Opinión Editorial
Tres deseos para Putin en 2023
Publicación:28-12-2022
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Claramente Rusia no se ha convertido al cristianismo
Michel Nostradamus es considerado por el mundo secular como el profeta más célebre de todos los tiempos. El futurólogo francés de ascendencia judía escribió en 1955 un libro con más de 1,000 profecías, algunas presuntamente sí sucedieron y otras claramente no. Entre aquellas que no fueron ciertas están el que lo humanos aprenderán a hablar con los animales, las diferencias entre idiomas desaparecerán, la tercera guerra mundial sería en septiembre 2006 y el fin del mundo en septiembre de 1999. Claro, a lo largo de la historia ha habido muchos profetas, algunos espurios y otros infalibles.
Hablando de inequívocas predicciones, en mayo 12 de 1914, una semana antes de que estallara la primera guerra mundial, veintidós campesinos en el pueblo de Hrushiv en Ucrania presenciaron la aparición de la Santísima Virgen María sobre la iglesia de la Santísima Trinidad. La Madona les advirtió: “Habrá una guerra. Rusia se convertirá en un país sin Dios. Ucrania, como nación, sufrirá terriblemente durante ochenta años y tendrá que vivir las guerras mundiales, pero después será libre”. Dicha aparición duró hasta el día siguiente y fue presenciada por cientos de locatarios.
Setenta y tres años pasaron y en abril 26, 1987, siendo Ucrania una república más de la Unión Soviética y exactamente a un año de la explosión nuclear de Chernóbil, la Madre de Dios volvió a aparecerse con un resplandor luminoso sobre la misma iglesia. Esta vez, ese inefable fenómeno continuó hasta agosto 15 del mismo año siendo presenciado por cientos de miles de devotos, morbosos espectadores, agentes de la KGB y hasta canales de televisión.
El mensaje de la Virgen María fue: “Perdonen a sus enemigos. A través de ustedes y la sangre de los mártires vendrá la conversión de Rusia. Arrepiéntanse y ámense unos a otros … Recen por Rusia. Opresión y guerras continúan ocupando las mentes y corazones de muchas personas. Rusia, a pesar de todo, continúa negando a mi Hijo. Rusia rechaza la vida plena y continúa viviendo en tinieblas. Si no hay un regreso al cristianismo en Rusia, habrá una tercera guerra mundial”. Después de dicha advertencia invitó al pueblo ucraniano a rezar el Rosario en todas las reuniones, a enseñar a los niños a orar, a arrepentirse de los pecados y a hacer penitencia.
Pues bien, la primera profecía mariana cabalmente se cumplió setenta y siete años después y en 1991 Ucrania obtuvo su independencia. En cuanto a la segunda, parece que al tozudo Putin no se le ve un ápice de retracción ni contrición, pero siempre estará presente la segunda de las tres virtudes teologales, la esperanza.
Sin embargo, esa no fue la única prevención mariana sobre el país más extenso del mundo. El 13 de mayo de 1917, en plena primera guerra mundial y solo tres años después de la aparición en Ucrania, también se apareció en Fátima, Portugal. Sobre Rusia advirtió: “Si mis peticiones son atendidas, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, propagará sus errores en el mundo, causando guerra y persecuciones a la Iglesia … al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Papa consagrará a Rusia a mi, ella se convertirá y se le concederá al mundo un período de paz.”
Claramente Rusia no se ha convertido al cristianismo, pero, gracias a la intercesión y diplomacia de Reagan, Thatcher, Gorbachov y San Juan Pablo II, en 1989 cayó el muro de Berlín como evento precursor del colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el comunismo.
Tomando en cuenta lo dicho por la Virgen, el 25 de marzo del presente año, el Papa Francisco exhortó a todos los obispos del mundo a consagrar a Rusia. “… Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón Inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz”.
Independientemente de las creencias personales, sostengo que no estamos en este mundo por casualidad, que el destino del hombre está sustentado en lo eterno, que el comunismo y su eufemístico socialismo son perjudiciales y que no debemos soslayar los mensajes de Hrushiv y Fátima.
Siendo este mi último artículo del año, deseo para mis tres gentiles lectores un 2023 pleno y trascendental y para Putin: agradecimiento, arrepentimiento y conversión.
« Eugenio José Reyes Guzmán »