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Sabias Que Cultural


Margo Glantz, Medalla Carlos Fuentes

Margo Glantz, Medalla Carlos Fuentes


Publicación:29-11-2021
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Le fue impuesta la Medalla Carlos Fuentes por Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes

CIUDAD DE MÉXICO.- "Si no escribo un tuit todos los días siento que no escribí, es como si no me pusiera ropa interior. Entonces tengo que estar escribiendo un tuit porque es importantísimo para mí, a veces sueño con tuits", aseguró Margo Glantz al hablar de su literatura fragmentaria y pulverizada durante la conversación con la escritora Gabriela Jáuregui, que acompañó su discurso de recepción de la Medalla Carlos Fuentes , que marca la Apertura del Salón Literario, que es uno de los eventos más importantes de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
A la escritora que fue descrita como "feminista transgresora", "escritora del deseo y la desobediencia", "visionaria", "una escritora que se rebela contra las normas de la academia" y "aclamada tuitera", le fue impuesta la Medalla Carlos Fuentes por Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, en una ceremonia en la que Margo Glantz señaló: "aquí me ven muy elegante con mi vestido como de Primera Comunión".
La autora de "Las genealogías" que fue muy aplaudida por lectoras muy jóvenes que acudieron a la ceremonia para verla, la esperaron para que les firmara sus libros y que le gritaron "Te amamos Margo", dijo que toda su literatura es fragmentaria, pero que a últimas fechas, en especial "Por mirarlo todo nada veía" es en donde esa fragmentación "con la que empecé escribiendo, por la que no publicaban las editoriales, acabó siendo mi modelo más importante".
Luego de asegurar que "el mito se renueva con la escritura" y de repasar en su discurso el mito del vampiro y en especial el de las brujas, que dijo, son figuras ambiguas "son machos o son hembras" a partir de "Aura" de Carlos Fuentes, Margo Glantz aseguró que en su literatura acabó siendo "la fragmentación de la fragmentación, y se volvió pulverización, así que yo estoy viva todavía pero pronto me voy a pulverizar, obviamente. Al fin solo tengo casi 92 años.


« El Universal »