Guardan medalla de Nobel en Caja de Letras

Ciudad de México.-La Caja de las Letras ubicada en la sede del Instituto Cervantes, recibió la medalla del Nobel de Medicina 1906, correspondiente al padre de la neurociencia Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), como un reconocimiento al gran investigador español y un homenaje a la ciencia y a los médicos en estos tiempos marcados por la emergencia sanitaria.

 El objeto, sumado a más de 60 legados que desde 2007 han ido depositando personalidades de la cultura en el lenguaje español, fue colocado el 25 de mayo en la caja de seguridad por el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, quien resaltó que el mayor legado de Cajal fueron “las bases que sentó de la ciencia en España”.

En ese sentido, aprovechó la oportunidad para destacar la importancia de incrementar los presupuestos para la ciencia porque es la inversión más productiva, la cual permitirá estar a la par de los países más desarrollados: “La apuesta por el conocimiento y la innovación es, además, la única forma de salir de la actual situación.

El ministro depositó la medalla del Nobel en la Caja de las Letras, dentro de la caja de seguridad número 1.721, encima del buzón dedicado a los hermanos Machado, donde permanecerá hasta el 25 de julio, tras lo cual acogerá otro legado formado por una primera edición de Cuentos de vacaciones (libro de relatos del investigador) y dos ediciones (2002 y 2017) de su autobiografía; así como otro legado de su discípulo Severo Ochoa, Nobel de Medicina 1959. 

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, consideró al homenajeado como un “patriota que, frente a los bulos, las supersticiones y los enfrentamientos, apostó por trabajar desde la ciencia para el desarrollo de la sociedad”, por lo que su figura es decisiva con base en sus descubrimientos sobre el cerebro humano y porque “vio la ciencia como una apuesta patriótica en defensa de la sociedad”.

La vicepresidenta de Organización y Relaciones Institucionales del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Rosina López-Alonso, señaló la relevancia de su trabajo como presidente de la Junta de Ampliación de Estudios (desde su creación en 1907 y hasta la muerte de Cajal), “con la que se formaron y trabajaron los mejores científicos e intelectuales españoles”.