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Opinión Columna


¿Taxis vs Uber?


Publicación:10-07-2019
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La solución más viable, dadas las características del mundo actual en el que vivimos, sería la coexistencia, la articulación de las diferencias

Taxis vs. Uber: ¿Quién tiene la razón?...


Veamos. Una vez planteada la pregunta, en seguida podríamos colocar dos columnas y, en cada una de ellas abrir otras dos y entonces así agrupar los pro y contras de cada una de las dos opciones. Escuchar los argumentos, abrir el debate, cotejar experiencias en diversas latitudes, revisar jurisprudencia, sindicatos, partidos políticos, dueños de bases de taxis, cómo se han expedido las placas y permisos, sistema hacendario, el estado actual de la ley, local, nacional, internacional, Apps que se emplean, actualizaciones y detalles técnicos de las mismas, etc., La infinidad de experiencias (buenas, malas, terribles, ¡hasta criminales!) de ambos lados, tanto de taxistas, como de conductores de Uber. Que a pesar de que ningún dato o estadística en ese sentido, podría ser concluyente, sobre si es mejor o peor tal o cual servicio, se las emplea como mediatizador a favor o en contra, según plazca a las posiciones preexistentes al diálogo. Situación que siempre dificulta el diálogo, pues nadie considera la más mínima pizca de cambiar de posición, de forma de pensar y operar, posterior al debate.


Definitivamente hay muchas cosas que debatir, pues el mundo hoy más que nunca, está en constante transformación. No sólo en el caso de la prestación de servicios, como los de Uber y Airbnb, ante los taxis y las cámaras hoteleras tradicionales, respectivamente. Sino de la Tv tradicional y de servicios como Netflix, de los sistemas de salud y hospitales, frente a los avances de la ingeniería genética y una cultura de la transformación del cuidado de la salud que apuesta a la singularidad en el diagnóstico y tratamiento, del uso de biotecnología en productos alimenticios y sus límites éticos; del petróleo y las llamadas energías limpias, la regulación de armas en general y nucleares en particular, frente al derecho por la soberanía de los Estados; de Snowden y Julian Assange frente a la restricción y clasificación de información, por mencionar las más sobresalientes. Experiencias todas ellas que ponen sobre la mesa asuntos pendientes a ser debatidos y reformulados, respecto a la transformación del lazo social, es decir, de las formas más amplias de vivir, estudiar, trabajar, vivir-morir, amar, emprender, viajar, legislar y gobernar. Pensemos en la comparecencia de Mark Zuckerberg, creador de Facebook, ante el Congreso de los Estados Unidos en 2018, para responder a las inquietudes referentes al uso de la plataforma, la información y usos de los datos que contiene, la relación con los Estados, los gobiernos y partidos políticos, con el mercado y las empresas. Situación aún abierta a revisión, debate y reformulación.


Uno de tales asuntos son los Taxis y Uber. Retomemos la pregunta, Taxis vs. Uber: ¿Quién tiene la razón? ¡Los dos tienen la razón! Cada uno desde su perspectiva, desde el circuito de sus argumentos. La cuestión nodal radica no sólo en escuchar y analizar los argumentos de cada uno de ellos, sino en poder pensar en qué contexto - ¿A qué mundo? - responde cada uno de ellos. Pues desde una perspectiva, tanto el taxi tradicional como el Uber, no están exentos de requerir actualizar y mejorar sus servicios y plataformas de contacto, su relación con los usuarios y el quehacer que los ocupa. ¿Será que en un futuro próximo se unirán taxis y Uber contra sistemas de transportación aérea? ¿Taxis y Uber unidos contra unidades no tripuladas por humanos, bajo la consigna común, las máquinas nos quitan nuestro trabajo? ¿Será?


Por otro lado, en algunos casos es posible apreciar el siguiente movimiento: el Uber que inició como un claro contraste -en algunos casos hasta el colmo de la calidad en la atención, agua, pastillas, algún bocadillo, cargar el celular, adecuada regulación del aire acondicionado, conducción perfecta- una mejor opción de servicio de transporte local respecto del taxi, al poco tiempo, en muchos casos, fue perdiendo su estándar de calidad, atención y servicio. Haciendo que igualmente muchos taxistas aprendieran en sí mismos la lección, y desearan incluir algo del por qué de pronto Uber fue tan exitoso entre sus usuarios: por su servicio de calidad, sus conductores y unidades limpias, sus atenciones. Al adoptar algunas de dichas políticas en el servicio ¿No es acaso ello un verdadero intercambio de servicio? ¿Una retroalimentación y capacitación clara y directa entre Taxis y Uber?


Sin embargo, el enfrentamiento y debate entre Taxis y Uber se le suele enfocar de manera, a mi forma de ver, equivocada, pues se intenta ver exclusivamente quién tiene la razón, quién da o representa el mejor servicio, quién es la mejor opción. Y en ese punto, tanto los trabajadores de uno, como de otro y sus usuarios, pueden acumular experiencias de las más diversas y contrastantes, de quién es mejor o peor, acumulándose miles de “A mi una vez me tocó qué…” como único argumento en pro o en contra. La síntesis y solución, si se sigue en esa línea, estará lejos de existir, predominando salidas acartonadas y no creativas.


La solución más viable, dadas las características del mundo actual en el que vivimos, sería la coexistencia, la articulación de las diferencias, Taxi y Uber, como sucede ya en muchos lugares de México y otros países del mundo. Ello no es el fin, sino el principio de la articulación de dos servicios, taxi y Uber, que de igual forma requieren mejoría y reinvención constantes, ¿O acaso alguno cree que se puede “dormir en sus laureles” bajo la protección de un tercero que no existe?


camilormz@gmail.com



« Redacción »
Camilo Ramírez Garza


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