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Opinión Editorial


Adiós al cubrebocas


Publicación:14-02-2022
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El uso del cubreboca o mascarilla es recomendado por las autoridades sanitarias en México.

El uso del cubreboca o mascarilla es recomendado por las autoridades sanitarias  en México, sin embargo,  en otros países cada vez es mayor la tendencia a pretender prescindir de este instrumento preventivo que tanto ha ayudado a sobrevivir  la pandemia. En México no es obligatorio en espacios públicos cerrados, si fuera así el presidente mexicano tendría que utilizarlo en sus conferencias matutinas y eventos realizados en Palacio Nacional y otros sitios gubernamentales; sin embargo, algunos estados de la república han decidido que el uso del mismo sea obligatorio.

En Nuevo León la Suprema Corte de Justicia de la Nación acaba de ratificar el derecho que posee el gobierno estatal para obligar a sus ciudadanos a utilizar el cubrebocas en espacios cerrados durante la pandemia, lo cual representa un buen respaldo jurídico, considerando que algunos habitantes se niegan a llevar a cabo esta recomendación.

Es  sorprendente la conducta de riesgo del presidente mexicano, que aún durante la primera y segunda olas, antes de que las vacunas llegaran a México, decidiera no utilizar cubrebocas como medida preventiva. Siempre minimizó el riesgo y siguió trabajando sin parar, hasta que el Covid-19 lo alcanzó, afortunadamente sobrevivió pero aun así, continuó con su desafío personal al virus, sin utilizar mascarilla hasta la fecha.

Algunos periodistas han tratado de interpretar este actitud presidencial como un acto de temeridad, es decir, como hacerse el fuerte, el valiente ante un riesgo de enfermedad y muerte. Creo que podemos considerar otra interpretación de este hecho, y es que el presidente es un gran comunicador social, todas las mañanas lo demuestra sobradamente.  Como buen líder es muy persuasivo y logra influir decididamente en sus interlocutores, generando confianza y logrando que la gente le respalde en sus decisiones y forma de pensar.

La mascarilla funciona, por su mecánica propia como un tapabocas, es decir, obstruye el acto comunicativo, lo vuelve ineficiente, no permite la buena dicción de las palabras, disminuye la sonoridad de las mismas, el emisor tienen que hablar más fuerte, elevar su voz para contrarrestar este efecto, además, cubre facialmente la mitad de la cara, lo cual impide que el receptor del mensaje puede acceder a la Gestalt completa del rostro que comunica, y también vuelve imposible cualquier lectura labio facial que representa un recurso muy importante para descodificar el mensaje, ya que el interlocutor puede apoyarse no sólo en el contenido verbal, también recurre al mensaje corporal, especialmente a los gestos de la cara que son muy relevantes para comprender el tono emocional de la intención comunicativa.

El subsecretario de salud, López-Gatell, también nos ha sorprendido al justificar el uso no obligatorio del cubrebocas, considerando que por ser un médico especialista, esperaríamos una defensa de su uso, pero no fue así, por lo que esta postura ha generado la sospecha de que se trata de una salida para justificar el no uso del tapabocas por parte del presidente mexicano.

A nivel internacional la Organización Mundial de Salud así como el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos, insisten que aún debemos utilizar este utensilio médico, sin embargo, esto no ha sido llevado a cabo en algunos estados de la Unión Americana, logrando muchos de ellos  decidir sobre el uso del mismo, por lo que la mascarilla se ha convertido en un verdadero tema político, y especialmente en una bandera  partidista.

Recordemos que el expresidente norteamericano tampoco fue partidario de utilizarlo, igualmente enfermó de Covid-19, y ahora la supresión obligatoria de su uso en estados inclinados hacia el Partido Republicano, lo han convertido en su bandera política. Recordemos que los partidarios antivacunas y antimascarillas son seguidores de esta tendencia política.

En Canadá ocurre un fenómeno parecido con el movimiento Freedom Convoy, donde los truck drivers, los camioneros, han  partido de una rebelión contra las disposiciones normativas que pretenden obligarlos a vacunarse, cuando para ellos el uso de mascarillas, la distancia social y las vacunas atentan contra su derecho  a decidir y su libertad como ciudadanos para definir sobre  su propio cuerpo, si aceptan o no un biológico farmacéutico.

El fin de semana estuve conviviendo con mis nietos, utilizando mascarillas dentro de casa, y me llamó la atención que en el estadio Toyota, en Houston, Texas, donde se llevó a cabo la función de la UFC, la mayoría de los asistentes y organizadores no usaban cubrebocas; luego al día siguiente, ayer domingo en el Super Bowl, la misma historia, desecharon las mascarillas. Asocio entonces que a pesar de que el gobierno de Biden sigue promoviendo el uso de las mascarillas y es obligatoria en áreas gubernamentales, en diversos estados que habían estado a favor de su uso,  están a punto de anular esta disposición gubernamental,  estados como California, Nueva York, Connecticut, Delaware, Illinois, Massachusetts, Oregón, Nueva Jersey, Pensilvania, Rhode Island, Virgina, y ya desde hace un año Texas y más de 30 estados  liberaron a su población de ese mandato.

En Nuevo León hoy regresan de forma presencial prácticamente todo el sistema educativo, afortunadamente se sigue considerando obligatorio el uso de la mascarilla, seguramente en la medida en que se dome finalmente la pandemia, si es que esto es posible, el uso de cubrebocas permanezca como opcional, especialmente en espacios físico cerrados y espacios abiertos donde haya aglomeración de personas.

Ayer que ganaron Los Ángeles Rams, observé en muchas ocasiones que la cámara enfocaba a los entrenadores de ambos equipos, quienes poseen comunicación auditiva con asesores externos que les dan sugerencias y recomendaciones estratégicas para implementar en diversas jugadas. Cada vez que utilizaban estos aparatos de comunicación, los entrenadores cubrían su boca con la tabla de jugadas donde realizan anotaciones. Le pregunté al nieto Arturo porqué siempre realizaban este ritual, y me aclaró que no es un ritual,  se trata de ocultar lo que están diciendo por el radio, es decir, se cubren la boca para que el equipo contario que se supone los está observando, no logre descifrar, por vía  lectura labio facial, lo que el coach habla con sus asesores.

No pude evitarlo y le pregunté ingenuamente al nieto Arturo: ¿si no quieren que descubran lo que están comunicando, para qué cubrirse la boca con una hoja de apuntes, por qué simplemente no utilizan un cubrebocas, tan sencillo, ejerce la misma función y es más eficiente porque realmente impide que se puede llevar a cabo la supuesta lectura labio facial?




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Arturo Delgado Moya


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