Opinión Editorial
Ciudad en transformación o en decadencia
Publicación:26-09-2024
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La política aquí es negocio, no el trabajo para beneficio de las personas
Monterrey es, como muchos lugares del mundo, una ciudad en constante transformación, ¿o debemos decir, en decadencia? ¿Se está construyendo o cayendo en pedazos? Depende desde donde se la observe, en dónde se viva. Pero todo indica que, más que crecer con base en un proyecto urbano, inteligente y bien planeado, la ciudad de Monterrey y su área metropolitana avanzan como un Frankenstein urbano confeccionado un tanto al azar de los caprichos de diversos grupos, a base de pegotes y remiendos al vapor por todos lados, lo que seguramente, en breve, terminará colapsando. Cuan grave no estará la ciudad que todavía en las pasadas campañas electorales todos los candidatos explotaron el "¡No más baches!" a sabiendas del hartazgo de la ciudadanía.
No es secreto a voces que el crecimiento de la Sultana del Norte se ha producido sin ninguna regulación, imperando la ley del más fuerte en la cual cada sector y zona crea sus regulaciones a modo, con cabildos igualmente a modo; cada administración, estatal y municipal, ha decidido "inventar la rueda", y no hablemos de cambiar el uso de suelo, dar permisos para construir, autorizar asentamientos surrealistas en veneros, ojos de agua, ríos...al cabo siempre están secos –se piensa. Que, no sólo hacen suponer e hipotetizar, sino comprobar, que no existe el más mínimo interés en la vida de la ciudadanía, sino "primero mis dientes y luego mis parientes". La política aquí es negocio, no el trabajo para beneficio de las personas.
La lógica, tanto de la política como del sector empresarial del Noreste de México, salvo algunas mínimas honrosas excepciones, consiste en explotar todos los recursos sin ninguna regulación ¡Ajúa! ¡A jalar que se ocupa! El pensamiento es igualmente conservador, que las mujeres, los niños, los empleados y todas las diversidades se queden siempre donde pertenecen según una torcida interpretación teológica empresarial ultraconservadora, que no den "lata, mejor que se pongan a jalar", ningún viento democrático, ninguna participación verdadera, ninguna intención de diseño urbano bien pensado, que el problema se pase a la siguiente administración, lo de nosotros es adquirir más deuda y deuda, al fin y al cabo, son las facultades que nosotros mismos nos hemos votado, en detrimento de la ciudadanía, del transporte y de la calidad del aire que todos respiramos. ¡Gol! Ombliguito de semana, juegan los equipos locales.
Problemáticas vitales de Monterrey: contaminación del aire y el agua, movilidad, arterias colapsadas a toda hora, ¡traigan más empresas de automóviles, pésimo transporte público, tráfico, tráfico y más tráfico, filas interminables para el transporte, que además es de los más caros de México y del mundo; pobreza, personas que viven en asentamientos irregulares, y quienes, si muchos que ya cuentan con un lugar para vivir y pagan predial, habitan entre calles sin pavimentar, careciendo de servicios básicos. Calles y avenidas en pésimas condiciones permanentemente, sus construcciones y materiales son de una calidad deficiente y la mayoría de las veces con sobreprecio, porque en el bacheo está el ganeo, se jactan. ¡Elevar las ganancias y reducir los costos de operación! Mentalidad de tiburón rapaz del empresario y político regiomontano, "Dame moche para entrar como proveedor, entrégame una factura por el triple del costo, quédate con una parte, dame el resto" y ¡Salud! brindan airosos, mientras celebran a los cuatro vientos que eso es progreso, ser bueno para los negocios, no esos rojillos de izquierda que buscan la justicia y la paz de toda la población.
Universidades privadas que, no conforme con sus cutas, les cobran estacionamiento a sus alumnos, ¿No le pierden nada verdad?
"Monterrey, la nueva Huston, capital de la salud en México y en el mundo, medicina de vanguardia" ...¡Claro! (léase con sarcasmo) las letras chicas vendrán después al borde del documento, los calvarios de los pacientes con las empresas de seguros, el estira y afloja con los reembolsos, con las tabulaciones ilógicas tanto para los pacientes como para los médicos. Un verdadero "secuestro" de la salud de las personas que compraron y pagaron toda su vida una póliza, en aquellos tiempos donde los vendedores de seguros hablan e intentan convencer de las mieles de sus empresas, pero después los pacientes padecen el "cáncer" de las aseguradoras, porque no les pagan en tiempo y forma, les jinetean el dinero, se los dan a cuentagotas, se inventan otros pagos, dan el porcentaje que quieren. Y todo esto sin ninguna autoridad que proteja al consumidor, al paciente, al cliente y al ciudadano. ¡Que no se queje! ¡Y dígale que le fue bien! ¡Si no quiere que le hagamos un desmadre! Y entonces el cliente, de haber sido el rey cuando el vendedor buscaba cautivar su atención para que le comprara la póliza del seguro, ahora deviene criminal cuando amenazado por la misma empresa.
Parafraseando a Slavoj Zizek, muchas personas creen con optimismo que ya vamos viendo la luz al final del túnel (¿de la Loma Larga?); hay que tener cuidado, pues quizás sólo se trata de un tren que viene a toda velocidad a embestirnos de frente.
« Camilo E. Ramírez »