(Durante los muchos años de amistad entre el Arquitecto Jesús Héctor Benavides y yo, siempre hubo un trato de respeto y solidaridad. Los libros cambiaban de manos: le llevaba siempre las novedades de Oficio Ediciones y él me recomendaba libros de periodismo. El Arqui leía. Conocía el nuevo periodismo encabezado por Tom Wolf y su libro Gaseosa de ácido eléctrico, una crónica amplia del viaje de Ken Kesey en un autobús bajo los efectos del LSD, los recursos literarios de Gabriel García Márquez que fundía el reportaje con la creación, la ruptura de géneros literarios y periodísticos provocada por Truman Capote. El Arqui se indignaba y hasta se ponía morado ante la corrupción de los políticos de todos los partidos y su desfachatez al mentir y al cambiar de un partido a otro sin el menor prurito ideológico.)    

El supuesto alcalde de de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, sin el menor asomo de moralidad ha desatado a su jauría de agentes de tránsito no a cuidar la movilidad sino a asaltar a los automovilistas so pretexto nimio. Con la complicidad de Grúas y Talleres, que le brinca con una lanota a la autoridad suprema, gancha autos. Una vez ganchados no hay poder humano que los destrabe... bueno, sí, pero a cambio de una módica que pueden ser 4, 5 mil pesillos. Y ahora la jauría se afila los colmillos porque viene la temporada navideña. Como lobos sobre las ovejas descarriadas. Después de la posada, el atraco. Luis Donaldo Colosio ya se frota las manos. Tiene la ciudad en ruinas para molestia de los regiomontanos y ahora seguirá molestando a los ciudadanos con sus actos de corrupción.     

  Por algo el Arqui Benavides se dejaba caer sobre los actos bochornosos de los políticos improvisados que solo miran por sí mismos castigando a sus electores con sus actos supinos. Y todavía se enojaban. Los políticos afectados por las declaraciones de Benavides se quejaban del tratamiento. Semejante cinismo no puede caber en la vía láctea. 

      Y Luis Donaldo Colosio es de esos funcionarios, que no políticos (porque no hace política) que sin pedir permiso se mete a las casas, es decir, toma decisiones que afectan a los regiomontanos sin pensar en las consecuencias. A los vecinos de la calle Modesto Arreola se les hincharon las puertas de madera de entrada a sus casas, las de metal se oxidaron, por la prolongada exposición a los elementos mientras duraba la reparación de los agujeros hechos por el alcalde, buen, él no, sus testaferros. ¿Luis Colosio va a cubrir los gastos erogados por los vecinos? Clatro que no, es un tipo mezquino.

      Con el pretexto de sembrar árboles para abatir la contaminación causada por las empresas ha destrozado las calles del centro de la ciudad. Pero sus proyectos fracasan. No van de la mano con las necesidades de la población. El puente verde, con un costo de 120 millones de pesos, que conecta La pastora con el Parque España está vacío, no tiene transeúntes. Es decir, no amortigua la contaminación. Luis Donaldo, por su ignorancia tiró 120 millones de pesos, que no son suyos, son de los regiomontanos. 

      Deveras qué ganas de fastidiar. Quizá los árboles no se sequen porque son de la región, caros, pero sí se entorpece el tráfico vehicular. Luis Donaldo ignora que la flota vehicular de Monterrey es excesiva. Simplemente ¿Cuántos automóviles tiene el Ayuntamiento?  Y en lugar de hacer más fluido el tránsito, ahora, con esas banquetas que invaden las calles, esos tubos, impedirá el flujo de los automóviles. Problemas habrá porque se cierran las opciones de estacionamiento natural.