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Opinión Editorial


Angustia sobre el futuro


Publicación:20-10-2021
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La angustia sobre el presente y el futuro es parte de la vida actual, esta vida en el siglo XXI sin verdades u ordenes hegemónicos, sino múltiple, diversa

A principios del siglo XX, cuando Sigmund Freud inventó el psicoanálisis, un método genialmente novedoso a través de la palabra, para atender diversas formas de sufrimiento humano, llamadas neurosis, las personas sufrían principalmente de aquello que les había sucedido, algo en su pasado no les permitía vivir en el presente, disfrutarlo, apostar por él y arrojarse con pasión, valentía y decisión hacia el futuro. En cambio, permanecían, como el mismos Freud lo definió claramente, anclados al pasado, “Los neuróticos sufren de reminiscencias” –decía. 

Hoy, a poco más de un siglo de distancia, las cosas han cambiado: las personas ya no están tan afectadas por lo que sucedió, como por lo que está sucediendo y sucederá. En un cambio de siglo pasamos del humano “traumatizado al humano desorientado”, en la expresión de Jorge Forbes. Ya no vivimos tanto los tiempos de un trauma pasado que sigue afectando en el presente, sino los tiempos de la angustia sobre el presente y, sobre todo, por el futuro, qué hacer, qué decisión tomar, cuál es la mejor, cómo aprovechar mejor la…son cuestiones más apremiantes para las personas. Situaciones que, por un lado, abren las posibilidades de acción e invención, por la otra, puede inhibir y buscar volver a un pasado rígido y estereotipado, cultural, política y tecnológicamente, más cercano a lo conocido, en un intento desesperado por buscar cancelar lo nuevo y diferente, justamente por la angustia que ello desencadena. 

Por supuesto, con ello no quiero decir que no existan las problemáticas del pasado, pues estas no solo “están” en un tiempo anterior, sino habitan y colonizan el presente, o si se lo prefiere, se trata de un tiempo pasado que se ha continuado en el presente, como una especie de posesión, encantamiento o repetición “de lo mismo” y que la persona tiene la sensación de no poder detener, ni cambiar, “darle vuelta a la página”, para pasar a otra cosa, inaugurando un tiempo nuevo. En ese sentido, puede haber quien tenga 80 o 90 años, pero su vida haya sido la reiteración de un mismo momento que logró secuestrar y encapsular su vida, sin pasar a lo siguiente. De tales situaciones y malestares se ocupa el psicoanálisis, de la repetición y la diferencia, podríamos decir. Ya que el psicoanálisis “…ofrece la oportunidad de recomenzar” (Jacques Lacan)

Repetición de un pasado que duele y hace sufrir, pero que al mismo tiempo se reconoce como la única posibilidad de existir, el único guion, el único referente de vida, ese “así soy yo”, que se tiene para vivir, como si fuera una especie de piloto automático. Hasta que, afortunadamente, irrumpe algo sorpresivo, un encuentro amoroso con algo que trastoque la vida, con la cualidad de interrumpir la trayectoria de ese vector ya conocido, abriendo, como en la explosión de una supernova, múltiples posibilidades.

La angustia sobre el presente y el futuro es parte de la vida actual, esta vida en el siglo XXI sin verdades u ordenes hegemónicos, sino múltiple, diversa y flexible, que precisamente por no tener todas las garantías sobre lo que estamos decidiendo (¿Será que esta es la mejor opción? ¿o mejor esta otra?, ¿o mejor…?) puede despertar, no solo en lo político, sino en lo personal, lo reaccionario, conservador, el extremismo del totalitarismo, por creer que existen lógicas que nos puedan dar garantías absolutas, como aquellas empresariales y académicas de “solo se puede mejorar lo que se puede controlar y medir”, que presenta una lógica totalitaria de vigilancia y control, como la única opción para hacerle frente al caos y a la angustia —pero también a las infinitas posibilidades creativas— de la explosión de la “supernova” que es la vida humana en estos tiempos. 

“Hoy, la única certeza al decidir una de diez opciones que se tenían, es que vamos a perder nueve opciones” (Jorge Forbes) Esto pudiera ser para muchos muy angustiante: ¡Siempre voy a perder! Pero todo lo contrario, el tiempo nuevo, el presente y el futuro, al ser algo no escrito, aún no vivido, es la oportunidad perfecta, como rezan las frases bobas lugar común de los libros de autoayuda, una “hoja en blanco”, donde poder plasmar dos tipos de respuestas: 1) las genéricas ya conocidas que casi casi se activan solas por una programación de repetición o 2) las nuevas y creativas, sí, más consciente y riesgosas, pero no por ello, menos arrojadas y encantadoras. ¿Cuáles escoge usted?  



« Camilo E. Ramírez »