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Opinión Editorial


Nueva Batalla por Monterrey


Publicación:19-07-2021
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El fortalecimiento institucional del estado se realizó a través de la creación del modelo policial de Fuerza Civil, hace una década.

Hace una década se vivió en nuestra ciudad metropolitana de Monterrey, una cruenta guerra por el territorio, liderada por diversos grupos criminales que pelearon intensamente en la zona urbana así como en territorios foráneos y rurales.  Los grupos que entonces lograron asentarse en este territorio, actualmente,  aunque disminuidos,  aún poseen dominio sobre el mismo; observamos cotidianamente que existe una guerra de baja intensidad, que reporta muertos diariamente, y que seguramente se verá modificada en cuanto a un balance de fuerzas, a partir del inicio del nuevo gobierno que tendrá lugar a partir de octubre.

Cuando hacemos referencia al concepto de Batalla por Monterrey, inmediatamente recordamos los heroicos hechos ocurridos en nuestra ciudad en el año 1846, cuando el ejército mexicano logró contener temporalmente el avance de las tropas norteamericanas hacia el interior de la república. Este sentido de heroicidad contenido en la expresión Batalla por Monterrey, tomo otro giro cuando hace una década, la ciudad estuvo bajo fuego entre diversos cárteles que luchaban por el territorio, y las fuerzas de seguridad locales se vieron rebasadas en su capacidad de proteger a la población, fue necesario recurrir a las fuerzas federales, y aun así la guerra continuó sin cuartel, al poseer estas organizaciones criminales el control de las policías locales y de las penitenciarías que funcionaban como centros de operaciones para los negocios ilícitos y acciones de esos grupos.

El fortalecimiento institucional del estado se realizó a través de la creación del modelo policial de Fuerza Civil, hace una década,  que permitió mejorar la capacidad de las autoridades para hacer frente a este flagelo. Considerando este período de tiempo transcurrido, la institución de Fuerza Civil requiere hoy revalorarse en cuanto a su fortaleza actual para enfrentar  una posible nueva Batalla por Monterrey

Desde hace dos años, tenemos conocimiento del interés expreso, manifestado a través de acciones propagandísticas de grupos delincuenciales nacionales, en cuanto a su propósito de hacerse de esta importante plaza. En aquel momento (junio 2019) aparecieron narco mantas acusando a las autoridades locales vinculadas a la Agencia Estatal de Investigaciones de aquel momento,  en estar ligadas y colaborar con los grupos criminales asentados en el estado.

Los grupos actuales que controlan nuestro territorio son derivaciones de un antiguo cártel, que en su momento fue innovador en sus métodos de violencia y su capacidad de crueldad desmedida, que se asentaron y se apropiaron de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila.  Posteriormente este cártel entonces muy poderoso, extendió sus reales a la mitad de la geografía nacional, alrededor de 15 estados estaban dominados por esta organización que representó un extraordinario  poder criminal de facto.

El estado mexicano le hizo frente hasta que logró mermarlo y desarticularlo, se derivaron entonces grupos más pequeños de delincuentes que se escindieron y una de esas facciones se quedó con el control del estado de Nuevo León, el cual ha disputado, desde entonces y de manera constante, con otro importante cártel tamaulipeco que fue la matriz original de donde se desprendieron, para cobrar vida y sembrar el terror a lo largo de aquel período oscuro, donde recordamos muchas masacres, entre ellas la del casino Royale con 52 muertos, el Penal del Topo Chico con 49 muertos, la Carretera a Reynosa  49 muertos, el Cereso de Apodaca 44 muertos, el bar Sabino Gordo  21 muertos, el grupo Kombo Kolombia con 17 muertos, un depósito en García 10 muertos, table dance Matehuala 9 muertos,  entre otros. 

Estos dos grupos criminales que controlan la zona, pretenden blindar el acceso que pudieran tener los cárteles mayores nacionales, especialmente con una estrecha vigilancia en las carreteras que convergen a la región, convirtiendo las rutas Monterrey-Nuevo Laredo y Monterrey-Reynosa, en tramos peligrosos para los ciudadanos. Cabe destacar que recientemente la ruta a Nuevo Laredo ha sido el espacio donde han ocurrido más de 80 desapariciones en el trascurso de este año.

Las narcomantas colgadas en el 2019 que ya mencionamos, fue una advertencia de que Nuevo León está bajo la mira de un poderoso cártel proveniente de Jalisco.  Sin embargo, los hechos ocurridos a lo largo de julio de este año, en la Ciudad de Montemorelos, al sureste del Estado, sugieren la presunta llegada de otro importante cártel nacional proveniente de Sinaloa; lo que significa que estos grupos, ambos cárteles mencionados, se encuentran en disputa a nivel nacional por diversos territorios, y que podrían estar incluyendo a Nuevo León como una zona codiciada y motivo de próximos inminentes enfrentamientos.

Viene un reacomodo político muy importante a nivel local, que implica un período de transición, seguramente éste será relevante para que estas organizaciones logren identificar su nivel de apoyo de parte de autoridades de seguridad coludidas, y que con base en ello diseñen un plan de acción para tomar Monterrey como presea codiciada.

A partir de octubre veremos de qué están hechas las instituciones de seguridad locales, hay que recordar que en este trance estamos solos, las fuerzas federales de seguridad sí están presentes, son muy fuertes y tienen gran capacidad de fuego, pero están en un estado de inacción; sabemos que el Comandante Supremo  de las mismas se declaró pacifista, y sólo las utiliza para contener los ataques de estos grupos criminales y tratar de proteger a la población civil, no los confronta directamente como debería de ser de acuerdo a la normatividad institucional vigente, donde es responsabilidad del Estado brindar seguridad y protección a los ciudadanos.

Esta política nacional de contención  que se traduce en los hechos en inacción, inspirada en el ejército internacional de los Cascos Azules de la ONU,  va a continuar, esto debido a que el Comandante Supremo de las fuerzas federales de seguridad, no comprende la psicología de las organizaciones criminales, que está basada en una relación de dominio sumisión, donde manda el que es más violento y genera miedo en el oponente. 

La postura pacifista de las fuerzas armadas de seguridad es interpretada por los grupos criminales como un gesto de sumisión, de miedo, y esto contribuye a que crezca en ellos  un sentido de grandeza y de poder, además, les da espacio para  prepararse para construir una base social y un brazo armado cada vez más efectivo.

Insistimos que en la nueva Batalla por Nuevo León estamos solos, así que el gobierno estatal deberá pertrecharse y consolidar los logros de sus instituciones de seguridad para hacer frente a una posible invasión de cárteles que pelearan fuertemente contra los grupos delictivos ya asentados y que buscarán disminuir el respaldo de las policías locales cooptadas previamente.

En este trance, como ya lo señalamos,  vamos a ver de qué están hechas las instituciones de seguridad locales, un desafío renovado (reloaded) que requerirá de medidas y políticas estatales de seguridad bien definidas  y enfocadas para hacer frente a una posible  embestida criminal que desconocemos los alcances de la misma, pero todo parece indicar que será de largo aliento.  



« Arturo Delgado Moya »