Opinión Editorial
La Alameda
Publicación:07-08-2023
++--
Inspirada en la de la Ciudad de México, nuestra Alameda se edificó sobre 16 manzanas.
Bajo el gobierno de Santiago Vidaurri, el alcalde de Monterrey, José María Morelos –homónimo del líder independentista-anunció en 1861, el trazo de lo que hoy conocemos como Alameda Mariano Escobedo.
Inspirada en la de la Ciudad de México, nuestra Alameda se edificó sobre 16 manzanas, cuyo plano fue levantado por Isidoro Epstein, primer ingeniero de la ciudad. Abarcaba desde Washington hasta la calle de Espinosa; de Villagrán hasta Pino Suárez. Monterrey era una ciudad de 32 mil habitantes.
Más tarde, el gobernador Reyes decide la construcción de la Penitenciaría, de ahí que se dediquen cuatro manzanas a este proyecto, otras cuatro para venta de los que se obtienen recursos para la modernización del espacio público y paseo familiar. Así, la Alameda quedó en ocho manzanas.
Alcaldes y gobernadores fueron y vinieron y así como ahora, la queja ciudadana era la misma: la Alameda se dejó al abandono. Y llegaban otros ediles que, con el paso del tiempo, le imprimieron su sello, es así que hubo lagos de cisnes, un circo, un vivero, un aviario, un jardín de preescolar, juegos mecánicos, fuentes.
Como es del dominio público, el 19 de diciembre de 1898, la Alameda se engalanó para recibir la única visita presidencial en su historia, la de Porfirio Díaz y en su honor se bautizó este espacio cultural que, tras el triunfo de la Revolución Mexicana, recibió como nuevo nombre, Mariano Escobedo.
Este domingo, las autoridades regias, en colaboración con una asociación civil y la Universidad Autónoma de Nuevo, anunciaron que le dará un refresh ambiental a la Alameda.
La intervención de la UANL nos permite estimar que habrá un inventario de aves y del arbolado, estrategias de forestación y tipo de árboles por cultivar.
Hay reseñas históricas que documentan que, en sus 162 años de existencia, se trajeron para sembrar en La Alameda, árboles de Montemorelos –sin decir de qué especie-; en otros episodios, se dice que se plantaron 204 fresnos. Y hoy, los responsables del proyecto dicen que retirarán aquellos ejemplares que cumplieron su ciclo y preservarán los históricos.
Ojalá que, así como se reforzará este gran pulmón verde, la autoridad regia contemple la regeneración del espacio, la moderación de comerciantes que cae en el abuso y atraer a nuevas generaciones con espectáculos familiares.
A título personal diré que en La Alameda viví grandes momentos de mi niñez, que estudié en un jardín de preescolar que ahí estuvo y que disfruté el espacio de Cri-Cri, fuentes, caballitos, juegos.
El historiador Celso Garza Guajardo, en su libro "Monterrey, la nostalgia de una ciudad", reproduce las palabras que en 1979 externara el alcalde César Santos, sobre este espacio, y que ayer como hoy, aplica a lo que La Alameda representa y cómo lo vivimos a lo largo dela historia.
"La historia de la Alameda es también una historia llena de imágenes y de recuerdos. Una historia de cada generación en su estilo de pasear, de meditar, y de platicar por la alameda. Cada generación que ha concurrido lo ha hecho de manera particular, pero buscando lo mismo: soledad y descanso".
Y añade: "Desde la alameda porfirista, vecina de viejas casonas y su penitenciaría al lado, hasta la alameda de hoy, envuelta en la metrópoli, han visto pasar generaciones y modas, ritmos e inquietudes. Ha visto pasar, en fin, a las muchedumbres sin nombres meditando y platicando entre ellas mismas".
« El Porvenir »