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Opinión Editorial


Ley general de aguas en México


Publicación:27-07-2023
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El Congreso federal y el Senado están en omisión legislativa desde 2012, en aquel año se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua

Ley general de aguas en México

El Congreso federal y el Senado están en omisión legislativa desde 2012, en aquel año se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua y al saneamiento.

El artículo 4 de la Constitución federal dice:

Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.

Sin embargo, la realidad es que no han legislado para definir las bases que garanticen el derecho al agua de las personas. En Nuevo León muchas familias han sufrido el poco compromiso con el servicio de uso doméstico, mientras que las industrias elevan sus producciones y exportaciones. Por supuesto requieren agua para su producción y procesos.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación dijo que esa Ley general de aguas pendiente deberá estar lista en agosto de 2024, pero el gran peligro es que en estas épocas muchos funcionarios federales están más preocupados por las elecciones que por legislar adecuadamente un pendiente tan importante.

Las presas, los apoyos extraordinarios, la decisión de que se posponga la entrega de agua a Tamaulipas, todo eso son curitas, que no resuelven la enfermedad. 

Nuestro país está enfermo, tenemos un gobierno y legislaturas que han priorizado muchos temas por encima del derecho humano al agua. No se ven las ganas de resolver este tema de fondo. 

El Presidente crítica los actos de Conagua de sexenios pasados, pero no ha mencionado la urgencia de reformar la Ley de aguas.

Por lo pronto solo queda la solidaridad de los ciudadanos entre sí, pero no hay que dejar de lado la exigencia de una Ley que ponga a los seres humanos por encima de las industrias. Si está muy bonito que aumenten sus negocios, pero no a costa de la salud y derecho al agua de las personas.



« Jessica Martínez Martínez »