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Opinión Editorial


¿Quién fija los sueldos?


Publicación:04-03-2020
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Haciendo un paralelismo con la fijación o determinación de los sueldos, aunque los políticos piensen distinto, los sueldos orgánicamente los fija el mercado

Cuenta la historia que San Agustín de Hipona, ahora Argelia, de joven se unió a la secta de los Maniqueos, y afirmaba que el mundo lo había hecho el Diablo y no Dios.  Vivió una vida disoluta, concupiscente, rebelde e incluso procreó un hijo a la edad de 17 años.  Con el devenir de los años, su madre, Santa Mónica, a través de la oración, de cuantiosas lágrimas, de una vida congruente y con prodigiosa ayuda, se salió con la suya y logró la conversión de su amado hijo.  Caso similar, guardadas proporciones, fue el de la Virgen María quien a pesar de que Jesús insistiera en que aún no había llegado su hora, ordenó a los sirvientes que llenaran las tinajas de agua con la seguridad de que su hijo actuaría en consecuencia, logrando su primer milagro.  En ambos casos, aunque sendos varones pensaron distinto, fueron las madres, a sabiendas de lo que era mejor para sus hijos y con acentos particulares, quienes fijaron las reglas y con su ejemplo dejaron una impronta indeleble en el actuar de sus críos.

Haciendo un paralelismo con la fijación o determinación de los sueldos, aunque los políticos piensen distinto, los sueldos orgánicamente los fija el mercado; esa “mano invisible” de la oferta y la demanda.  Sin embargo, existe en muchos países, incluyendo América Latina, un salario mínimo calculado por instituciones competentes. Según el informe de Statista, en Uruguay es de USD$461.00, Chile USD$425.00, Brasil USD$271.00, Colombia USD$265.00 y Venezuela USD$6.00 mensuales.  En México, la responsabilidad legal de aprobar los salarios mínimos reside en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) con sus 45 integrantes: 1 representante de gobierno, 22 representantes de la sociedad, 11 empresarios y 11 representantes de sindicatos. A partir de diciembre 2019, más por decreto presidencial que por una decisión consensuada por el CONASAMI, el salario mínimo diario aumentó 20%: de 102.69 a 123.22 pesos, es decir, MXN$3,748.00 al mes, aproximadamente USD$198.00, menos de la mitad del salario mínimo en Chile y Uruguay.  Habrá que esperar para conocer sus consecuencias.

Ahora bien, existen partidarios y detractores de establecer salarios mínimos.  Por un lado, el incremento en el ingreso de los trabajadores aumentaría su poder adquisitivo generando un mayor gasto o demanda agregada vía consumo interno.  Quienes están en contra de forzar artificialmente un incremento salarial, argumentan que el beneficio sería netamente temporal ya que las empresas lo reflejarían en los precios finales generando inflación, por ende, menguando el poder adquisitivo de dichos trabajadores y potencialmente, provocando un círculo vicioso de inflación y revisiones salariales.  Dicen que la política es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos y que la economía es igualmente relevante como para dejarla en manos de economistas. En América Latina, según los economistas, pudiera argumentarse que un salario mínimo elevado caprichosamente y sin ligarlo a un aumento en productividad, podrían dejar fuera de mercado a quienes por su bajo nivel de escolaridad aporten un valor inferior hacia la empresa, eventualmente perjudicando precisamente a los que se pretendía ayudar.

Un escenario favorable para México, creado con visión de futuro, son sus múltiples tratados y acuerdos comerciales ya que las exportaciones facultan a las empresas a aumentar sus salarios, al estar dichos precios normalmente relacionados con economías de mayor poder adquisitivo, permitiéndoles un mayor margen.  Subrayo que lo que verdaderamente posibilita a la empresa exportadora mexicana a pagar mayores salarios es un binomio de; margen resultante de la exportación y su ética empresarial. Recientemente conocimos que los socios comerciales de México en el T-MEC (USMCA en inglés), EE.UU. y Canadá especificaron para el sector automotriz que entre el 25-30% del Contenido de Valor Laboral deberían de ser con sueldos de USD$16.00 o más.  Para algunos ingenuos esto pudiera traducirse en una oportunidad de que México eleve los salarios de exportación desde el piso actual de cerca de USD$8.00, al doble.  Un incremento así no es orgánico a menos de que, de forma simplista, le paguen proporcionalmente a México por los bienes o servicios exportados; eso no va a suceder, ni por decreto.  De hecho, lo que esa cláusula realmente busca es que la actual ventaja salarial mexicana no se vuelva para el país una ventaja comparativa ni en producción, ni en atracción de inversión extranjera. De boca del regiomontano Expresidente de la Asociación Nacional de la Industria Automotriz (AMIA), Eduardo Solís, esa cláusula está etiquetada para países del T-EC, dejando fuera la M de México. Cuando una puerta se cierra, se abren otras para los audaces, tenaces y trabajadores. Habrá que salir a buscarlas, incluyendo quizás centros de diseño e investigación para la industria automotriz, entre otros.

Desde el punto de vista del empresario, la determinación del sueldo de los colaboradores de una empresa no es tarea fácil ya que se dice que el síndrome del declive personal comienza con la pérdida de un empleo satisfactorio.  La remuneración siempre será un dilema ético pues todo incremento salarial, no ligado a la calidad y/o a la productividad y no reflejado en un incremento en el precio del producto, va con cargo a la utilidad de la empresa.  Los sueldos deben ser tales que provoquen en el colaborador eficiencia y productividad, traduciéndose en una mayor rentabilidad. Existe un ejemplo encomiable en México de empresarios que le apuestan al bien común y han decidido elevar su piso de remuneraciones sustentados en la rentabilidad de los valores.  Fernando Mendizábal cuya empresa es una de ellas, me comentó que la iniciativa “Ingreso Mínimo por el Bienestar” comenzó en noviembre 2019 y consiste en garantizar que ninguno de los colaboradores de dichas empresas perciba un ingreso inferior a MXN$6,500.00 brutos mensuales, más prestaciones; esto es casi el doble del salario mínimo en México.  Ojalá hubiese más empresas convencidas de que todo aquello que formulen por el bien-ser y bien-estar de sus colaboradores, indiscutiblemente será una oportunidad para enarbolar una mejor sociedad.

Concluyo aseverando que el factor principal en el pago de los salarios se finca en la contribución de los trabajadores, misma que indiscutiblemente será en proporción a su nivel educativo.  Más allá de esfuerzos estoicos de empresarios comprometidos como los miembros del colectivo arriba mencionado, lo que México verdaderamente necesita es una transformación educativa y, de darse, eso desafortunadamente tomaría años.  Lo que sí se puede hacer por lo pronto, es coadyuvar a aumentar una oferta laboral; digna y bien pagada por parte de las PYMES mexicanas.  Como ejemplo exitoso destaco los resultados del World Trade Center Monterrey de la UANL, donde durante los últimos 4 años han ayudado a PYMES a generar y conservar cerca de 10,000 empleos y cada tercer jueves de mes invitan a algún conspicuo líder empresarial a compartir ejemplos laudables de verticalidad y congruencia empresarial.  Dios mediante escribiré sobre ello la siguiente semana.



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