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Opinión Editorial


Prueba


Publicación:19-02-2025
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Como siempre, la tecnología termina volviéndose en nuestra contra y los grandes inventos al final acaban destruyendo algunas cosas que antes nos eran útiles

“¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino”

Albert Einstein

Como siempre, la tecnología termina volviéndose en nuestra contra y los grandes inventos al final acaban destruyendo algunas cosas que antes nos eran útiles y que con su llegada han quedado descontinuadas.

Pincharteléfonos fue durante largos años el deporte preferido de políticos y hombres del poder. Escuchar las conversaciones de enemigos y también amigos, sin que imaginasen siquiera que eran grabados, constituía una poderosa herramienta para conseguir toda clase de fines.

Siempre ilegal cuando no se hacía con fines de investigación policial y con la venia de un juez, el asunto era tema de bajos mundos, De oscuros personajes que tenían contactos en la empresota de telefonía para escuchar la línea telefónica de alguien o, de plano, sujetos que se introducían a tu casa u oficina y “clavaban” artefactos para escucharte.

¨Por años esas grabaciones, casi siempre filtradas a los medios de comunicación, eran la base de inmensos escándalos políticos, empresariales y hasta familiares. Todavía no hace mucho tiempo la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, se regodeaba divulgando conversaciones telefónicas de Alejandro “Alito” Moreno, el líder del PRI, quien le ganó a la morenista una batalla legal por calumniarlo.

Sin embargo, la llegada de la Inteligencia Artificial ha dado al traste con el deporte de las grabaciones telefónicas.

Con las nuevas tecnologías es posible “clonar” la voz de cualquier persona e incluso llegar a generar videos con imagen, sin que estos hayan sido reales, sino simplemente producto de las nuevas herramientas.

De manera que nuestros políticos y funcionarios públicos pueden hablar por sus teléfonos en paz, porque ahora, cuando alguien los grabe y difunda sus conversaciones, siempre podrán decir que estas son falsas y realizadas gracias a la ayuda de la Inteligencia Artificial.

Aunque técnicamente es posible determinar si un archivo de audio ha sido manipulado, si es real o producto de las nuevas herramientas, el asunto se torna bastante más complejo de lo que parece, ya que al someterlo a un análisis de este tipo pondría en evidencia que quien lo ordenó o lo hizo, estaba violando la ley, a menos de que contase con una orden de un juez para realizar esta labor.

De esta forma, el avance tecnológico se vuelve en nuestra contra y de nada servirá que se grabe una charla comprometedora entre políticos o funcionarios rufianes, pillos de siete suelas, porque siempre dirán que esa prueba no es real y sólo producto de alguna mente obtusa que pretende despretigiarlos.

Una raya menos al chisme, ese deporte que a los mexicanos nos encanta, aunque estoy seguro que a muchos la noticia les vendrá, como decía un expresidente, “como anillo al dedo”.





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