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Tiene Colombia un inicio de año violento

Tiene Colombia un inicio de año violento


Publicación:30-01-2021
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Mientras que en enero de 2020 se sumaron 9 choques armados entre autoridades y criminales

SAN JOSÉ, Costa Rica/EL UNIVERSAL.- Con una masacre cada cinco días en enero de 2021, la paz en Colombia pareció entrar a una de sus fases más complicadas desde 2016 por un cruce de factores: por la poderosa presencia criminal en áreas con débil presencia estatal persiste el riesgo de que la pacificación retroceda y cunda el miedo a promover la reconciliación. El Acuerdo de Paz, suscrito en noviembre de 2016 y en vigencia desde diciembre de ese año para poner fin a una guerra que estalló en 1964 y con un plan que deberá quedar ejecutado a plenitud en 2031, enfrentó una nueva violenta arremetida en el primer mes de 2021 con seis matanzas con 18 víctimas mortales, entre ellos dos niños. "El 2021 ha sido el inicio de año más violento en términos de masacres, enfrentamientos armados y amenazas de muerte a líderes sociales" luego de 2016, reveló la (estatal) Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), creada por el trato que el gobierno colombiano y la entonces guerrilla de las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) rubricaron hace 50 meses. "En lo que va de 2021 se han presentado 14 enfrentamientos armados entre estructuras criminales y la Fuerza Pública, 13 eventos de amenazas de muertes a líderes sociales, 6 masacres y 5 asesinatos de excombatientes de las FARC", precisó. Mientras que en enero de 2020 se sumaron 9 choques armados entre autoridades y criminales, 4 amenazas a dirigentes y 5 matanzas, en enero de 2019, sin reportar masacres, hubo 6 luchas a balazos de policías y militares con organizaciones delincuenciales y 6 hostigamientos a activistas, contrastó. El (no estatal) Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), de Bogotá, registró que, en 2020, hubo 309 homicidios de líderes sociales y 91 masacres con saldo de 381 víctimas mortales y que del 24 de noviembre de 2016 al 15 de julio de 2020 fueron asesinados 971 líderes y defensores de derechos humanos. En la cruenta fogata se cruzan delincuencia organizada—narcotráfico y modalidades mafiosas afines y paralelas—, disidencias de las FARC que rechazaron el Acuerdo, bandas criminales, grupos residuales, fuerzas estatales y paramilitares derechistas. Al panorama se sumó que el diálogo de paz con la guerrilla comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se sublevó en 1964, quedó cancelado en enero de 2019 por decisión del gobierno. "Sabíamos que el proceso en Colombia iba a tener zonas muy complicadas de pacificar, en particular por las economías ilegales" de narcoactividad y minería, narró el politólogo colombiano Ariel Ávila, subdirector de la (no estatal) Fundación Paz y Reconciliación, de Bogotá. "Del suroccidente colombiano, que limita con Ecuador y tiene costa en el Océano Pacífico, sale la droga para México y sabíamos que cuando las FARC se fueran de allí eso iba a ser una guerra civil. Nadie nunca dijo que habría cero violencias", adujo, al señalar que, con el pacto, la guerrilla prometió retirarse de sitios claves del narcotráfico.


« El Universal »