Opinión Editorial
La visión de Trump
Publicación:27-01-2025
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El liderazgo conlleva diversos tipos de habilidades, una de ellas es la capacidad del líder de generar una visión de futuro.
El liderazgo conlleva diversos tipos de habilidades, una de ellas es la capacidad del líder de generar una visión de futuro y compartirla, de manera efectiva, con los seguidores. Donald Trump es un líder carismático que maneja las masas de manera muy hábil, dando pie a un liderazgo de tipo populista caracterizado, además del carisma del líder, por sus rasgos autoritarios y el desprecio por la pluralidad social y política.
Considerando su discurso inaugural del nuevo mandato, podemos considerar que la visión que el líder norteamericano está impulsando es la denominada “Make America great again”, algo así, como “Volver grande a los Estados Unidos otra vez”. Este último punto de “otra vez”, lo interpretamos como si en algún momento de la historia reciente hubiera dejado de serlo. Es posible, existe una decadencia en la sociedad norteamericana que se expresa en su infraestructura, en las ciudades otrora prósperas antes y ahora casi fantasmas, como el caso de Detroit.
El “Make America great again”, significa “Volver a la grandeza norteamericana otra vez”, pero basada en un modelo económico que funcionó, y muy bien, durante el siglo XX. La visión del líder está contaminada, como lo podemos observar, por su vivencia existencial, en un contexto donde la prosperidad fue un hecho cotidiano, pero que se ha perdido lentamente.
En esta visión del líder ahora mandatario, existe una añoranza por los viejos tiempos que siempre fueron mejores; en el cine podemos ver reflejada esta prosperidad y vida del “American way of life”, donde la clase media vivía su vida de manera cómoda y segura, sin altibajos mayores, capaz de disfrutar de los satisfactores ubicados en la parte elevada de la pirámide de Maslow.
Con base en esta visión, Donald Trump ha optado por una economía basada en la manufactura y sustentada en la explotación de las energía fósiles no renovables. Es obvio que así lo haga, ya que este es el modelo que él conoce, con el su país prosperó a lo largo del siglo XX, y de pasada le permitió a él mismo amasar una gran fortuna, ¿por qué cambiarlo ahora?
Es así que ha apostado con todo a este modelo ya mencionado, con el que pretende regresar la prosperidad tal como la conocieron las generaciones de norteamericanos de mediados del siglo XX en adelante. Desea imponer aranceles para proteger a la economía, especialmente en el ámbito de la manufactura. Su sueño íntimo es revivir a Detroit, que las fábricas automotrices resurjan de su ruinas, para volver a producir enormes vehículos que no escatiman en un gasto exacerbado de energías no renovables y contaminantes.
El líder y mandatario no entiende que la economía norteamericana logró sortear la caída de la manufactura, gracias al desarrollo de empresas tecnológicas, que han transformado la economía en una de carácter digital, con un e-commerce cada vez más poderoso.
El mundo en el siglo XX, como dice la letra de una canción de Maná, “ya giró”. Hoy en día la economía está orientándose hacia un modelo más sustentable, basado en las tecnologías, en la electromovilidad y la generación de energías verdes. Pero el modelo norteamericano quiere regresar al pasado, esto lo direcciona en el sentido opuesto a la tendencia del futuro próximo.
No sabemos cuánto daño pueda generar este reviraje que dará el modelo económico norteamericano, pero en la competencia global, especialmente con el principal competidor, la economía china, puede que el gigante norteamericano pierda pisada, trastabille y pierda la inercia ganadora que lleva hasta la fecha.
En la carrera de la electromovilidad, creo que el gigante asiático lleva una delantera inobjetable. Cada vez fabrican automóviles, con el sustento de pilas más durables y eficientes en cuanto a su duración y rendimiento, así como motores eléctricos cada vez más potentes.
Esta tendencia mundial a la electromovilidad, es imposible de detener. China parece estar más centrada en el futuro del siglo XXII y no en el pasado del siglo XX, al menos eso creemos en materia económica, habrá que ver lo político, me refiero a su régimen.
Esta semana que terminó, el nivel de contaminación en la ciudad fue bastante grave, la irritación de ojos y otros síntomas respiratorios fueron una situación que se vivió a nivel familiar con diversos efectos médicos.
El figlio Arturo está convencido de los vehículos eléctricos, aún no existe la infraestructura para la recarga de las baterías a nivel nacional, así que es un tanto difícil viajar largas distancias, pero en la ciudad son bastante prácticos.
Recientemente llegó mi querido figlio Arturo con una bicicleta eléctrica y me llevó de paseo, me pareció un biciclo realmente rápido. Fácilmente alcanzó los 50 kilómetros por hora.
Me dice que todos estos artefactos los compra vía e-commerce en Amazon y se los llevan a la puerta de su casa. También compró una dirt-bike, una motocicleta cross eléctrica que transita sin problemas a 90 o 100 kilómetros por hora. Fuimos al Potrero, allá en Villaldama, para probarla, realmente es muy rápida y muy ágil en terracería, y sobre todo, yeso lo agradezco, verdaderamente silenciosa.
Recientemente llegó a visitarme el figlio en un motociclo deportivo, una Kawasaki Ninja, me sorprendí porque estos ciclomotores son para expertos en motociclismo, pero el figlio Arturo me mostró que al ser un vehículo eléctrico, es tan fácil de manejar como si fuera una bicicleta veloz y potente. Me mostró que no se requiere de embrague, tampoco de cambios o transmisión, así que solo se trata de acelerar y frenar. Tan fácil es manejar una bestia del camino como ésta, que hasta yo, estimado lector y lectora, un verdadero neófito en la materia, puede manejarla con bastante naturalidad, quiero decir que no tuve ningún incidente, afortunadamente. Claro, la Ninja Kawasaki eléctrica no es tan potente como su versión clásica de motor a gasolina.
Al menos en materia de electromovilidad, Donald Trump está llevando a la industria norteamericana al desfiladero. Uno de sus primeros decretos fue retirar el estímulo fiscal para la producción y distribución de vehículos eléctricos. Una medida que pretende desincentivar este desarrollo tecnológico. A partir de ahora, los chinos tienen todo el mercado de artefactos eléctricos e híbridos a sus pies, sólo encontrarán resistencia, y quizá, un poco de competencia, en las marcas europeas, especialmente alemanas, y seguramente en las japonesas y también coreanas.
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