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Opinión Editorial


Regresar


Publicación:03-12-2021
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La idea del retorno es antigua y está incrustada en el imaginario colectivo desde que los seres humanos dejaron la vida nómada y se asentaron para fundar casas

La idea del retorno es antigua y está incrustada en el imaginario colectivo desde que los seres humanos dejaron la vida nómada y se asentaron para fundar casas y ciudades. El sedentarismo se ha regido, desde entonces, por las rutinas y los ciclos. Los acontecimientos inesperados (los vuelcos de la fortuna, como decían los ancestros) y los viajes han sido formas de alterar este modo de existencia. Walter Benjamin sostenía que había, básicamente, dos tipos clásicos de narrador de historias: el viajero y el campesino. El primero describía las aventuras (y peripecias) de las excursiones por lugares lejanos y desconocidos; el segundo, conservaba y propagaba la memoria del lugar nativo. 

La literatura es un rico muestrario de estas dos maneras de contar. Tomo el tópico de la literatura de viajes como pretexto para hablar de la contraparte: el relato, implícito o explícito, del retorno. El viaje implica, de alguna manera, la noción del regreso: desandar los pasos hasta el lugar donde inició la partida. El desplazamiento puede ser geográfico o simbólico (ir de un lugar a otro, o moverse de un tiempo a otro). Viajamos con la imagen de un espacio de salida al cual, en algún momento, habremos de volver. El regreso podría dilatar-se o no concretarse nunca, pero permanece ahí, en nuestras fantasías.

Uno de los anhelos más frecuentes consiste en desear regresar al tiempo pasado: el tránsito de la existencia es, lo sabemos, un vertiginoso recorrido hacia adelante, hacia le extinción. ¿Cómo podríamos evitar imaginar formas de volver a lugares y tiempos mejores?

Esta divagación surgió en mi cabeza luego de mirar las seis horas del documental de Peter Jackson: Get Back (estrenado hace unos cuantos días). Jackson realiza un   extraordinario montaje de las sesenta horas de metraje cinematográfico grabadas en 1969 por Michael Linsay-Hogg. El fallido proyecto original contemplaba un especial televisivo de los Beatles o un espectáculo en algún exótico punto del Medio Oriente; el desenlace fue el mítico concierto en la azotea de las oficinas de Apple  el 30 de enero de 1969.  La sustancia prima de estas sesiones dio material para un disco y un documental, ambos titulados Let  it be,  lanzados al público en 1970, justo tras el anuncio oficial de la disolución de la banda. 

En lugar de resaltar el “déjalo ser” del trabajo de Linsey-Hogg (y el cual ya apuntaba hacia la desintegración del grupo y el despegue de sus carreras como solistas), Jackson  apela a la noción original de “regresar”: volver  a las raíces, aún sabiendo la imposibilidad de dicha empresa. El regreso es, así, una suerte de simulacro y actuación ante las cámaras, pero también: una relectura que los Beatles hacen de su propio pasado. Y eso es tal vez lo más importante del documental. Resaltar el proceso en lugar del resultado. Los ensayos, esas infinitas horas de repeticiones y variaciones, de recreación y parodia, se convierten, en esta relectura, en una creación particular. Somos testigos del surgimiento de algunos temas clásicos, pero aquí, en estas escenas, son sólo posibilidades, ideas sin cristalizar del todo. Notas a medias, versos inconclusos. Borradores, en una palabra. 

Los Beatles no volvieron a los días iniciales, ni a las maratónicas jornadas en los clubs de Hamburgo, ni al oscuro y maloliente sótano de The Cavern. He aquí la secuencia de acciones: huyeron de la bodega de Twickenham Film Studios (lugar inicial de las filmaciones) y construyeron su propia cueva en las oficinas de Apple Corps. Se enfrentaron, por el contrario, a los dilemas mercantiles y logísticos de una superbanda que tenía tres años sin tocar en público. “Espero que hayamos pasado la audición”, dijo, de manera irónica, John Lennon tras culminar el concierto en la azotea. Pero Peter Jackson no termina aquí su documental: nos hace seguirlos hasta el estudio de grabación y de ahí al día siguiente, donde continuaron ensayando. Get Back es la mirada desde el futuro, una manera de desmitificación y, al mismo tiempo, de renovación de la vigencia de los Beatles. Regresamos a la esencia para resignificarla. 



« Víctor Barrera Enderle »