Opinión Editorial
Nada
Publicación:16-12-2025
++--
Regulación absurda frena micromovilidad urbana
"Lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos llegar a ello por el camino más complicado"
George Sand
Decía don Gilberto Elguezabal de León: "Míralo, como las burras, por la incomodidad".
Así son muchos de nuestros diputados que para cada solución ellos tienen el problema.
Y es que se la pasan ideando cosas para complicarlo todo y son fanáticos de empezar las cuentas por el dos, el tres o el cinco, en lugar de comenzar por el uno, lo cual sería bastante más sencillo.
Desde hace algunos meses se ha generalizado, sobre todo en el centro de Monterrey, el uso de scooters eléctricos, ya sea propios o de los que se ofrecen en renta. La verdad es que vamos, como de costumbre, tarde en las modas, porque la utilización de estos vehículos de micromovilidad tiene tiempo en muchísimas ciudades del mundo, sobre todo en Estados Unidos, en donde son una buena opción para trasladarse de manera rápida en áreas reducidas.
No por el hecho, sino más bien en ánimo de andar mortificando la existencia de otros, un grupo de diputados tuvo la brillante idea de intentar regular su uso, lo cual parecería una buena idea si acaso tuviese una noble intención, pero como casi siempre, nuestros legisladores comienzan casi por el final, en lugar de iniciar por el principio.
Porque de nada sirve un padrón de usuarios como el que le solicitaron implementar a la Secretaría de Movilidad, cuando un buen número de ellos rentan esos artefactos de manera ocasional.
Seamos honestos también, la Secretaría de Movilidad no tiene un padrón confiable de quienes conducen un taxi y dudo que el de choferes de camiones esté actualizado, mucho menos el de los operadores de unidades de transporte de personal o los autobuses escolares.
Sería ideal, antes de pensar en toda la serie de tonterías que propusieron nuestros legisladores, pensaran y no sólo eso, trabajaran también, en cómo sí hacer viable el uso y operación de los scooters en áreas de Monterrey y la zona metropolitana. Revisar, de manera urgente, el tema de las banquetas que son un desastre por toda la zona conurbada, porque nos da por ser muy verdes y sembrar árboles, pero no hacemos nada cuando sus raíces destrozan las banquetas; personalmente me tocó ayudar a ancianos, mujeres y niños cuando caían por culpa de una banqueta frente a mi oficina y cuando tratabas de hacer algo con el árbol, aparecían de inmediato los malditos inspectores amenazándote con llevarte preso y enviarte a las Islas Marías o San Juan de Ulúa para toda la vida por atentar contra un árbol. Así de incongruentes somos.
Nuestros diputados tienen que dejar ese vicio de pretender meterse en todo y descomponer lo que no está mal. Deben aprender a tener un poco de paciencia y observar a fin de normar criterios antes de intentar legislar y cambiar las cosas.
Porque un padrón de usuarios de scooters nos sirve para maldita la cosa. Definir áreas desde la comodidad de un escritorio de una oficina con clima no ayuda y que un descerebrado que jamás se ha subido en un patín del diablo redacte reglas de operación, es una necedad.
Impedir que los scooters circulen por avenidas y calles principales en donde existe enorme afluencia de vehículos sí es pertinente y para ello hay que prohibirlo en los Reglamentos, pero sobre todo ordenar a los agentes viales que los conminen a retirarse y no emplear esas rúas.
Lo demás que quieren hacer son tonterías y para eso no les pagamos.
« Francisco Tijerina Elguezabal »



