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Revelan cómo lidiaba Quintero con encierro

Revelan cómo lidiaba Quintero con encierro


Publicación:18-07-2022
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otras de las formas en que Caro Quintero lidiaba todos los días en el encierro era “recordar sus días de gloria”.

iudad de México / El Universal “Un experto en fugarse de la realidad” y “un hombre solitario”, es como el excapo Rafael Caro Quintero pasaba sus días en el Penal de Puente Grande en Jalisco. En el libro “Los Malditos 2. El último infierno” del escritor J. Jesús Lemus documentó la estadía de “El Narco de Narcos”. “Se sentaba en la banca que él llamaba su ‘oficina’ y sólo él sabía lo que pasaba por su cabeza. A veces musitaba para darle mayor fuerza a sus diálogos con las personas que traía a su imaginación. Se molestaba. Regañaba”, se lee en un fragmento del libro. Asimismo, el escritor relató que el exnarcotraficante a veces mostraba un rostro alegre y dejaba entrever su felicidad. “Hacía corajes. Pero en no pocas ocasiones también se iluminaba el rostro con algo de alegría. Su boca era media luna que dejaba entrever su felicidad. Luego como arrepentido, borraba su sonrisa con un ligero movimie to de cabeza que a la distancia se observaba como una negación”. Sin embargo, otras de las formas en que Caro Quintero lidiaba todos los días en el encierro era “recordar sus días de gloria”. “Siempre fue un hombre solitario, había ocasiones en que la soledad se lo comía. Entonces se reunía con los presos más inmediatos y los invitaba ‘a pasear en la Suburban’. Cuando salía al patio, en las escasas horas que se nos permitía asolearnos, empezaba a caminar en torno de la cancha. Se hacía una formación como de escoltas: dos adelante y tres detrás, y caminaba interminablemente”. “Todos mantenían una formación simulando viajar dentro de una camioneta. El chofer —designado como una distinción especial de Caro Quintero— siempre avisaba del tráfico, de los semáforos, del cruce de las calles. Al chofer le correspondía decidir en qué calles imaginarias estaba circulando. A veces era la Ciudad de México, otras era algún poblado que nadie conocía, pero a Caro Quintero le gustaba que lo llevaran por las calles de Guadalajara”, añadió en el relato. “Había quienes simulaban el arranque de un motor y hasta encendían el radio de la camioneta”. De igual manera, el libro narró que “algunos presos que sólo por el gusto de ‘viajar’ al lado de la leyenda que era Caro Quintero comenzaban a explotar su imaginación fermentada por el encierro prolongado. Hacían unas narraciones dignas de cualquier escritor de novelas”. Finalmente, Rafael Caro Quintero “siempre se supo observado por el gobierno. Por eso a veces se hacía el loco”.

LAS CARTAS DE AMOR QUE LE ENVIABA “EL CHAPO”

Soledad y Eréndira habrían sido los dos amores que remitían cartas románticas al capo Rafael Caro Quintero, mejor conocido como “Narco de narcos” durante su estadía en el penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, donde estuvo recluido entre 2007 y 2010. Y es que la fama y popularidad de Caro Quintero habría trascendido los años y las celdas, pues después de su detención en 1985, más de 20 años después dos mujeres mandaban correspondencia al fundador del Cártel de Guadalajara, o al menos eso hizo creer Caro Quintero. Sin embargo, detrás de los mensajes, cartas y letras de sus admiradoras se encontraría otro narcotraficante quien realmente la mandaba las cartas de amor a la cárcel federal de máxima seguridad de Puente Grande a Caro Quintero. Conocido por su destreza para los negocios y tráfico de drogas, así como su inteligencia, el capo se habría valido de un plan de correspondencia romántica durante tres años para tener comunicación con uno de sus exsicarios y fundador del Cartel de Sinaloa, Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán.

SOLEDAD, ERÉNDIRA Ó ¿EL CHAPO?

Así lo documentó el escritor J. Jesús Lemús en el libro “Los Malditos 2. El último infierno”, en el que relata que el “Chapo” y Caro Quintero intercambiaban cartas que el líder del el Cártel de Sinaloa firmaba como una mujer, ya sea con el nombre de Soledad o Eréndira. Con base en lo escrito por el periodista michoacano “ a Caro Quintero le llegaban cartas que el Cisen suponía del “Chapo” Guzmán. Las cartas, dijo un funcionario federal, las escribían de manera indistinta ‘Soledad’ o ‘Eréndira’. Estaban fechadas en Guadalajara. “En ellas le contaba de manera muy escueta las últimas novedades en la calle. Noticias ‘que salían en la tele sobre la guerra contra el narco’. Le decían ‘cómo estaba la familia’ en el último párrafo no dejaban de refrendar ‘su apoyo y solidaridad para hacer lo que fuera’ para que él estuviera bien”, narra Lemus en un capítulo de Los Malditos 2. Aunque no se conoce detalladamente la correspondencia entre ambos líderes de los Cárteles más poderosos de México, dicha estrategia de comunicación no fue ajena o desconocida para el Centro Nacional de Inteligencia (Cisen), que según documenta J. Jesús Lemús estaba al tanto.



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