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Muere Jesús Fonseca, veterano fotógrafo testigo del 68
Jesús Fonseca Juárez
Publicación:06-10-2020
TEMA: #Periodistas
Jesús Fonseca Juárez fue testigo fiel de su tiempo
CIUDAD DE MÉXICO,.- La mañana de este martes, a sus 93 años, don Jesús Fonseca Juárez, quien fuera uno de los pilares del departamento gráfico de EL UNIVERSAL durante cerca de cinco décadas, perdió su última gran batalla. El fotoperiodista
que fue testigo de sucesos como el movimiento Estudiantil del 68 y los sismos de 1957 y 1985, luchó y perdió contra el Covid-19.
El emblemático reportero gráfico, que a los 19 años vendió su primera fotografía al Gran Diario de México, murió y se va con él toda una historia ligada a la vida cultural, política, social y económica de México y del mundo, que supo capturar a través de la lente a lo largo de toda su vida, porque aún ya retirado, seguía atento el acontecer nacional, "Quiero mucho al periódico y mi trabajo, por eso no dejo de tomar fotos", relató en 2016 en una entrevista con este diario.
Nacido el 27 de febrero de 1927, Jesús Fonseca Juárez fue testigo fiel de su tiempo; su interés en guardar la eternidad en una imagen surgió cuando su padre le encargaba que cargara la cámara Kodak de cajón cada fin de semana que en familia salían a pasear. Apenas tenía 14 años. Su padre Severo Fonseca, quien hacía fotografía para producir fotobotones de los héroes de la Revolución que vendía en el Mercado del Volador, le enseñó el arte de la luz y sombra, y del revelado. Esa fue su herencia. Hoy, deja un archivo en su casa, que él atesoraba con ahínco, tal como lo relata su sobrina, Rosalinda Acosta Fonseca, quien lamenta la muerte de su tío, a quien le sobrevive su único hijo, Jesús Fonseca Escamilla, quien también da la batalla contra el Covid-19.
Rosalinda cuenta que hasta el pasado sábado 3 de octubre su tío estaba entero, "todavía me pidió que le trajera el ejemplar del aniversario del periódico. Mi tío estaba fuerte, era un gran ser humano que disfrutaba de la vida, de los atardeceres; amaba a EL UNIVERSAL, a este periódico le entregó su vida creativa".
Al ingresar a la prevocacional número 5 del IPN, Jesús Fonseca Juárez inició su formación; sus compañeros de clases le pedían que les tomara fotos, que él les vendía en 15 centavos [dinero para recuperar lo invertido y comprar nuevo material]. Después la cámara lo convirtió en el caminante que buscaba el ángulo exacto para retratar. Empezó organizando excursiones para tomar fotos, después fotografió aspectos culturales y deportivos.
"No ganaba, pero iba aprendiendo. Le fui sacando provecho a la cámara y la fui adaptando para sacar mejores imágenes. Empecé a revelar, me compré mis sustancias", contó en 2016 el fotógrafo que vivió en carne propia el miedo y la amenaza durante los cruentos días de 1968: "Sentí una bayoneta en la espalda", dijo cuándo rememoró el momento en que un policía lo amenazó por tomar fotografías de estudiantes de jurisprudencia en la escuela de San Ildefonso.
Por el amor a su trabajo, Jesús Fonseca siempre estuvo en constante formación para estar a la altura de los cambios tecnológicos de su instrumento de trabajo, como de las técnicas de revelado y resguardo de las imágenes. Junto con varios colegas en EL UNIVERSAL, impulsó la conformación de un Departamento Revelado con las condiciones propicias para trabajar; además de la implementación de horarios escalonados y guardias nocturnas; se comenzaran a archivar las imágenes para crear lo que es hoy el Archivo Fotográfico, y se introdujera el flash electrónico.
Hoy ese maestro de la lente, autodidacta, apasionado de la imagen fija, que ideó formas de hacer más eficiente el revelado fotográfico, se fue a los 93 años, dejando una historia incalculable en rollos y negativos con la historia del México que le tocó atestiguar, capturar y relatar.
El emblemático reportero gráfico, que a los 19 años vendió su primera fotografía al Gran Diario de México, murió y se va con él toda una historia ligada a la vida cultural, política, social y económica de México y del mundo, que supo capturar a través de la lente a lo largo de toda su vida, porque aún ya retirado, seguía atento el acontecer nacional, "Quiero mucho al periódico y mi trabajo, por eso no dejo de tomar fotos", relató en 2016 en una entrevista con este diario.
Nacido el 27 de febrero de 1927, Jesús Fonseca Juárez fue testigo fiel de su tiempo; su interés en guardar la eternidad en una imagen surgió cuando su padre le encargaba que cargara la cámara Kodak de cajón cada fin de semana que en familia salían a pasear. Apenas tenía 14 años. Su padre Severo Fonseca, quien hacía fotografía para producir fotobotones de los héroes de la Revolución que vendía en el Mercado del Volador, le enseñó el arte de la luz y sombra, y del revelado. Esa fue su herencia. Hoy, deja un archivo en su casa, que él atesoraba con ahínco, tal como lo relata su sobrina, Rosalinda Acosta Fonseca, quien lamenta la muerte de su tío, a quien le sobrevive su único hijo, Jesús Fonseca Escamilla, quien también da la batalla contra el Covid-19.
Rosalinda cuenta que hasta el pasado sábado 3 de octubre su tío estaba entero, "todavía me pidió que le trajera el ejemplar del aniversario del periódico. Mi tío estaba fuerte, era un gran ser humano que disfrutaba de la vida, de los atardeceres; amaba a EL UNIVERSAL, a este periódico le entregó su vida creativa".
Al ingresar a la prevocacional número 5 del IPN, Jesús Fonseca Juárez inició su formación; sus compañeros de clases le pedían que les tomara fotos, que él les vendía en 15 centavos [dinero para recuperar lo invertido y comprar nuevo material]. Después la cámara lo convirtió en el caminante que buscaba el ángulo exacto para retratar. Empezó organizando excursiones para tomar fotos, después fotografió aspectos culturales y deportivos.
"No ganaba, pero iba aprendiendo. Le fui sacando provecho a la cámara y la fui adaptando para sacar mejores imágenes. Empecé a revelar, me compré mis sustancias", contó en 2016 el fotógrafo que vivió en carne propia el miedo y la amenaza durante los cruentos días de 1968: "Sentí una bayoneta en la espalda", dijo cuándo rememoró el momento en que un policía lo amenazó por tomar fotografías de estudiantes de jurisprudencia en la escuela de San Ildefonso.
Por el amor a su trabajo, Jesús Fonseca siempre estuvo en constante formación para estar a la altura de los cambios tecnológicos de su instrumento de trabajo, como de las técnicas de revelado y resguardo de las imágenes. Junto con varios colegas en EL UNIVERSAL, impulsó la conformación de un Departamento Revelado con las condiciones propicias para trabajar; además de la implementación de horarios escalonados y guardias nocturnas; se comenzaran a archivar las imágenes para crear lo que es hoy el Archivo Fotográfico, y se introdujera el flash electrónico.
Hoy ese maestro de la lente, autodidacta, apasionado de la imagen fija, que ideó formas de hacer más eficiente el revelado fotográfico, se fue a los 93 años, dejando una historia incalculable en rollos y negativos con la historia del México que le tocó atestiguar, capturar y relatar.
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