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Hablan de Cadereyta y su pasado de epidemias

Hablan de Cadereyta y su pasado de epidemias
El cronista de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, José Ascensión Tijerina

Publicación:02-07-2020
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Las condiciones de pobreza e insalubridad en las que vivían los primeros pobladores del municipio propiciaban la propagación de epidemias

Monterrey, NL.-El cronista de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, José Ascensión Tijerina, señaló que las condiciones de pobreza e insalubridad en las que vivían los primeros pobladores del municipio propiciaban la propagación de epidemias.

Lo anterior, fue mencionado durante su participación en el ciclo Crónicas Municipales del COVID-19, transmitido por el CONARTE a través de Facebook Live, donde también mencionó  que el estilo de vida de los antiguos habitantes del municipio fue perjudicial para sí mismos.

“Los indígenas vivían en precarias chozas de carrizos, no había ninguna cuestión higiénica, ni sanitaria. Desde ese tiempo, don Alonso de León en sus escritos y discursos sobre las condiciones de la tierra y las costumbres de los indígenas en el Nuevo León establece que el lugar estaba plagado de epidemias y que se sucedían esas epidemias cada año bisiesto, o sea cada cuarto años”, expresó.

El arquitecto Sergio Humberto Rodríguez, jefe Proyectos y Apoyos Municipales de CONARTE, estableció un interesante diálogo con el cronista sobre la historia del municipio y el impacto de la pandemia del coronavirus en esta comunidad.

“Hay referencias muy antiguas de epidemias que ya establecía De León y que se siguen presentando, lamentablemente; todas ellas son producto principalmente de la insalubridad, de las condiciones de pobreza y los malos hábitos alimenticios, que traen como consecuencia el debilitamiento del organismo y esto se convierte en el foco ideal para que se presenten estas epidemias”, señaló el cronista.

Mencionó que la sabiduría de De León, el primer cronista del noreste de México, desde aquel tiempo presagia todo lo que hoy sucede en la actualidad: inundaciones, tragedias, epidemias y, además, y está escrito en el valioso Archivo Histórico Municipal, expresó.

Las epidemias

Se tienen referencias de epidemias en el mundo desde el año 850, antes de Cristo, cuando a Roma llegó el cólera morbus y de allí se fueron derivando otras, narró el cronista.

“Con la llegada de los conquistadores se fueron sembrando las semillas de las epidemias, llegó la tuberculosis, la sífilis y la lepra”, señaló.

“Incluso, la gente del municipio dice que tiene temor de ir a ciertos lugares, porque se contamina fácilmente de lepra y tuberculosis”.

Los primeros doctores

“Llegan al municipio unos personajes extranjeros, los médicos Francisco Serpetini, y Moisés Art”, mencionó, “ellos se enamoran de estas tierras, por el clima, las condiciones de la tierra y las costumbres de las gentes y empezaron a ejercer la medicina por estos lugares. Todavía no había ningún médico en la localidad, eran curanderos, brujos y parteras, luego empiezan a forjarse los médicos de la región.

“Tenemos al doctor Julián Díaz Leal, nacido en Cadereyta, se dice que fue el séptimo alumno de la naciente Escuela de Medicina de Monterrey; Díaz Leal empieza ejercer en este municipio, luego se traslada Lampazos de Naranjo y es tan fructífera su labor humanitaria en ese municipio que lo declaran hijo distinguido de Lampazos”, expuso.

Además, agregó, está el doctor Juan Enrique Leal que ejerció su profesión en Cadereyta y Monterrey, y el doctor Romeo Tijerina, un caso especial, pues después de más de 20 años de labrar la tierra soltó los arados, y le dijo a su hermano, mi señor padre, que quería que ser médico y se fue a la Secundaria 1 y la Preparatoria del Colegio Civil y allí con un grupo de distinguidos médicos de la región, entre ellos Mentor Tijerina de la Garza, se van a la UNAM y se graduaron con honores.

“También tenemos a los doctores Arsenio Tamez y Raúl de León y sus hijos, que ejercen con mucho éxito en sus clínicas esa noble labor de salvar vidas”, apuntó.

Crean el primer

vehículo de pasajeros

“Apenas empezaban a llegar los primeros vehículos automotores y don José Ángel Arizpe y Abraham Arizpe, que tenían una fragua vieron el vehículo y decidieron fabricar uno; fue el primer vehículo de pasajeros motorizado, impulsado con gas verde, de fabricación casera. Tal vez por eso nos cuelgan el milagrito que somos algo chiflados, muy aventados, positivos, trabajadores y optimistas”, manifestó el cronista.



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