. Aquel que no desaparece descansando, que cala hondo y representa un peso para la vida, señala algo singular a ser atendido en cada caso. Son síntomas que hablan, que revelan una verdad simple, pero que, al mismo tiempo, no se alcanza a captar, haciendo que la vida "caiga" en un sin-sentido, en la repetición de una rutina que lejos de gratificar, opaca toda posibilidad de realización. Sólo entonces, en medio de toda esa crisis, también puede surgir algo fundamental: ¿de quién es la vida que estoy viviendo? ¿Qué historia estoy contando? ¿A dónde me estoy dirigiendo con todo esto? ¿Cómo puedo cambiar, redireccionar el rumbo, el camino?
El hartazgo guarda una íntima relación con el estrés, ya que ambos surgen de una ausencia de vida singular, son experiencias límite, de corte, que pueden abrir paso a algo nuevo, diferente y mucho mejor. Es decir, de sentido específico para cada persona; por el contrario, quien padece el sin sentido del hartazgo simplemente se va llenando de actividades sin "ton y son", creyendo que eso es inherente a la vida misma, a la rutina diaria, quedándose cada vez más vacía y al mismo tiempo cansada. ¿Qué hacer? ¿cómo salir de ese atolladero?
Toda experiencia de crisis, de desorganización, de pérdida, dolor, estrés y hartazgo, también conlleva una dosis de algo que no miente, una cierta angustia que se hace presente, mostrando que algo está llegando a un cierto fin, que algo en la vida puede ser reiniciado, refundado, de alguna manera, reorganizado; pero que no necesariamente se sabe cómo, sólo se siente que las cosas no están bien y se sigue caminando sin rumbo hacia la búsqueda de algo nuevo y diferente. Entonces se puede en ese andar encontrar una pista, algo que oriente, ya que "La singularidad se ejerce en la diferencia" (Jorge Forbes).
Ahí donde lo preexistente no funciona como un referente, entonces cada persona se puede responsabilizar de su malestar respondiendo de maneras creativas y variadas, en lugar de esperar que el canto de las sirenas de lo mismo, de lo comercial y su consumo genérico, ofrezcan una satisfacción que jamás llegará.
"Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que somos" (Saramago) Un psicoanálisis puede permitirle a una persona localizar ese elemento singular que se puede ejercer en la diferencia, sin transformarlo en sufrimiento para sí o para otros, sino en un camino único que no existe, precisamente, porque se hace andando, se produce en movimiento.
« Camilo E. Ramírez Garza »



