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Opinión Editorial


La Gran Renuncia


Publicación:24-10-2021
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En este momento de la historia, en esta época postcovid, los Estados Unidos requieren cubrir 10 millones de empleos de manera urgente.

En este momento de la historia, en esta época postcovid, los Estados Unidos requieren cubrir 10 millones de empleos de manera urgente, especialmente ahora que, gracias a la vacunación,  se ha reactivado la economía y se acercan las fiestas decembrinas, que es sinónimo de un volumen de ventas y servicios más elevado.

No solamente los Estados Unidos, también Canadá demanda cubrir 600,000 vacantes, debido a las renuncias voluntarias de más de cuatro millones de trabajadores, fenómeno que se conoce como “The Great Resignation”, todo ello indicador de que se ha dado un reacomodo en el mercado laboral, debido a diferentes factores que contribuyen a esta escasez de mano de obra calificada.

Un factor importante está relacionado con el programa de apoyos económicos y fiscales que estos gobiernos han ofrecido con motivo de la pandemia,  para evitar una crisis social por motivo del desempleo y  el cierre de empresas que el confinamiento trajo consigo. Recibir de ayuda social un cheque de 300 dólares por semana, además de las prestaciones del seguro de desempleo,  aligeran la carga de muchas familias, liberan  del peso económico y permiten que nadie se hunda de manera inexorable.

Otrofactor y,  tal vez sea el más importante,  el Covid-19cambió la mentalidad de la gente;las personas necesitan trabajar pero no quieren morir en el intento, así que exigen mejores condiciones de empleo, especialmente el ingreso mínimo de 10 dólares, que se aumente, al estilo de un salario mínimo a nivel nacional, a 15 dólares la hora.

Empleos mejor remunerados seguramente lograrán entusiasmar lo necesario a los millennials que no terminan de asimilar trabajar toda una vida (30 años) por una pensión básica. La situación que obra en contra de esta posibilidad es que el trabajo remoto (home office) transformó el sentido de su actividad laboral. 

Desafortunadamente esta confrontación no ocurrió en el ámbito patronal. El empleador busca que se cumpla con el trabajo presencial,  en el mejor de los escenarios con un esquema de trabajo híbrido, pero se rehúsa, en gran medida, al trabajo remoto(home office)considerando, en muchos casos, que se está obteniendo menos desempeño por los emolumentos efectuados, cuando en gran medida ocurre lo contario, el trabajo remoto es más eficiente que el presencial.

En este reacomodo del mercado laboral, sucede también que los empleados que están en condiciones de poder retirarse (jubilarse o pensionarse), prefieren hacerlo que volver al empleo, esto considerando los riesgos de salud que implica un retorno laboral, así como la posibilidad de tener la libertad personal para emprender el negocio que siempre se quiso tener, o  dedicarse a practicar un hobby muy apreciado, o más tiempo para la familia, o de manera más egoísta, más tiempo parasí mismo, para hacer ejercicio, descansar, pasear, viajar, seguiruna dieta saludable o simplementerecuperara placerlas horas de sueño perdidas.

Este reacomodo laboral se ve en la historia de otras pandemias, por ejemplo la  ocurrida en Europa en el siglo XIV, donde la peste negra desapareció a gran cantidad de pobladores, esto permitió que los campesinos sobrevivientes que antes eran explotados de sol a sol, lo fueran menos a raíz de las exigencias laborales que plantearon a suspatrones feudales.

Personalmente ya estoy jubilado, así que no puedo ponerme directamente en los zapatos de los aún trabajadores que enfrentanesteentorno de regreso a una  nueva normalidad; situación personal  que nopermite establecer una opinión certera sobre el tema, pero sí tengo a mi hijo mayor, Arturo,  que sigue trabajando, lo ha estado haciendo desde casa, recientemente regresó a nivel presencial, y a continuacióntranscriboalgunas de las ideas que me comenta, con motivo de mi pregunta: ¿Si pudieras renunciar en este momento, lo harías?

“En el ámbito educativo donde trabajo, especialmente a nivel de educación superior, el retorno a las aulas no ha sido un proceso paulatino, sino que ocurrió de manera abrupta. Se esperaba que fuera gradual transitando del home office a un esquema de trabajo híbrido pero no fue así. Parece ser que la expectativa es volver a la vieja normalidad (que ya no existe) más que a una nueva normalidad; el problema es que la pandemia nos ha cambiado, especialmente nuestrasexpectativas,valores y visión del mundo. Ahoravaloramos más nuestro tiempo y nuestro trabajo. No se puede volver a la vieja normalidadporque éstasimplementequedó en el pasado, desapareció, se la tragó,antes de que nos diéramos cuenta, velozmente el tiempo. En la vieja normalidad las clases presencialeseran motivo de gran prestigio, los docentes con mayor antigüedad en la Escuela eran quienes preferían  ésta sobre la modalidad mixta o en línea; estas últimas eran opción  para los profesoresnoveles que aún no lograban conquistar mayores privilegios en el sistema escolar. Peo ahora, después de más de un año sistemático de trabajo virtual, las herramientas tecnológicas desarrolladas y el tránsitoapresurado sobre una curva de aprendizaje, permitió mejorar estas competencias docentes; cabe destacar de manera significativa que  también este proceso de adaptación al cambio ocurrió en los alumnos. Ahora nuestros estudiantes le piensan dos veces paraacudir de manera presencial a sus clases.  Saben que se puede avanzar perfectamente a través del uso de la plataforma virtual y con el apoyo de videoconferencias;para quéinvertir tiempo en trasladarse una hora de ida y otra de regreso;  además del tiempo que implica prepararse (vestirse y arreglarse de maneraapropiadapara acudir al aula), esto conlleva tiempo, así como recursos económicos, ya que alguien tiene que pagar la gasolina o el uber.  Pero volviendo a la pregunta si renunciaría a mi empleo, no puedo asegurarlo, pero si fuera ya mi momento dejubilación sí la tomaría,  con ello  tendría  oportunidad de dedicar más tiempo a mi persona. Así que sí, síformaría parte de la Gran Renuncia  mexicana; jubilado con base a un buen ingreso permanente, sí procuraríarealizaracciones que mejoren mi calidad de vida (ejercicio físico de manera sistemática, excelente alimentación, tiempo para la familia ypara mis propias actividades); y  con algunos ahorritos adicionales, podíamos ir de viaje a lugares que siempre he deseado conocer. También tendía tiempo para ir a la casa de campo, pasear en bicicleta, caminar con las mascotas, dedicarme a leer, escribir, hacer fotografía, aprender arquería tradicional,  hacer oración, natación, tenis de mesa, baloncesto, badminton; todo lo que implique fortalecer mi cuerpo y mi alma, tomar cada vez menos medicinas y disfrutar cada momento de la vida…”.




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