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Opinión Editorial


Reacciones ante el covid-19


Publicación:10-02-2021
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Dichas reacciones no son casuales, sino que parten del síntoma o estructura base de cada persona

En la presente editorial abordaremos las diferentes reacciones ante el virus SARS-Cov-2, causante de la enfermedad covid-19 (una nueva variante de coronavirus que apareció a finales del año 2019 en la ciudad de Wuhan, China, extendiéndose rápidamente por todo el mundo; siendo declarado por la OMS, su estatuto de pandemia en abril del 2020). Tales como: la negación —estilo bella indiferencia histérica — la exageración, la arrogancia negacionista y el sadismo maniqueo. 

Dichas reacciones no son casuales, sino que parten del síntoma o estructura base de cada persona, que, según el psicoanálisis, podemos diferenciar de tres tipos: neurosis, psicosis y perversión.

Veamos las características básicas de cada una de ellas:

La negación, estilo bella indiferencia histérica: son reacciones en las cuales las personas funcionan como si no estuviera sucediendo nada, viven como en un “limbo”, no ven, no comentan, no hacen nada al respecto de lo que sucede, son animas bellas que andan por el mundo sin que el mundo les toque. Por ejemplo, las personas que ante las tragedias (personales, familiares o mundiales) se ocupan de frivolidades, como el culto al cuerpo haciendo ejercicio sin ton ni son, comprando y consumiendo alguna superficialidad que se supone les dará el brillo tan buscado. Como esto nunca es suficiente, el ciclo se tiende a repetir infinitamente, gracias a lo cual se reitera una insatisfacción, un vacío. 

 La exageración toma el costado de la expresión basada en “caer en la histeria”, según la más coloquial expresión. Esta reacción exagera todo, creyendo quizás que, al exagerar su preocupación, miedo y cuidados, se logrará algo de protección, “exorcizar” la amenaza del objeto tan temido. A mayor exageración y alarma, entonces se produce más protección ante el coronavirus. Reacción basada en una moralidad de las preocupaciones: cada preocupación es “valida” o “inválida” en la medida del grado de sufrimiento; son personas que asocian el sufrir con la bondad de las personas, a mayor sufrimiento más bondad y verdad. Por lo tanto, van por la vida destacando o aumentando sus cuotas de sufrimiento como una especie de argumento ante sus “enemigos”, esos que no saben, porque no han sufrido lo suficiente como ellos, los campeones del dolor. 

La arrogancia negacionista: se basa en creerse un-ser-todo-poderoso: “A mí no me pasará, simple y sencillamente porque soy lo mejor” (forma de respuesta perversa que cree que las fragilidades solo están del lado del vecino) creyendo “A mí el virus no me hace nada”, “Yo tengo las respuestas y la cura para ello”, “Son inventos del gobierno… “Y demás ideas en esa misma línea, muy asociadas a la posición masculina y de algunas mujeres que creen —copiando lo peor de los hombres—que el poder tiene que ver con la arrogancia y el “A mi todo el mundo me la pel..” 

El sadismo maniqueo: postura que se basa en creer que la gente que sufre es porque debe sufrir, que la enfermedad, el malestar y la muerte, son formas de castigo y purificación, de separar los buenos de los malos. 

Son personas que se alegran por la desgracia del otro: “¡Que bueno que le sucedió eso, para que aprenda! ¡No andaba saliendo, se lo merece!”. Esta lógica la podemos encontrar a menudo en diversos ámbitos (educativo, militar, salud, etc.) inclusive en el mismo crimen organizado (Si me la hace, la paga) o en el principio rector de la educación de antaño de “La letra con sangre entra”, estilo La colonia penitenciaria de Kafka.  

Como decíamos, estas reacciones no son casuales, sino que parten del síntoma o estructura base de cada persona, que, según el psicoanálisis, podemos diferenciar de tres tipos: neurosis, psicosis y perversión. Que, por nuestros objetivos iniciales y la brevedad de este escrito, no desarrollaremos aquí, pero que dejamos como referencia para el lector curioso, que desea explorar un poco más. 



« Camilo E. Ramírez »