Opinión Editorial
Carvajal: esclavista de corazón
Publicación:16-10-2023
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Tenemos como fecha de la fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey.
Tenemos como fecha de la fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, el viernes 20 de septiembre de 1596, sin embargo, ésta fue un repoblamiento oficial ante las autoridades virreinales. Una catorcena de años antes, Luis de Carvajal y de la Cueva llegó a los manantiales de los Ojos de Santa Lucía y se estableció, acompañado de una comunidad de seguidores, que durante seis años intentaron prosperar en estas tierras inhóspitas.
Luis de Carvajal obtuvo la concesión real de una extensión muy amplia de tierras en el noreste conocidas como Nuevo Reyno de León. Desde Tampico hasta Zacatecas hacia el oeste, y desde el Pánuco hasta Tejas y Nuevo México hacia el norte. Actualmente ocuparía los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, así como parte de San Luis Potosí, Tejas y Nuevo México.
El propósito de esta incursión colonizadora era conectar las minas de Zacatecas, especialmente Mazapil con la Villa de San Luis de Tampico; la Sierra Madre Oriental era un obstáculo insalvable, así que exploraron y encontraron que había una ruta rodeando la Huasteca, que implicaba ir a la Villa de Santiago del Saltillo y bajar por el Valle de Extremadura rumbo al Golfo de México.
Fue en esta lógica de comunicación terrestre que la Villa de Santiago del Saltillo y posteriormente, la Cuidad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, adquirieron un sentido estratégico para el comercio y especialmente, la transportación de materiales preciosos producto de la minería. Finalmente, el puerto de la Villa de San Luis de Tampico sería una opción relevante para la exportación de estos bienes hacia España.
Es cierto, la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey en el siglo XVI, estaba en el fin del mundo, en ese período de la historia representaba geográficamente: "la cosa en sí" kantiana, una vastedad desconocida; tampoco Tejas ni Nuevo México habían sido explorados. Fue Carvajal y de la Cueva el primero en incursionar en el territorio de Tejas, y posteriormente Gaspar de Castaño Sousa, su lugarteniente, quien llevaría a cabo una campaña de exploración en territorio de Nuevo México.
En realidad, Luis de Carvajal y de la Cueva era el equivalente actual a un supermillonario, era también parecido a un empresario emprendedor especialista en temas financieros. Había participado en la construcción de la fortuna familiar con el tráfico de esclavos en la costa de África occidental, era el contador de la empresa.
Sus creencias como criptojudíos eran perseguidas por la Iglesia Católica, así que tenían varias opciones para escapar a esta amenaza. Carvajal pudo perfectamente refugiarse cómodamente en Ámsterdam, donde estarían seguros él y su familia, vivirían de sus rentas y podrían ejercer libremente su libertad de culto.
Ámsterdam pudo ser una buena opción para sus familiares, muchos de ellos rabinos y distinguidos intelectuales religiosos, seguramente Luis Carvajal El Mozo, sobrino de Carvajal y de la Cueva, hubiera tenido acceso a bibliotecas y textos que le permitirían destacar como escritor y erudito del conocimiento hebreo. Pero una decisión determina el futuro, y Carvajal y de la Cueva optó por la aventura de la Nueva España.
Compró en Sevilla el Santa Catalina, un navío mercante donde se embarcaron, un lunes 10 de junio de 1580, alrededor de 100 personas, entre familiares, amigos, socios, empleados y soldados de fortuna, un poco más del 75% de ellos eran sefarditas, especialmente portugueses. Dos meses después, un viernes 30 de agosto del mismo año, el Santa Catalina llegó al puerto de Tampico sano y salvo.
El viernes 22 de enero de 1582 se asentaron en los manantiales de los Ojos de Agua de Santa Lucía. El nombre de esta nueva población fue San Luis Rey de Francia. No fue muy afortunado considerando que no proyectaba el ego de ningún monarca español. El asentamiento prosperó durante un sexenio.
Una parte de la familia de Luis de Carvajal y de la Cueva permaneció en la ciudad de México, pero el sobrino y algunas hermanas decidieron instalarse en los Ojos de Agua de Santa Lucía. Es comprensible en los soldados de fortuna y asistentes del conquistador Carvajal, que se arriesgaran para llegar y habitar un lugar inhóspito. En el caso de los familiares es obvio que los motivaba el huir de la persecución religiosa.
La familia de Carvajal y de la Cueva pertenecía a la aristocracia criptojudía portuguesa, no eran personas del pueblo, estaban acostumbrados a la buena vida, seguramente no fue fácil llegar a un lugar austero y rodeado de amenazas propias de estas tierras, especialmente los habitantes originarios que se volvieron hostiles cuando se percataron que el invasor no era un colono que buscaba prosperar con base a la agricultura y la ganadería.
El colono era en realidad un conquistador, un cazador de hombres y mujeres, niños y niñas, que buscaba obtener ganancias esclavizándolos y vendiéndoles en las minas. Carvajal y de la Cueva se convirtió en un depredador de indígenas, era tal el terror que inspiraba que fue llamado en lengua guachichil: Xocolotl Nacuilli (El devorador de almas).
Lo que mal empieza mal acaba, reza el proverbio popular y fue eso lo que ocurrió en esta segunda fundación de Monterrey. La ambición de Carvajal y de la Cueva fue no solo desmedida, además fue transgresora. No nos referimos en este momento a la persecución religiosa, sino al desacato de las ordenanzas del Rey con respecto al trato hacia los pueblos originarios.
En los ojos de Carvajal y de la Cueva no sólo adquiría, como gobernador del Nuevo Reyno de León, 200 leguas de longitud y otras 200 de latitud, lo más valioso para él era que esta vasta extensión de territorio contenía la materia prima para sus expectativas de negocio, no nos referimos a las minas potenciales o las tierras cultivables. El comercio rentable que conocía a la perfección era el tráfico de esclavos, y en estas tierras cada indígena era un puñado de reales de plata en potencia, sólo había que atraparlos y transportarlos a las minas donde serían vendidos como cautivos.
Esta desobediencia y transgresión a la voluntad del Rey fue lo que lo confrontó con el Virrey, y la persecución fue lenta pero segura, logró resolver el asedio religioso en su contra, pero la persecución política lo llevó al encierro, donde murió esperando su extradición a la Vieja España. La vocación esclavista, la ambición desmedida, su permanente ánimo transgresor y su crueldad sistemática hacia otros seres humanos sellaron finalmente su destino.
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