Afirma Gobierno pagar a afectados por caída de dovela

El Gobierno de la Ciudad de México confirmó que realizó el pago a los propietarios de los vehículos que resultaron afectados por la caída de una dovela que forma parte de las obras del Tren Interurbano México-Toluca.

El secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva, señaló que las autoridades efectúan una inspección en las casas aledañas a la zona donde cayó la pieza de 90 toneladas.

En conferencia de prensa, junto al jefe de Gobierno, Martí Batres, el secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz, puntualizó que se había realizado el pago del taxi que quedó dañado, por lo que únicamente estaba pendiente el de la camioneta que también tuvo afectación.

No obstante, el titular de la Secretaría de Obras y Servicios advirtió que ambos pagos ya están concluidos, sin precisar los montos que se realizaron.

Esteva adelantó que el próximo miércoles 24 de enero será retirada la dovela que cayó, toda vez que los vecinos de la zona han pedido trabajar en determinados momentos para evitar más afectaciones, como ruido por las noches.

En un recorrido por el lugar de los hechos, EL UNIVERSAL constató que la dovela que cayó el pasado 16 de enero, en la colonia Acueducto, alcaldía Álvaro Obregón, se encuentra rodeada por una muralla de tablas de madera, tambos y cintas amarillas. El sábado 20 de enero, trabajadores de la obra colocaron tablones de madera para delimitar la zona afectada durante la noche, aseguraron vecinos.

"Seguimos sin saber nada, sólo amanecieron las paredes de madera cubriendo ahí su desastre, pero nosotros no sabemos hasta cuándo lo quiten", puntualizó Maura, propietaria de la tienda de abarrotes Paola, que se ubica frente a las obras del tren El Insurgente.

En la zona todavía continúa el taxi aplastado, el resguardo de policías y alrededor los negocios están abiertos sin el acceso al paso vehicular, únicamente peatonal.

Los obreros prosiguen con su trabajo encima de la vía elevada en el tramo continuo con dirección a la terminal Observatorio, mientras que sin ningún letrero de restricción los colonos estacionan sus automóviles cerca a la reja de protección; algunos aseguraron que no podría volver a pasar.