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Opinión Editorial


Los usos políticos del narcotráfico


Publicación:26-03-2025
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El uso político del narcotráfico se remonta e inscribe históricamente en las prácticas que los Estados disponían sobre la muerte

El narcotráfico es una actividad ilegal global que bien puede concebirse desde diferentes perspectivas: como un sistema complejo de mensajería que entrega paquetes que contienen productos de alta demanda entre sus clientes, un gran banco o fondos de inversión de alto riesgo con excelentes rendimientos, una manera ilegal de llevar un Estado en paralelo, ya que el narcotráfico puede realizar abiertamente acciones que un estado democrático, en principio, no puede, permitiéndole a este último explotar sus usos políticos, entre los que se destacan el aterrorizar a la sociedad civil para poder manipularla a conveniencia, ejercer grandes cantidades del presupuesto para buscar "atacarlo".

En psicoanálisis cuando un paciente tiene un síntoma que tiende a repetirse una y otra vez, las preguntas obvias que se imponen son: por qué se repite dicha problemática, cuáles son las condiciones que la sostienen, los beneficios, las ganancias secundarias de la enfermedad –les llamaba Freud– su sentido y significado. Esto permite investigar todo lo que está condensado en dicha experiencia, a fin de que el paciente pueda tomar conciencia de los porqués de sus problemáticas, permitiéndole tomar otras decisiones y, por lo tanto, pasar a otra cosa en su vida. No es una solución simple ya que se realiza a través de reconocer la verdad singular que está en juego en cada síntoma y renunciar a los beneficios, absurdos, inauditos y paradójicos, asociados al malestar y sufrimiento que se estaba padeciendo.

El uso político del narcotráfico se remonta e inscribe históricamente en las prácticas que los Estados disponían sobre la muerte, mismas que a partir del siglo XVIII comenzaron a deslizarse hacia los asuntos de la vida (natalidad, mortalidad, políticas sanitarias, control de los cuerpos y mentes vía la escuela, la prisión y el hospital...). Ya en la segunda mitad del siglo XX, el narcotráfico se expandió por todo el mundo como un producto de consumo-esparcimiento, podríamos decir, un potenciador de las vidas, con el aval, directo e indirecto, tanto de los mercados como de los Estados, ofreciéndose como la panacea de una propuesta alternativa al fracaso de los sistemas políticos y religiosos, reduciendo las vidas a la búsqueda de placer, tranquilidad, éxtasis, exploración de conciencia... Nadie quedó indiferente. Por supuesto los medios masivos hicieron lo propio. En todo este recorrido no es para nada casualidad que EUA sea un país de alto consumo de drogas.

Junto al solapamiento del narcotráfico se crearon igualmente programas de atención médica y psicológica para sus clientes frecuentes, al tiempo que se financiaban estrategias policiacas y militares para detener a los agentes de dicha empresa ilegal. Una gran farsa, una simulación. La legalización, ni pensarlo, ¡Ni Dios lo quiera! bajaría los costos. ¿será? No me parece que sea tanto por la reducción de los costos que no se avanza hacia la legalización de las drogas, sino por el hecho de que, al hacerlo, ya no se podría explotar del todo el uso político del narcotráfico. Los Estados necesitan mantener a ese "maligno" vivo para simular combatirlo, al tiempo que les permite diferenciarse: "ellos son los malos nosotros los buenos"; además, por más crudo que parezca y más allá de los refrescos embotellados, no existe un producto más vendido como la droga, su atractivo es único para cada persona, es un objeto indiferenciado que además tiene la cualidad de poder convertirse en cualquier cosa para quien lo consume, de ahí su gancho. 

Seguir la ruta del dinero del uso político del narcotráfico. Algo que también es obvio es que el narcotráfico se sostiene en aquel principio básico en economía que dice que todo negocio se sostiene de tres fuentes: clientes, inversionistas y préstamos. No tiene mucha ciencia verificar que ninguno de los tres quisiera renunciar a lo que obtiene de dicho negocio. ¿O acaso cree usted que alguno de ellos desearía renunciar a lo que obtiene del negocio del narcotráfico? Por otro lado, mientras no se toque un punto de vergüenza singular en cada persona involucrada, no se podrán modificar las relaciones entre el narcotráfico, los consumidores, inversionistas y el poder de los Estados. Similar a lo que sucede no muy lejos en otras actividades comerciales que también se tejen a través de lógicas que rayan en la ilegalidad, como algunas empresas de la industria de la construcción, armamentística  y farmacéutica.




« Camilo E. Ramírez »