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Opinión Editorial


Enfoque


Publicación:28-08-2024
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La gran ventaja de los números y las estadísticas es que se pueden manipular a conveniencia, presentando el enfoque que mejor le convenga al expositor

"El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores del parto. Muéstrales al niño"

Indira Gandhi

A mediados de los 70´s el periódico El Heraldo de México lanzó un exitoso comercial televisivo en donde se mostraba un vaso de agua a la mitad y la voz del locutor preguntaba: "¿Medio lleno o medio vacío?" y tras un silencio continuaba: "Cuestión de enfoques".

Y es que todo en la vida es relativo y siempre será, diría Ramón de Campoamor, "según el color del cristal con que se mira".

La gran ventaja de los números y las estadísticas es que se pueden manipular a conveniencia, presentando el enfoque que mejor le convenga al expositor y, obviamente, escondiendo los resultados que no le favorecen.

Así más o menos son los números que Luis Donaldo Colosio, el hoy ex alcalde de Monterrey, entregó en materia de movilidad en cuanto a la infraestructura vial.

Confiando ciegamente en los números que le presentó Brenda Sánchez, la Secretaria de Desarrollo Urbano, Colosio declaró hace unos días que "se disminuyó en un 53 por ciento el número de siniestros viales en los puntos más conflictivos de ciudad".

Lo anterior puede ser verdad, pero también puede ser mentira, porque en buena medida esa meta se pudo haber alcanzado debido a la gran cantidad de tiempo que tardaron en realizar las adecuaciones viales y, también por supuesto, en la reducción de carriles, además de haber modificado la preferencia en la circulación de calles como Padre Mier o Matamoros.

Así, los resultados del "Informe Estadístico de Siniestros de Tránsito" elaborado por la Secretaría de Desarrollo Urbano, la Secretaría de Infraestructura Sostenible y del Instituto de Planeación Urbana y Convivencia, termina siendo una absoluta mentira.

Colosio mintió al decir que "Hoy, gracias a todo este trabajo, sobre todo, gracias a este ideal podemos decir que vamos por muy buen camino, porque en tan sólo tres años logramos reducir las muertes por accidentes viales, reducir las muertes de peatones, reducir los accidentes que involucran a ciclistas, reducir los incidentes causados bajo la influencia del alcohol: estos son resultados que salvan vidas".

Y digo mintió porque en su balance no incluyó el costo de las horas-hombre perdidas y la tensión social que causó en miles y miles de personas a las que les alargó sus recorridos y a las que sometió a pleitos por sus fallidas e innecesarias adecuaciones viales. ¿Quién le asegura a Luis Donaldo que el ataque a una pobre mujer por parte de su pareja no fue producto del cólera provocado por la desesperación ante la inmovilidad citadina?

Colosio y Brenda miden de manera simplista y obvio muy a su conveniencia, pero es un hecho que hoy por hoy las personas adultas mayores que viven en calles como Modesto Arreola en el centro, sufren los estragos de una pésima idea al tener que estacionar sus vehículos a gran distancia de sus hogares.

No hay que esforzarse mucho, basta con ver los atorones en Prolongación Washington o Aramberri, con observar el sainete diario en el Puente de Revolución, con circular por Ricardo Covarrubias a la hora de entrada y salida del Tec, para darte cuenta del desastre y caer en conclusión de que si bajaron los incidentes, fue porque nos obligaron a ir más despacio, pero también a contaminar más el ambiente y a elevar la tensión social.

¿Esos son resultados?





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